Los Salmos o Cánticos del Rey David, son alabanzas y plegarias a D’s. Los salmos trabajan a nivel emocional, por tanto, son excelentes para ayudarnos a mejorar, a conectarnos más con la espiritualidad, a equilibrar la energía y a hacer pedidos.
Debido a su alto nivel espiritual, esta lectura puede ayudarnos a conectar con nuestro interior y con el Universo a través de la palabra escrita.
Los judíos tenemos un precepto en particular, que es recitar mínimo 3 salmos por día para entrar en sintonía con D’s y mejorar nuestra frecuencia energética. Cualquier persona puede incorporarlo a su rutina y comenzar a experimentar los cambios y el bienestar.
Te dejamos una combinación de salmos para distintas problemáticas:
  • Por la aflicción en general: 13, 20, 102.
  • Por el sustento: 23, 34, 36, 62, 65, 67, 85, 104, 121, 136, 144, 145.
  • Antes de hacer un negocio: 114.
  • Para el éxito en un negocio: 63.
  • Contra el mal de ojo: 31.
  • Por una gracia o un favor que se haya recibido: 9, 18, 21, 57, 95, 100, 107, 116, 138.
  • Para lograr reconocer los errores y arrepentirse: 51, 90, 136.
  • Al nacer un bebé: 20, 127, 139.
  • Para antes de acudir a la justicia y ganar un juicio: 20, 93.
  • Contra falsas acusaciones y denuncias infundadas: 117.
  • Para obtener ayuda en momentos difíciles: 20, 38, 85, 86, 102, 130, 142.
  • Para encontrar pareja: 32, 38, 70, 71, 72, 82, 121, 124.
  • Para un parto saludable: 1, 4, 5, 8, 20, 35, 57, 93, 108, 142.
  • Para la paz en la pareja: 46, 139, 140.
#ReffielTip: Cerrá los ojos y pasá el dedo por la tabla, mientras lo hacés, pedile al Universo que te muestre el salmo que necesitás. Luego, buscalo, lee y analizá si lo que te salió coincide con lo que necesitabas leer.
1

SALMO 1

Dichoso el Ser que no anda en el consejo de los malos, ni se para en el camino de los transgresores, ni se sienta en una reunión de sarcásticos. Pues la Torá de Hashem es su delicia y en Su Torá medita día y noche. El justo será como un árbol bien enraizado, a orillas de corrientes de aguas, que da su fruto en la estación debida y su follaje no se marchita. Y todo lo que emprenda, prosperará. No así los malos, que son cual cascarilla al viento. Por eso, los malos no sobrevivirán en el juicio, ni los transgresores en la congregación de los justos. Porque Hashem reconoce el camino de los justos, mientras el camino de los malos conduce a la perdición.

SALMO 2

¿Por qué se rebelan las naciones y hablan en vano los pueblos? Se alzan los reyes de la tierra y los gobernantes conspiran unidos contra Hashem y contra Su ungido David, diciendo: “¡Cortemos las cuerdas de Su yugo y quitémonos Sus ataduras!”. Pero Hashem permanece calmo, sentado en los cielos, riendo. ¡Hashem se burla de ellos! Entonces, en Su enojo les retruca y en Su furia los aterra diciendo: “¡Yo Mismo he ungido Mi rey David sobre Tzión, Mi santo monte!”. Dice David: “Hashem me dijo: «Tú eres Mi hijo, y te aprecio como si hoy te di a luz. Pídeme, y te daré pueblos por heredad y tu posesión será los extremos de la tierra. Los quebrarás con vara de hierro, como a vasija de alfarero los desmenuzarás”. “Y ahora sean sabios, sean prudentes reyes de la tierra. Sirvan a Hashem con reverencia y alégrense con temblor. Apresúrense a purificarse no sea que Él se enoje y perezcan en el camino, porque en un breve instante puede arder Su ira. Alabados sean todos los que en Él confían”.

SALMO 3

Canto de David cuando huyó de la rebelión de su hijo Avshalom. ¡Hashem, cuántos enemigos tengo! Muchos se alzan contra mí. Muchos dicen de mi alma: “No hay salvación para él en Elokim”. Sela. Pero Tú, Hashem, eres un Escudo para mí, para mi alma y mi dignidad. Con mi voz clamo a Hashem y Él me responde desde Su santo monte. Sela. Me acuesto y duermo temeroso, pero me despierto sin temor porque Hashem me sustenta. No temo a las multitudes de personas alistadas contra mí. Levántate Hashem; sálvame, mi Elokim, ¡golpeaste a todos mis enemigos en la mejilla, quebraste los dientes de los malos! La salvación es de Hashem. ¡Que Tu bendición esté sobre todo Tu pueblo! Sela.

SALMO 4

Al director de canto; con instrumentos neguinot. Canto de David. Cuando clamo respóndeme, Elokim de mi vindicación. Del sufrimiento me libraste, apiádate de mí y oye mi plegaria. Hijos de grandes hombres ¿hasta cuándo mancillarán mi honor, amarán la vanidad y buscarán falsedad? Selá. Sepan que Hashem distingue a aquel que le es fiel. Hashem escuchará cuando Él clame. Tiemblen y no cometan transgresión. Reflexionen en sus corazones mientras están en la cama, y callen. Selá. Ofrezcan sacrificios de rectitud y confíen en Hashem. Muchos dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” Alza sobre nosotros, Hashem, la luz de Tu Presencia. Concedes alegría a mi corazón, más alegría que la de ellos cuando abundan su cereal y su vino. Me acuesto y duermo en paz, pues sólo Tú, Hashem, me permites reposar confiado.

SALMO 5

Al director de canto; con instrumento musical nejilot. Canto de David. Escucha, Hashem, mis plegarias, percibe mis pensamientos. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Elokím mío, pues sólo a Ti oro. Hashem, por la mañana escucha mi voz; por la mañana Te imploro y espero expectante, pues Tú no eres un Elokim que desea maldad. El mal no convive conTigo. Los soberbios no pueden permanecer firmes ante Tus ojos, pues detestas a todos los que hacen el mal. Destruyes a los que hablan mentira, Hashem aborrece al hombre sanguinario y falso. Pero yo, por Tu gran bondad entro en Tu Casa, me prosterno hacia Tu santo Templo con reverencia a Ti. Hashem, guíame en Tu justicia para liberarme de los que me acechan, allana Tu camino ante mí. Pues no hay sinceridad en sus bocas, sus corazones son traicioneros; tumba abierta es su garganta, sus lenguas evasivas. Condénalos, Elokim. Que caigan en sus propios ardides, por la cantidad de sus transgresiones recházalos, pues se rebelaron contra Tí. Y que se alegren todos los que en Tí confían y por siempre canten alegría. Protégelos, y los que aman Tu Nombre se regocijarán en Ti. Pues Tú, Hashem, bendices al justo y lo envuelves con fraternidad como un escudo.

SALMO 6

Para el director de canto, con instrumentos neguinot, sheminit. Canto de David. Hashem, no reprendas en Tu ira ni e castigues en Tu enojo. Apiádate de mi, Hashem, pues estoy abatido. Sáname, Hashem, pues tiemblan mis huesos de terror. Mi alma está muy aterrada. Y Tú, Hashem ¿hasta cuándo? Desiste de Tu ira contra mí, Hashem, rescata a mi alma, sálvame por Tu bondad. Porque en la muerte no hay memoria de Ti, y en el abismo ¿quién Te alabará? Estoy cansado de mis suspiros, todas las noches lloro hasta empapar mi cama, inundo de lágrimas mi lecho. Mis ojos se debilitaron de pena; envejecieron por culpa de todos mis enemigos. ¡Apártense de mí todos los malhechores!, pues ha escuchado Hashem la voz de mi llanto. Hashem ha escuchado mi plegaria, Hashem aceptará mi oración. Cuando constaten mi recuperación, mis enemigos quedarán atemorizados y muy confundidos. Se arrepentirán y de inmediato se avergonzarán.

