Los Diez Mártires (Aseret Haruguei Maljut) son una de las historias más desgarradoras en la tradición judía, representando a 10 grandes rabinos y líderes espirituales que fueron brutalmente ejecutados por el Imperio Romano. Estos mártires no solo son recordados por su devoción a la Torá, sino también por su valentía y disposición a morir antes que renunciar a sus creencias. Su historia se recita en la liturgia de Iom Kipur y Tishá BeAv, evocando el dolor y sacrificio que enfrentaron por su fe.
Después de la revuelta de Bar Kojba (132-136 d.C.), el Imperio Romano intensificó su represión contra los judíos, prohibiendo la enseñanza de la Torá y castigando severamente a los que desafiaban sus leyes. Los 10 Mártires representan el sufrimiento del pueblo judío durante este período, cuando Roma buscaba eliminar la identidad judía y su conexión con la Torá. Aunque estos rabinos no murieron juntos, la tradición unificó sus historias para subrayar la crueldad de los romanos y la fidelidad de los mártires.
1. Rabí Shimon ben Gamliel: Presidente del Sanedrín, fue uno de los primeros en ser arrestado. Según el relato, los romanos lo decapitaron públicamente, utilizando su ejecución como advertencia para aquellos que continuaban enseñando la Torá en secreto. Su muerte fue especialmente dolorosa para la comunidad judía, ya que era uno de los líderes más importantes.
2. Rabí Ishmael ben Elisha: Sumo sacerdote, fue capturado y sometido a una muerte brutal. La tradición cuenta que su belleza física impresionó tanto a los verdugos romanos que, después de decapitarlo, conservaron su cabeza como trofeo. A lo largo de su tortura, se mantuvo sereno y fiel a su fe, ofreciendo oraciones hasta su último aliento.
3. Rabí Akiva: El mártir más conocido, fue arrestado por continuar enseñando la Torá a pesar de la prohibición romana. Fue ejecutado de manera terrible, desollado vivo con peines de hierro. Sin embargo, en medio de su tortura, Rabí Akiva recitó el Shemá Yisrael, proclamando la unicidad de D’s. La tradición relata que falleció en el momento exacto en que terminó la plegaria con la palabra “ejad”, simbolizando su entrega total a D’s hasta su último suspiro.
4. Rabí Janania ben Teradión: Acusado de enseñar la Torá públicamente, fue quemado vivo envuelto en un rollo de la Torá. Los romanos, en un acto de crueldad, mojaron esponjas con agua y las colocaron sobre su corazón para prolongar su agonía. Se dice que, mientras las llamas lo consumían, sus labios seguían pronunciando las letras del texto sagrado. Sus últimas palabras fueron una súplica para que su muerte purificara su alma.
5. Rabí Yehudá ben Bava: Fue ejecutado por haber ordenado rabinos en secreto, desafiando directamente las prohibiciones romanas. Fue emboscado por los soldados mientras realizaba esta ceremonia y murió apuñalado repetidamente con lanzas. Se dice que su cuerpo quedó tan perforado que era irreconocible. Su sacrificio permitió que la cadena de transmisión de la Torá continuara.
6. Rabí Yehudá ben Dama: Un erudito destacado de la Ley Oral, fue asesinado por los romanos por continuar enseñando las tradiciones judías. Los detalles de su muerte no se registran tan minuciosamente como los de otros mártires, pero su ejecución fue igualmente violenta y pública, utilizada como advertencia para los judíos que desafiaban las órdenes romanas.
7. Rabí Jutzpit Hameturgeman: Era el intérprete de los discursos rabínicos y uno de los más elocuentes maestros de la época. Fue ejecutado públicamente, con su lengua cortada antes de su muerte, en un intento por silenciar su enseñanza. Los romanos lo vieron como una amenaza debido a su capacidad para inspirar y movilizar a la comunidad a través de sus palabras.
8. Rabí Elazar ben Shamua: Conocido por su profunda piedad y conocimiento de la Torá, Rabí Elazar fue capturado y ejecutado por continuar con su enseñanza. Se cuenta que fue arrastrado por las calles antes de ser apuñalado hasta la muerte. Su pérdida fue profundamente sentida en la comunidad, ya que era uno de los sabios más respetados de su tiempo.
9. Rabí Janina ben Jakinai: También arrestado por enseñar la Torá, fue ejecutado de manera pública y violenta. Según algunas versiones, fue desmembrado lentamente por los romanos, en un intento por asustar a los judíos para que abandonaran sus tradiciones.
10. Rabí Yeshebav HaSofer: Un escriba devoto cuya vida estuvo dedicada a la transcripción de textos sagrados, fue ejecutado por los romanos por su papel en la preservación de la Torá escrita. Su muerte fue particularmente simbólica, ya que los romanos buscaban destruir no solo a los maestros, sino también a los textos mismos que sostenían la tradición judía.
Los 10 Mártires representan el coraje y la inquebrantable fidelidad a la fe judía en tiempos de persecución extrema. Su historia es un recordatorio de los sacrificios realizados para preservar la enseñanza de la Torá y la continuidad del judaísmo. A través de sus vidas y muertes, los mártires enseñaron que, incluso ante la opresión más brutal, la devoción a la verdad divina no puede ser destruida.
Su legado sigue vivo en las oraciones y recuerdos del pueblo judío, siendo una fuente de inspiración para aquellos que buscan fortaleza espiritual y resistencia en tiempos difíciles.