SALMO 7

Shigaión de David, que cantó a Hashem acerca de Kush. Hashem, mi Elokim, en Tí confío, ¡líbrame de todos mis perseguidores, y sálvame!, ¡no sea que me desgarren como a un león, que me descuarticen sin que haya un salvador! ¡Hashem, mi Elokim! Si he hecho esto, si hay injusticia en mis manos, si he retribuido a mis amigos con mal, yo, que he salvado a mis opresores gratuitamente, entonces que el enemigo persiga a mi alma y la alcance, pisotee por tierra mi vida, y humille mi alma hasta el polvo. Selá. ¡Levántate, Hashem, en Tu ira! Álzate con furia contra mis enemigos y fortaléceme tal como lo has dicho. Cuando la congregación de las naciones Te acose apártate de ella, retorna a Tus Alturas. Hashem castigará a las naciones perversas. Pero en cuanto a mí, júzgame Hashem conforme a mi rectitud e integridad. Que se acabe la maldad en los inicuos, y sustenta al justo. Pues Tú Elokim Justo, pueden sondear los corazones y las mentes. Me escudo en Elokim, Quien salva a los rectos de corazón. Elokim es Juez recto y Él se enoja a diario contra el perverso. Si no se arrepiente, afilará su espada, curvará su arco y le apuntará. Él ha preparado armas mortales contra el enemigo. Sus flechas encendidas dirigirá en contra de los que persiguen a los justos. El malvado concibe maldad, alberga en su seno la iniquidad y engendra en engaño. Cava un pozo, cava profundamente, sólo para caer en su misma trampa. Su maldad se volverá sobre su misma cabeza y su violencia caerá sobre su propio cráneo. Agradeceré a Hashem conforme a Su rectitud y cantaré al Nombre de Hashem, el Supremo.

SALMO 8

Al director de canto, con guitit. Canto de David. ¡Hashem, qué majestuoso es Tu Nombre en toda la tierra! Por eso es bueno que hayas establecido Tu majestad sobre los cielos. De la boca de pequeños y lactantes has establecido la fortaleza a causa de Tus adversarios, para acabar con el enemigo y el vengativo. Cuando contemplo Tus Cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú estableciste…, ¡qué es el hombre para que tengas de él memoria y el hijo del hombre para que le tengas en cuenta! Sin embargo, lo hiciste solamente un poco menos que los ángeles y lo coronaste con un alma y esplendor, le diste dominio sobre las obras de Tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies: ganado ovino y bovino, todo ello e incluso los animales del campo, las aves del cielo y los peces del mar, todo lo que cruza las sendas de los mares. ¡Hashem, Amo nuestro, qué majestuoso es Tu Nombre en toda la tierra!

SALMO 9

Al director de canto, respecto de la muerte de Labén. Canto de David. Agradeceré a Hashem con todo mi corazón; relataré todas Tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en Ti; cantaré a Tu Nombre, Supremo. Cuando mis enemigos retroceden, tropiezan y perecen ante Ti. Pues Tú ejecutaste mi juicio y mi causa; te sentaste en Tu Trono, Juez justo. Destruiste naciones y condenaste al perverso, ¡borraste sus nombres para siempre! El enemigo está destruido, como las ruinas, para siempre. Las ciudades que Tú derribaste su memoria ha desaparecido, pues Hashem es entronizado por siempre. Prepara Su Trono para el Juicio. Juzga al mundo con rectitud, juzga a las naciones con integridad. Hashem será una fortaleza para el oprimido, una fortaleza en los tiempos de angustia. Los que conocen Tu Nombre confiarán en Ti, pues jamás olvidaste a los que Te buscan, Hashem. ¡Canten a Hashem, Quien habita en Tzión! ¡Relaten entre las naciones Sus maravillas! Pues el Vindicador de sangre inocente derramada los recuerda. Él no olvida el clamor de los afligidos. ¡Apiádate de mí, Hashem! Mira las penas provocadas por mis enemigos, Tú que me recuperaste de los portales de la muerte, para que pueda proclamar todas Tus alabanzas en las puertas de la hija de Tzión y me alegre en Tu salvación. Los pueblos se hundieron en el foso que cavaron contra mí, en la misma trampa que fue atrapado su propio pie. Hashem se hizo conocido con el juicio que ejecutó, en la obra de sus mismas manos fue atrapado el malvado. Reflexionen al respecto. Selá. ¡Al abismo retornarán los perversos, todas las naciones que olvidan a Elokim! Pues el pobre no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los necesitos se perderá hasta la eternidad. ¡Levántate, Hashem; que no predomine el perverso! ¡Sean juzgadas las naciones a causa de Tu ira! ¡Extiende Tu poder sobre ellas, Hashem, para que los pueblos reconozcan que son míseros mortales! Selá.

SALMO 10

¿Por qué Te mantienes tan lejos, Hashem, ocultándoTe en tiempos de apremio? En su arrogancia, el malvado persigue al pobre, que es atrapado en los ardides que ellos han ideado. El malvado se jacta de sus desenfrenados deseos y el insolente ladrón se jazca de blasfemar a Hashem. El malvado, en su desfachatez dice “Hashem no reclamará”. “No hay Juez ni Justicia”, piensa él. Siempre prospera en sus andadas, Tus castigos están lejos de él, desprecia a todos los que se le oponen. Dice en su corazón: “¡Jamás tropezaré! ¡Nunca en las malas!” Tiene llena su boca de juramentos falsos, de engaños y de fraude; bajo su lengua hay maldad e injusticia. Espera al acecho en las áreas abiertas; en emboscada asesina al inocente; tus ojos espían al desvalido. Acecha en sitios encubiertos, como león desde su guarida, acecha para capturar al pobre, ¡atrapan al necesitado cuando extiende su trampa! Finge estar extenuado, anda agazapado y así caen los indefensos, presas de sus fuerza. Dice en su corazón: “Él ignora todo esto; oculta Su Rostro; nunca observa mis transgresiones.” ¡Levántate, Hashem! ¡Elokim, levanta Tu mano! ¡No olvides a los humildes! ¿Por qué el malvado blasfema a Elokim? Porque dice en su corazón “Él no pide cuentas de mis actos”. ¡Pero Tú sí ves sus actos!, observas la injuria y el vejamen. En Tu mano está el poder de otorgar la represalia. A Ti se acoge el indefenso, siempre ayudas al huérfano. Quiebras la fuerza del perverso; y respecto del inicuo buscarás su maldad y no la hallarás. ¡Hashem es Rey por siempre!, de Su tierra desaparecerán las naciones. Tú oíste el deseo de los pobres, Hashem; orienta sus corazones a Ti, que Tu oído escuche para defender al huérfano y al oprimido, para que nunca más sea amedrentado por un mortal de la tierra.

SALMO 11

Al director de canto, de David. En Hashem confié, ¿cómo pueden decirme que escape de Su monte como un pájaro? Pues, mira, los perversos tienden al arco, preparan su flecha en la cuerda para disparar contra los rectos de corazón desde la oscuridad. Cuando se desmoronan los cimientos, ¿qué puede hacer el justo? Hashem está en Su santo Templo; el Trono de Hashem está en el cielo; pero Sus ojos contemplan, Sus pupilas examinan los actos de la humanidad. Hashem pone a prueba al virtuoso, pero al malvado y al que ama la violencia los desprecia. Brasas y azufre harán llover sobre el malvado, una horrible tempestad será su porción. Pues virtuoso es Hashem, ama a los hombres de actos virtuosos. El íntegro contemplará Su Rostro.

SALMO 12

Para el director de canto, con sheminit. Canto de David. Ayuda, Hashem, pues ya no existe ser devoto, los leales desaparecieron de la humanidad. Falsedades se dicen unos a otros, hablan con labios engañosos, con corazón hipócrita. Que Hashem destruya todos los labios engañosos, a la altiva lengua, los cuales dicen: “con nuestra lengua prevaleceremos, nuestros labios nos ayudan, ¿quién es patrón de nosotros?” “Por el abuso contra los pobres, por el lamento de los menesterosos, ahora Me levantaré”, dice Hashem; “los pondré a salvo”, dice Él. Palabras puras son las palabras de Hashem; como plata refinada en crisol de loza, muchas veces purificadas. Tú, Hashem, guarda a los necesitados y presérvalos de esta mala generación. Los perversos merodean cuando la bajeza es exaltada entre los hombres.

SALMO 13

Para el director. Canto de David. ¿Hasta cuándo me olvidarás, Hashem?, ¿para siempre? ¿Hasta cuándo ocultarás de mí Tu rostro? ¿Hasta cuándo deberé buscar consejo en mi espíritu para huir de la aflicción que aqueja mi corazón todo el día? ¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo sobre mí? ¡Mira!, ¡respóndeme, Hashem, mi Elokim! Ilumina mis ojos para que no duerma el sueño de la muerte, para que mi enemigo no diga: “¡Lo vencí!”, y que no se regocijen mis adversarios si vacilo. Pues yo confío en Tu bondad; mi corazón se regocijará en Tu salvación. Entonaré a Hashem, pues entonces habrá procedido amablemente conmigo.

SALMO 14

Para el director de canto. De David. El corrupto dice con su corazón: “¡No hay Elokim!” Se corrompieron, se pervirtieron; no hay quien procure el bien. Desde el cielo, Hashem observa a la humanidad para ver si hay alguien reflexivo, alguien que busque a Elokim. Todos se desviaron, juntos se han pervertido; no hay quien procure el bien, ni siquiera uno. ¿¡No saben los perversos, los que devoran a Mi pueblo como si devoraran pan y a Hashem no imploran, que finalmente serán aterrorizados, pues Elokim está con la generación de los rectos!? Ustedes menosprecian los planes del humilde que se refugia en Hashem. ¡Oh, qué de aquel que mora en Tzión provenga la salvación de Israel! Cuando Hashem haga retornar a los cautivos de Su nación, gozará Iaakov, se alegrará Israel.

SALMO 15

Salmo de David. Hashem, ¿quién puede habitar en Tu tienda, quién puede residir en Tu Santo Monte? El que anda con integridad, hace justicia y dice la verdad desde su corazón; en cuya lengua no hay calumnia, ni hace mal a su semejante, ni ofende a su prójimo, aquel en cuyos ojos el vil es menospreciado; pero honra a los que reverencian a Hashem, que jura en perjuicio suyo y no deja de cumplir, que no presta su dinero con usura, ni toma soborno contra el inocente. El que así obra, nunca vacilará.

SALMO 16

Himno de David. Mijtam. ¡Protégeme, Él, pues en Ti me refugio! Tú dijiste a Hashem: “Tú eres mi Amo, no Te exijo concederme el bien, pues soy digno de ello.” En aras de los santos que yacen en la tierra y los poderosos en mérito a ellos satisfaces todas las necesidades. Se multiplicaran las penurias de los que sirven diligentes a otra deidad. No participaré de sus ofrendas de sangre ni pronunciaré sus nombres con mis labios. Hashem es mi herenci ay mi parte. Tú apoyas mi destino. ¡Qué hermosa la parte que me ha tocado, qué bella la heredad que recibí! Bendigo a Hashem que me aconsejó; también por las noches mi conciencia me censura. Siempre he puesto a Hashem ante mí, porque estando Él a mi derecha no vacilaré. Por eso se regocija mi corazón y se alegra mi alma, también mi cuerpo descansa tranquilo; pues no abandonarás mi alma al abismo. Me mostrarás la senda de la vida, la profusión de alegrías en Tu presencia, las delicias que siempre está a Tu derecha,

SALMO 17

Plegaria de David. Escucha, Hashem, lo que es justo, está atento a mi clamor, escucha mi oración pronunciada por labios sin engaño. Que mi sentencia sea revocada, que Tus ojos contemplen mi rectitud. Tú exploraste mi corazón, me examinaste de noche, me probaste y nada malo hallaste en mí. Mi pensamiento no viola las palabras de mi boca. Para que mis actos humanos seas acordes a la palabra de Tus labios, me cuido de las sendas del corrupto, mantengo mis pasos en Tus sendas, mis pies no trastabillan. Te imploro, porque Tú, Él, me responderás. Inclina Tu oído hacia mí, escucha mi palabra. Revela Tu bondad, Tú, que salvas con Tu diestra a los que se amparan en Ti huyendo de sus enemigos. Protégeme como a la pupila del ojo; encúbreme a la sombra de Tus alas, de los malvados que me oprimen, de mis enemigos mortales. Su opulencia los bloquea, hablan con soberbia. A cada paso nos rodean, fijan su vista en nosotros para echarnos sobre la tierra. Es como el león que quiere desgarrar a su presa y al leoncillo que acecha ocultamente. ¡Levántate, Hashem! ¡Enfréntale y sométele!, salva a mi alma del malvado, que es Tu espada. Sea yo de los que mueren por Tu mano, Hashem, de los que mueren de vejez, cuya heredad es la vida eterna y cuyo vientre colmas de Tu tesoro; de aquellos que se sacian de dignos hijos y dejan sus fortunas a sus descendientes. Y yo, en mi rectitud contemplaré Tu Rostro; y al despertar me saciaré de Tu imagen.

SALMO 18

Para el director. Por David siervo de Hashem, quien dirigió las palabras de este Canto a Hashem en el día que lo liberó del poder de sus enemigos, incluyendo el poder de Saúl. Dijo: ‘¡Yo te amaré a Ti, Hashem, mi fortaleza! Hashem es mi Roca, mi fortaleza y libertador, mi escudo, el poder que me salva, mi refugio. Yo clamo a Hashem, quien es digno de alabanza; y seré liberado de mis enemigos. Porque las punzadas de la muerte me rodean, torrentes de perversidad me aterrorizan extremadamente, las punzadas del Sheol estaban envolviéndome, las trampas de la muerte estaban delante de mí. En mi aflicción clamé a Hashem; grité a mi Elohim. Desde su Templo Kadosh El oyó mi voz; mi clamor llegó a sus oídos. Entonces la tierra tembló y se estremeció, los cimientos de las montañas fueron perturbados. Ellos fueron zarandeados porque ÉL estaba indignado. Humo subió en Su cólera; y fuego estalló en llamas a Su presencia; carbones fueron encendidos con ello. Él inclinó el cielo y descendió con densa oscuridad bajo sus pies. Montó en keruvim y voló, El voló sobre las alas de los vientos. El hizo de la oscuridad Su lugar secreto, alrededor de Él, su Tabernáculo, aguas oscuras en las nubes del aire. Desde el resplandor ante El, allí irrumpió por medio de sus nubes densas, granizo y carbones encendidos. Hashem también tronó desde el cielo, Ha Elyon pronunció Su voz. El envió saetas y las esparció, multiplicó relámpagos y los encaminó. Las fuentes de agua aparecieron, los cimientos del mundo fueron expuestos a tu reprensión, Hashem, al resoplido del aliento de tu cólera. El envió desde lo alto, Él me tomó y me atrajo a El de las muchas aguas; el me librará de mis poderosos enemigos, de aquellos que me odian, porque ellos son más fuertes que yo. Ellos vinieron a mí en el día de mi aflicción, pero Elohim fue mi sustento contra ellos. El me sacó a un lugar despejado; Él me librará, porque toma placer en mí; D’s me recompensará de acuerdo a mi rectitud, aun de acuerdo a la pureza de mis manos El me recompensará. Porque he guardado las sendas de Elohim, no me he apartado perversamente de mi Elohim; pues todos Sus juicios estaban ante mí, no me distancié de sus ordenanzas. Yo fui de corazón puro con El y me guardé de mi pecado. Y D’s me pagó de acuerdo a mi rectitud, de acuerdo a la pureza de mis manos delante de Sus ojos. Con el Kadosh, Tú serás Kadosh; con el hombre inocente, Tú serás inocente; con el hombre excelente, Tú serás excelente; pero con el perverso, Tú serás sagaz. Tú salvarás a la gente humilde; pero humillas a los altaneros. Por que Tú, Hashem, encenderás mi lámpara; Hashem, mi Elohim, resplandecerás en mi oscuridad. Por Ti seré liberado de una tropa, con mi Elohim puedo escalar un muro. En cuanto a Elohim, su senda es perfecta, los oráculos de D’s han sido probados por fuego; Él protege a todos los que se refugian en El. Porque ¿quién es Elohim sino Hashem? ¿Quién es una Roca sino nuestro Elohim? Elohim es quien me ciñe con fuerza; El hace que mi senda sea recta. El me hace ligero, con pie firme como un ciervo, y me capacita para pararme en las alturas. El entrena mi mano para la guerra, y has hecho de mis brazos un arco de bronce; Tú me hecho seguro en mi salvación, tu mano derecha me sustenta en pie, y tu corrección me ha sostenido hasta el fin, sí, tu corrección me instruirá. Tú alargas los pasos que puedo tomar, sin embargo, mis pies no resbalaron. Perseguí a mis enemigos y los atrapé, sin volverme hasta que sean destruidos. Los aplastaré en pedazos, así que no puedan levantarse; ellos caerán debajo de mis pies. Pues me ceñiste con fuerza para la batalla y doblegaste a mis adversarios debajo de mí. Hiciste que mis enemigos volvieran sus espaldas huyendo, y Tú destruiste a los que me odian. Ellos clamaron, pero no había nadie para ayudarlos, pero El no los escuchó. Los pulverizaré como polvo en el viento, los golpearé como a lodo en las calles. Libérame de las contiendas de mi pueblo. Tú me harás cabeza de los Goyim; los pueblos que no conocía ahora me sirven; en el momento que oyen de mí, me obedecen, los niños extranjeros se arrastran hacia mí. Los niños extranjeros pierden valor y salen de su sendero por medio de cojera. ¡Hashem está vivo! ¡Bendita sea mi Roca! Exaltado sea el Elohim de mi salvación lohim que toma venganza por mí y somete las naciones debajo de mí. Mi libertador de enemigos furiosos. Tú me levantarás sobre mis enemigos, me recatarás de hombres injustos. Por lo tanto, confesaré a ti, Elokim, entre los Goyim; canto alabanzas a Tu Nombre. Gran salvación Él da a su rey; El trata misericordiosamente con David, su ungido y su zera para siempre.

SALMO 19

Del maestro de coro. Salmo de David. Los cielos cuentan la gloria de D’s, el firmamento anuncia la obra de sus manos; el día al día comunica el mensaje, la noche a la noche le pasa la noticia. Sin hablar y sin palabras, y sin voz que pueda oírse, por toda la tierra resuena su proclama, por los confines del orbe sus palabras. En lo alto, para el sol, plantó una tienda, y él, como esposo que sale de su alcoba, se recrea, como atleta, corriendo su carrera. Tiene su salida en un extremo del cielo, y su órbita alcanza al otro extremo, sin que haya nada que escape a su ardor. La ley de Hashem es perfecta, hace revivir; el dictamen de Hashem es veraz, instruye al ingenuo. Los preceptos de Hashem son rectos, alegría interior; el mandato de Hashem es límpido, ilumina los ojos. El temor de D’s es puro, estable por siempre; los juicios del Señor veraces, justos todos ellos, apetecibles más que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo de panales. Por eso tu siervo se empapa en ellos, guardarlos trae gran ganancia; Pero ¿quién se da cuenta de sus yerros? De las faltas ocultas límpiame. Guarda a tu siervo también del orgullo, no sea que me domine; entonces seré irreprochable, libre de delito grave.

SALMO 20

Del director. Salmo de David. Que Hashem te responda el día de la angustia, que te proteja el nombre del D’s de Jacob; que Él te envíe el socorro desde su santuario, que desde Sión te asista. Recuerde tus ofrendas numerosas y halle pingüe tu holocausto. Que él colme tus deseos y cumpla todos tus proyectos. Nosotros cantaremos en tu triunfo, y en el nombre de Hashem alzaremos banderas. Que Él satisfaga lo que pides. Yo sé ya desde ahora que Hashem socorrerá a su ungido, que él responderá desde su santo cielo con la fuerza de su diestra salvadora. Los unos con sus carros, los otros con caballos, nosotros invocando el nombre del Señor, nuestro D’s. Ellos ceden y caen, mas nosotros nos mantenemos y duramos.

SALMO 21

Para el director de música. Alabanza de David. Hashem, el rey se alegra en tu fuerza; ¡cuánto se goza en tu victoria! Le has concedido el deseo de su corazón, no le has negado la petición de sus labios. Pues lo has recibido con bendiciones, corona de oro fino le pones en sus sienes. Vida te pidió, y se la diste; una vida larga y duradera. Grande es su gloria por tu victoria; lo has dotado de esplendor y majestad. Lo has bendecido para siempre, lo alegraste con el gozo tu presencia. Por cuanto el rey confía en Hashem, por el amor de Elyón no será conmovido. Tu poder alcanzará a todos tus enemigos, tu derecha alcanzará a tus adversarios. Los pondrás a arder como un horno en el tiempo de tu ira; Hashem los destruirá en su indignación, con fuego los consumirá. Borrarás de la tierra su posteridad, de entre los seres humanos su linaje. Ellos han querido hacerte el mal, pero aunque fraguaron planes, no tendrán éxito, pues tú los pondrás en retirada cuando apuntes tu arco hacia sus caras. Levántate, Hashem, con tu fuerza; y cantaremos y celebraremos tus proezas.

SALMO 22

Para el director de música; alabanza de David. Elohim mío, Elohim mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de ayudarme, y del clamor de mis palabras? Elohim mío, te llamo de día y no respondes; también de noche, y no encuentro sosiego. Pero tú eres el Santo entronizado, la Alabanza de Israel. En ti confiaron nuestros padres; confiaron en ti, y tú los rescataste. Clamaron a ti, y escaparon; confiaron en ti, y no quedaron avergonzados. Pero a mí me tienen por gusano, menos que humano; soy la burla de la gente, el despreciado del pueblo. Todos los que me ven se burlan de mí; me hacen muecas y menean la cabeza. Dicen: “A Hashem se encomendó, ¡pues que él lo libre! Que lo salve, ya que en él se complació”. Pero tú fuiste el que del vientre me sacó, y en la falda de mi madre me hiciste reposar. A ti me encomendaron desde antes de nacer, desde el vientre de mi madre tú eres mi El. No te alejes de mí, que está cerca la angustia, y no hay nadie que me ayude. Me rodean muchos toros, fuertes toros de Bashán me acorralan. Abrieron contra mí su boca como leones violentos y rugientes. Mi vida está menguando, todos mis huesos están dislocados; mi corazón se me ha vuelto como cera, derritiéndoseme dentro del pecho. Mi vigor se seca como un tiesto, mi lengua se pega a mi paladar, y en el polvo de la muerte tú me has puesto. Perros me rodean; una turba de malvados me acorrala, como leones me magullan las manos y los pies. Puedo contar todos mis huesos; mientras ellos me miran y me observan. Reparten entre ellos mis vestidos, sobre mi ropa echan suertes. Pero tú, Hashem, no te alejes; fuerza mía, apresúrate a ayudarme. Libra de la espada mi vida solitaria; líbrala de las garras de esos perros. Sálvame de la boca de esos leones, líbrame de los cuernos de los toros. Entonces proclamaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la congregación te alabaré. ¡Ustedes que honran a Hashem, alábenlo! ¡Ustedes descendientes de Iakov, glorifíquenlo! ¡Ustedes descendientes de Israel, respétenlo! Porque él no desatiende ni desprecia la petición del afligido, ni esconde de él su rostro, sino que lo atiende cuando le pide ayuda. Para ti será mi alabanza en la gran congregación; cumpliré mis promesas en presencia de los que Lo honran. De ellas comerán los humildes y se saciarán; alabarán a Hashem los que lo buscan. ¡Estén siempre de buen ánimo! Lo recordarán y se volverán a Hashem todos los rincones de la tierra; las familias de todas las naciones se postrarán delante de ti. Porque de Hashem es el reino, y él gobierna las naciones. Comerán y adorarán todos los opulentos de la tierra; delante de él se postrarán todos los que están a las puertas de la muerte, los que no pueden conservar su propia vida. La posteridad le servirá, hablarán de Hashem hasta la generación venidera, y anunciarán su beneficencia a un pueblo que está por nacer, pues él ha obrado.

SALMO 23

 Alabanza de David. Hashem es mi pastor: nada me faltará. En verdes praderas me hace descansar; por aguas tranquilas me conduce. Renueva mi vida; me guía por sendas rectas en honor a su nombre. Aunque pase por el valle más tenebroso, ningún mal yo temo, pues tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Preparas para mí una mesa frente a mis adversarios, unges con óleo mi cabeza, mi copa está rebosando. Sólo el bien y el amor me acompañarán todos los días de mi vida, y en la Casa de Hashem moraré por mucho tiempo.

SALMO 24

Alabanza de David. De Hashem es la tierra y lo que contiene, el mundo y los que lo habitan. Porque sobre los mares la fundó, sobre los ríos la estableció. ¿Quién puede subir al monte de Hashem? ¿Quién puede quedarse en su lugar santo? El que tiene manos limpias y corazón puro, que no ha dedicado su vida a cosas vanas, ni ha jurado con engaño. Ésta alcanzará bendición de parte de Hashem, justicia del Elohim libertador. Así es la generación de los que te buscan, de los que buscan tu presencia, oh Hashem. Alcen, oh puertas, sus dinteles; ábranse, puertas eternas, para que entre el Rey glorioso. ¿Quién es este Rey glorioso? Es Hashem, el fuerte y valiente; es Hashem, el valeroso en la batalla. Alcen, oh puertas, sus dinteles; ábranse, puertas eternas, para que entre el Rey glorioso. ¿Quién es este Rey glorioso? Es Hashem de los ejércitos; él es el Rey glorioso.

SALMO 25

De David. A ti, Hashem, elevo mi pensamiento. Elohim mío, en ti confío; que no quede yo avergonzado, que no se rían de mí mis enemigos, que ninguno de los que en ti esperan quede avergonzado, que queden avergonzados los infieles, y sin nada. Muéstrame, Hashem, tus caminos; enséñame tus sendas, encamíname en tu verdad y enséñame, pues tú eres mi Elohim libertador, es a ti a quien busco todo el día. Acuérdate, oh Hashem, de tu compasión y de tu fidelidad, que son eternas. No te acuerdes de los pecados de mi juventud, ni de mis transgresiones, sino recuérdame conforme a tu fidelidad, según tu bondad. Bondadoso y recto es Hashem, él enseña a los pecadores el camino; a los mansos los guía por la senda recta, enseña a los humildes su camino. Hashem siempre procede con amor y lealtad para los que cumplen los decretos de su alianza. En honor a tu nombre, oh Hashem, perdona mi pecado, aunque sea grande. Al que respeta a Hashem, Él le mostrará qué camino escoger. Gozará una vida de prosperidad, y su descendencia heredará la tierra. La amistad íntima de Hashem es para los que lo respetan, a ellos les da a conocer su alianza. Siempre dirijo mis ojos a Hashem, porque él es quien libra mis pies de la red. Mírame, y ten compasión de mí, que estoy solitario y afligido. Las angustias de mi corazón han aumentado, líbrame de mis congojas. Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados. Mira cómo han aumentado mis enemigos, con odio violento me han odiado. Protege mi vida y líbrame; que no quede avergonzado por haberme en ti refugiado. Que mi integridad y rectitud me protejan, porque en ti he puesto mi confianza. Oh Elohim, redime a Israel de todas sus angustias.

SALMO 26

De David. Vindícame, Hashem, que yo en integridad he caminado, y en Hashem sin titubear he confiado. Examíname, Elohim, y ponme a prueba, examina mi conciencia y mi mente; porque yo tengo presente tu amor, y he caminado en tu verdad. No me he juntado con hombres falsos, ni me he mezclado con los hipócritas. Detesto la compañía de los perversos, con los malvados nunca me siento. Mis manos en inocencia lavaré; y así me acercaré a tu altar, Hashem, para levantar mi voz con gratitud, para contar tus maravillas. Yo amo, Hashem, la Casa donde habitas, el lugar donde mora Tu gloria. No me quites la vida junto con los pecadores, no me hagas morir con los asesinos, en cuyas manos sólo hay crimen, y cuya diestra está llena de sobornos. Pero yo vivo con integridad; redímeme, ten compasión de mí. En firme terreno están mis pies; en las asambleas alabaré a Hashem.

SALMO 27

De David. Hashem es mi luz y mi salvación, ¿a quién le temeré? Hashem es la fortaleza de mi vida, ¿de quién me asustaré? Cuando se juntan contra mí los malhechores para devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y se caen. Aunque acampe contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aunque se levante una guerra contra mí, yo permaneceré tranquilo. Sólo una cosa le he pedido a Hashem, y esto es lo que buscaré: vivir en la Casa de Elohim todos los días de mi vida, para admirar la hermosura de Hashem, y para frecuentar su Templo. Porque él me esconderá en su pabellón en el día de calamidad; me ocultará en el refugio de su morada, sobre una roca me pondrá en alto. Entonces podré levantar la frente por encima de mis enemigos que me rodean, y ofreceré en su Carpa sacrificios de alegría: cantando y entonando alabanzas a Hashem. Oye mi voz, Hashem, cuando te llamo, ten compasión de mí, respóndeme. Mi corazón me ha dicho de tu parte: “Busca mi presencia”. Y yo Hashem, tu presencia buscaré. No escondas tu rostro de mí, no rechaces con ira a tu servidor; tú has sido mi ayuda, no me desampares ni me abandones; tú eres mi Elohim libertador. Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Hashem en cambio me recogerá. Enséñame tu camino, Hashem; guíame por sendero llano para escapar de mis adversarios. No me entregues a la voluntad de mis adversarios, que se han levantado contra mí falsos testigos y acusadores injustos. Habría yo desmayado, si no fuera porque confío en que disfrutaré de la bondad de Hashem en mi vida sobre la tierra. Espera en Hashem; ¡sé fuerte y ten valor!, ¡Sí espera en Hashem!

SALMO 28

De David. A ti clamo, oh Hashem, no te desentiendas de mí, Roca mía, que si te quedas callado conmigo, vendré a ser como los que bajan al pozo. Oye mi voz cuando te ruego, cuando clamo a ti, cuando alzo mis ojos hacia tu santuario interior. No me arrebates junto con los malvados y los malhechores, que hablan de amistad con su prójimo pero en su corazón sólo hay malicia. Págales conforme a sus obras, según sus hechos maliciosos; dales su merecido según la obra de sus manos. Ya que no quieren apreciar las obras de Hashem, que ha hecho con sus manos, él los derribará para no volver a edificarlos. Bendito sea Hashem, que oyó la voz de mis ruegos. Hashem es mi fortaleza y mi escudo; en él confié de corazón y él me ayudó; por eso tengo alegre el corazón, y lo alabaré con mi canción. Hashem es la fortaleza de su pueblo, y es refugio salvador para su ungido. Libra a tu pueblo, bendice a tu heredad; pastoréalos y sosténlos para siempre.

SALMO 29

Alabanza de David. Reconozcan a Hashem, oh hijos de Elohim, reconózcanle a Hashem Su gloria y Su poder; reconózcanle a Hashem la gloria de su nombre; inclínense ante Hashem en su hermoso santuario. La voz de Elohim sobre las aguas resuena, el Elohim glorioso truena, Hashem está sobre las inmensas aguas. La voz de Hashem es potente, la voz de Hashem es majestuosa; la voz de Hashem quiebra los cedros, desgaja los cedros del Levanón, los hace saltar como becerros, al Levanón y al Sirión como novillos. La voz de Hashem taja con llama de fuego, la voz del Eterno hace temblar el desierto, hace temblar el desierto de Qadesh. La voz de Hashem hace parir a las ciervas, y desforesta los bosques; mientras en su Templo todos dicen “¡Gloria!” Hashem sentó entronizado en el Diluvio; Hashem se sienta entronizado como Rey para siempre. Que Hashem le conceda fortaleza a su pueblo; que Adonai bendiga a su pueblo con paz.

SALMO 30

Alabanza. Canción para la dedicación de la Casa. De David. Yo te elogio, Hashem, porque tú me has puesto en alto, y no has permitido que mis enemigos se burlen de mí. Hashem, Elohim mío, yo clamé a ti y tú me sanaste; Hashem, tú rescataste mi vida de la Fosa, me libraste de bajar al pozo. Cántenle a Hashem, ustedes sus fieles, y celebren su santo nombre. Porque su enojo es cosa de un momento, mas su favor dura toda la vida; una noche podrá durar el llanto, pero en la mañana vendrá la alegría. Yo que había dicho en mi prosperidad: “No me harán caer jamás”. Porque tú, Hashem, cuando estabas complacido, me afirmaste como un monte fuerte. Pero cuando me quitaste tu presencia quedé aterrado. A ti, Hashem, seguí clamando, a Ti seguí suplicando:“¿Qué se gana con mi muerte, con que baje yo al pozo? ¿Puede alabarte el polvo? ¿Puede anunciar tu fidelidad? Óyeme, Hashem, y ten compasión de mí; oh Hashem, dame tu ayuda”. Tú has convertido mi lamento en baile, me quitaste el luto y me vestiste de alegría. Por eso a ti cantaré mis alabanzas, no callaré; Hashem, Elohim mío, para siempre te alabaré.

SALMO 31

Para el director de música. Alabanza de David. En ti, Hashem, busco refugio; no me hagas quedar jamás avergonzado, rescátame por tu justicia. Inclina a mí tu oído, sálvame pronto; sé para mi una roca fuerte, un castillo fuerte para librarme. Tú eres mi Roca y mi Fortaleza, me guías y me encaminas en honor a tu nombre. Tú me sacas de la trampa que me han tendido, pues eres mi refugio. En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me rescatas, Hashem, Elohim fiel. Yo detesto a los que confían en vanidades inútiles, mi confianza está en Hashem. Me alegro y estoy contento con tu amor, porque tú has visto mi aflicción, has conocido mis sentimientos en la angustia; y no me entregaste en manos del enemigo, sino que plantaste mis pies en suelo firme. Ten compasión de mí, Hashem, que estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi pecho también, todo mi cuerpo. Mi vida se consume de dolor, y mis años de suspirar; se me agotan las fuerzas a causa de mi mal, mis huesos se están consumiendo. Para mis adversarios soy objeto de burla, y para mis vecinos más todavía; soy el horror de mis conocidos, los que me ven en la calle huyen de mí. Me han olvidado como a un muerto, soy como un objeto que dan por perdido. Oigo los comentarios de muchos, y el miedo me asalta por todas partes, porque traman unidos contra mí, planean quitarme la vida. Pero yo confío en ti, Hashem; digo que tú eres mi Elohim. Mi destino está en tus manos, líbrame de la mano de mis enemigos y mis perseguidores. Muéstrate contento con tu servidor, líbrame por tu amor. Hashem, no me hagas quedar avergonzado cuando te llame; que queden avergonzados los malvados, que queden silenciados en la fosa. Enmudezcan los labios mentirosos que hablan insolencias contra el justo, con arrogancia y desprecio. Qué grande es la bondad que has reservado para los que te respetan; a la vista de la humanidad se la has mostrado a los que se refugian en ti. En lo secreto de tu presencia los ocultas de la conspiración del hombre; en tu pabellón los refugias de las contiendas y los insultos. Bendito sea Hashem, que demostró maravillosamente su amor por mí en ciudad sitiada. En mis aprietos llegué a pensar que me habías echado de tu presencia; sin embargo tu oías la voz de mis ruegos cuando clamaba a ti. Amen a Hashem, todos sus fieles; Hashem cuida a los leales, pero paga con creces a los arrogantes. Sean fuertes y tengan valor, todos ustedes que esperan en Hashem.

SALMO 32

De David. Poema didáctico. Feliz aquel a quien se le perdona su transgresión, a quien se le ha cubierto su pecado. Feliz aquel a quien Hashem no le cuenta su delito, y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras yo callaba, se gastaban mis huesos con mi angustioso gemir todo el día. Porque día y noche pesaba tu mano sobre mí; se secaba mí vigor como en sequía del verano. Por fin te declaré mi pecado, no te encubrí mi culpa; dije: “Confesaré mis transgresiones a Hashem”, y tú perdonaste la culpa de mi pecado. Por eso, que ore a ti todo fiel al descubrir su pecado, para que no lo alcancen las torrentes de impetuosas aguas. Tú eres mi refugio, de la angustia me libras, con cánticos de liberación me rodeas. “Déjame darte entendimiento y enseñarte el camino en que debes andar; déjame aconsejarte, no te perderé de vista. Pero no seas irracional, como el caballo o el mulo, cuyo brío hay que domar con freno y bocado; ¡lejos esté de ti!” Muchos son los tormentos del malvado, pero al que confía en Hashem lo rodea la bondad. Alégrense los justos, gócense en Hashem; canten de gozo todos ustedes los rectos de corazón.

SALMO 33

 Alégrense, justos en Hashem, que en los rectos es propia la alabanza; den gracias a Hashem con la lira, con arpa de diez cuerdas toquen para él; cántenle una canción nueva; toquen bien con alegría. Porque recta es la palabra de Hashem, y todo lo que hace lo hace bien; Él ama la justicia y la rectitud, la tierra está llena del amor de Hashem. Por la palabra de Hashem se hizo el cielo; por el aliento de su boca, todos sus ejércitos. Él junta en un montón las aguas del mar, pone en almacenes los abismos. Respete a Hashem toda la tierra; respétenlo todos los habitantes del mundo. Porque él habló, y todo se hizo; él mandó, y apareció. Hashem frustra los planes de las naciones, deshace los proyectos de los pueblos; pero el plan de Hashem permanece para siempre, los proyectos de su mente por todas las generaciones. Feliz la nación cuyo Elohim es Hashem, el pueblo que escogió para ser su propiedad. Hashem mira desde el cielo, y ve a toda la humanidad; desde el lugar de su morada observa a todos los habitantes de la tierra: él formó el corazón de todos ellos, y atento está a todas sus obras. El rey no se salva por su gran ejército; ni escapa el soldado por su mucha fuerza; de nada vale el caballo para la victoria, a nadie podrá librar con su gran fuerza. Hashem vela por los que lo honran, por los que esperan en su amor, para librar sus vidas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre. Nosotros esperamos en Hashem, él es nuestra ayuda y nuestro escudo; en él se alegra nuestro corazón, pues en su santo nombre confiamos. Que tu amor nos acompañe, oh Hashem, como lo esperamos de ti.

SALMO 34

De David; cuando fingió locura delante de Avimélekh, de modo que éste lo expulsó, y él se fue.  Bendigo a Hashem en todo tiempo, su alabanza está siempre en mi boca. Yo me enorgullezco de Hashem: que lo oigan los mansos y se alegren. Engrandezcan conmigo a Hashem, ensalcemos juntos su nombre. Busqué a Hashem, y me respondió; me libró de todos mis temores. Los que lo miran quedan radiantes, sus rostros no serán avergonzados. Este pobre clamó, y Hashem lo oyó; y de todas sus angustias lo libró. El mensajero de Hashem acampa alrededor de los que lo honran y los defiende. Prueben y vean cuán bueno es Hashem; feliz el que se refugia en él. Honren a Hashem, ustedes sus consagrados, pues nada les falta a quienes lo honran. Los leoncitos carecen y pasan hambre, pero a los que buscan a Hashem no les faltará ningún bien. Vengan, hijos, escúchenme, les enseñaré lo que es honrar al Eterno. ¿Alguno ama la vida y desea ver años de prosperidad? Guarda tu lengua del mal, tus labios de hablar engaño; apártate de mal y haz el bien; busca la paz y síguela. Los ojos de Hashem están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor. Hashem se enfrenta a los que obran mal, para eliminar sus nombres de la tierra. Cuando los justos claman, Hashem los escucha, y los libra de todas sus angustias. Él está cerca de los de ánimo afligido, y libra a los de espíritu abatido. Por muchas que sean las aflicciones del justo, de todas ellas lo librará Hashem; él cuida todos sus huesos, y ni uno solo se le quebrará. Pero al malo lo mata su maldad, y los que odian al justo se condenarán. Hashem redime la vida de sus servidores; ninguno de los que en él se refugia se arruinará.

SALMO 35

Alabanza de David. Oh Hashem, litiga contra los que me ponen pleito, combate a los que me combaten. Empuña el escudo y la armadura, y levántate en mi defensa; saca la lanza y el hacha y ciérrales el paso a los que me persiguen; dime: “Yo soy tu liberación”. Queden avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; que huyan abochornados los que traman mi mal. Sean como paja al viento, y que el mensajero de Hashem los acose; Sea su camino tenebroso y resbaloso, y que el mensajero de Hashem los persiga. Porque sin motivo escondieron para mí la trampa de su pozo; sin razón cavaron un pozo para mí. Que los sorprenda el desastre desapercibidos, que la red que escondieron los atrape a ellos, que caigan en ella cuando venga el desastre. Entonces me alegraré en Hashem, gozando de su victoria; todos mis huesos dirán: “Hashem, ¿quién como tú, que libras al débil del más fuerte, al débil y pobre del que lo despoja?” Testigos maliciosos se levantan, me interrogan sobre cosas que ignoro, me pagan mal por bien, causándome tristeza. Yo, en cambio, cuando enfermaban, me vestía de luto, me afligía con ayunos ¡que reciba yo lo que les deseaba! Como por un amigo o un hermano andaba triste; afligido y sombrío como quien llora a una madre. Pero en mi adversidad, ellos se alegran, se juntan, se unen contra mí los calumniadores, y no sé por qué me despedazan sin cesar. Con viles burladores, que se mofan con morisquetas, rechinan contra mí sus dientes. Hashem, ¿hasta cuándo estarás mirando? Libra mi vida, lo único que tengo, de esos leones, y yo te elogiaré en una gran congregación, en un pueblo numeroso te aclamaré. Que no se rían de mí mis enemigos sin motivo, ni los que me odian sin razón guiñen el ojo; porque no hablan de concordia, sino que contra los pacíficos inventan calumnias; a boca llena, dicen contra mí: “¡Ajá, Ajá, lo hemos visto!” Tú lo has visto, Hashem, no te quedes callado; no te quedes lejos de mí; despierta y levántate para hacerme justicia; sí, Elohim mío, Hashem, para defender mi causa. Hazme justicia conforme a tu benevolencia, Hashem, Elohim mío; que no se rían de mí; que no piensen: “¡Qué bien, lo que queríamos!” Que no digan: “Nos lo hemos tragado”. Queden avergonzados y abochornados todos los que se alegran de mi calamidad, que se llenen de vergüenza y confusión los que se envalentonan contra mí. Que canten y se alegren los que se complacen en mi vindicación; que digan siempre: “Alabado sea Hashem que desea el bienestar de Su servidor”. Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día.

SALMO 36

Para el director de música. Alabanza de David, servidor de Hashem. La perversidad del malvado se ve en su corazón: no tiene sentido del respeto a Elohim. Se jacta en sus propios ojos de que su perversidad no será descubierta y aborrecida. Las palabras de su boca son malas y engañosas; ha dejado de ser juicioso y de obrar bien. Medita la maldad sobre la cama; se ha metido en un camino que no es bueno, no rechaza lo malo. Oh Hashem, tu amor llega hasta el cielo, y tu fidelidad hasta las nubes; tu beneficencia es como las grandes montañas; tu justicia es un abismo profundo; tu, Hashem, socorres a hombres y animales. ¡Cuán precioso es tu amor, oh Elohim! La humanidad se acoge a la sombra de tus alas; se sacian completamente de la rica abundancia de tu Casa; les das a beber de tus refrescantes manantiales; porque contigo está la fuente de la vida; por tu luz vemos la luz. Concede tu amor a tus devotos, y tu beneficencia a los rectos de corazón. Que no me pisotee el pie del arrogante; que no me empuje la mano del malvado. Ahí yacen los malhechores, derribados, sin poder levantarse.

SALMO 37

De David. No te enojes por causa de los malvados, ni tengas envidia de los malhechores; que como pasto serán pronto cortados, como la hierba verde se secarán. Confía en Hashem y haz el bien, vive en la tierra y practica la verdad; busca el favor de Hashem, y él te concederá las deseos de tu corazón. Déjale todo a Hashem; confía en él, y él obrará: hará brillar como la luz tu vindicación, y la justicia de tu caso como el sol de mediodía. Confía pacientemente en Hashem y espera en él; no te enojes por el que prospera en sus empresas, por el que practica intrigas. Deja la ira, abandona el rencor, no te enojes; eso solo hace daño. Porque los malhechores serán cortados, pero los que esperan en Hashem son los que heredarán la tierra. Dentro de poco no existirá el malo, examinarás su lugar, y no estará allí; pero los mansos heredarán la tierra, y se deleitarán en la abundancia de bienestar. El malvado trama intrigas contra el justo, rechina los dientes contra él; pero Hashem se ríe de él, porque sabe que le llega la hora. Los malvados desenvainan la espada y tensan el arco para derribar al humilde y al pobre, para matar a los que llevan una vida recta; pero su propia espada les atravesará el corazón, y sus arcos se romperán. Mejor es lo poco del justo que la gran abundancia de los malvados; pues a los malvados se les romperán los brazos, pero a los justos los sostiene Hashem. Él se interesa por las necesidades de los intachables, la herencia de ellos será eterna; no quedarán decepcionados en tiempos de calamidad, y en los días de hambre se saciarán. Pero los malvados perecerán, y los enemigos de Hashem se consumirán, se disiparán como el humo. El malvado pide prestado y no paga; el justo es generoso y sigue dando. Los benditos de él heredarán la tierra, pero los que él maldice serán cortados. D’s dirige los pasos del hombre, cuando se deleita en sus caminos. Aunque caiga, no quedará postrado, pues D’s lo sostiene de la mano. Fui joven y ya soy viejo, y nunca he visto a un justo desamparado, ni a su linaje mendigando el pan. En todo tiempo es generoso, y presta, su linaje es una bendición. Apártate del mal y haz el bien, y vivirás para siempre. Porque Hashem ama la rectitud y no desampara a sus fieles. Los preserva para siempre, pero la raza de los malvados será cortada. Los justos heredarán la tierra y habitarán para siempre en ella. La boca del justo profiere sabiduría, su lengua habla lo que es correcto. La Torah de su Elohim está en su mente y sus pies no vacilan. El malvado acecha al justo, y procura quitarle la vida; pero Hashem no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando lo juzguen. Espera en D’s y sigue su camino, y él te pondrá en alto para que heredes la tierra; cuando los malvados sean eliminados, tú lo verás. He visto a un malvado, prepotente, que se iba arraigando como árbol vigoroso en su suelo nativo; y cuando volví a pasar, ya no estaba; lo busqué, pero no pude hallarlo. Observa al íntegro, fíjate en el que es recto; porque hay un porvenir para el hombre de integridad. Pero los transgresores serán destruidos totalmente; el porvenir de los malos será cortado. La liberación de los justos proviene de Hashem; él es su fortaleza en el tiempo de angustia. Hashem los ayuda y los rescata; los rescata de los malvados y los libra, porque en él buscan refugio.

SALMO 38

Alabanza de David. Para recordar. Oh Hashem, no me reprendas en tu ira, no me castigues en tu indignación. Porque tus flechas me han penetrado y sobre mí tu mano has descargado; no hay parte sana en mi carne, a causa de tu ira; no me queda un hueso sano, por causa de mi pecado. Mis maldades me ha abrumado, como una carga pesada que no puedo soportar; mis heridas supuran, por causa de mi necedad. Camino encorvado, estoy humillado, ando afligido todo el día, la espalda me arde de fiebre, y no hay parte sana en mi carne; estoy debilitado y todo molido; gimo por la conmoción de mi mente. Hashem, tú estás al tanto de todos mis deseos, mi suspiro no te es desconocido; mi mente está acongojada, las fuerzas me abandonan, y hasta el brillo de mis ojos se ha apagado. Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi aflicción; mis parientes se han alejado; los que buscan mi vida me ponen trampas, los que procuran perjudicarme hablan maldad, y todo el tiempo traman engaños. Pero yo me hago el sordo y no oigo; me hago el mudo y no abro la boca. Soy como el que no oye, en cuya boca no hay argumentos. En ti espero, Hashem; tú responderás, Elohim mío. Sólo espero que no se rían de mí, que cuando resbale mi pie no canten victoria. Pues estoy al borde del colapso, y mi dolor no me deja ni un momento; por eso te confieso mi maldad, pues me aflige mi pecado. Mis enemigos mortales son numerosos, son muchos los que me odian sin motivo; los que me pagan mal por bien se me ponen en contra porque yo sigo lo bueno. No me abandones Hashem; Elohim mío, no te alejes de mí; apresúrate a ayudarme, oh Hashem, liberación mía.

SALMO 39

Para el director de música, para Yedutún. Alabanza de David. Yo había dicho: “Cuidaré mi conducta para no pecar con la lengua, me taparé la boca con una mordaza mientras haya un malvado en mi presencia. Me quedaba mudo, silencioso; estaba completamente quieto mientras mi dolor empeoraba; En mi mente me ponía rabioso; mis pensamientos se me encendieron como fuego, hasta que solté la lengua: Hashem, dame a conocer mi fin y cuál será el lapso de mi vida; que sepa yo cuán frágil soy. Mira, contados con los dedos me diste los días, mi vida es como nada delante de ti; de veras que una exhalación es todo hombre, por más que viva. Como una mera sombra anda por ahí el hombre; de veras que en vano se afana, atesorando sin saber quién recogerá. Y ahora, Hashem, ¿con qué puedo contar? ¡En ti está mi esperanza! Líbrame de todas mis transgresiones; y no me conviertas en la burla del insensato. Enmudezco, no abro la boca, porque tú eres el que actúa. Aparta de mí tu azote, que me acaban los golpes de tu mano. Tú corriges al hombre castigando su pecado, deshaciendo como polilla lo que más quiere. ¡Solamente un suspiro es todo hombre! Oye mi oración, Hashem, escucha mi clamor; no calles ante mis lágrimas; que soy para ti un extranjero, forastero como todos mis antepasados. Déjame tranquilo para que tome aliento, antes que me vaya y deje de existir.

SALMO 40

Para el director de música. Alabanza de David. Con paciencia esperé en Hashem, y él se inclinó para escuchar mi clamor; me sacó de un pozo horrible, de lodo cenagoso, y afirmó mis pies sobre una roca, dio firmeza a mis pasos; puso en mi boca una canción nueva, una alabanza a nuestro Elohim; muchos verán esto y respetarán y confiarán en Hashem. Feliz el hombre que ha puesto en Hashem su confianza, y no acude a los insolentes que se desvían tras la mentira. ¡Cuántas maravillas has hecho, Elohim mío; tus consideraciones para con nosotros, nadie puede contarlas ante ti! Quisiera anunciarlas y hablar de ellas, pero son más de lo que puedo contar. Tú me has hecho comprender que no quieres sacrificio ni ofrendas, no quieres holocausto ni ofrenda por el pecado por eso dije: “Mira, traeré un rollo que relata lo que me sucedió. Hacer tu voluntad, Elohim mío, es mi deseo; tu Torá está en mis entrañas. He proclamado tu justicia en una gran congregación; mira que no he cerrado los labios, Hashem, tú lo sabes. No he guardado para mí solo tu beneficencia; he publicado tu gran liberación, no he ocultado tu amor y tu verdad en la gran congregación. Hashem, no me niegues tu compasión, que siempre me protejan tu amor y tu verdad. Porque me han rodeado males incontables, me han alcanzado mis maldades y no puedo alzar la vista; han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y me falta valor. Favoréceme, Hashem, y sálvame; apresúrate a ayudarme. Queden avergonzados y frustrados todos los que tratan de quitarme la vida, huyan llenos de confusión los que desean mi mal. Que queden mudos de vergüenza los que se burlan de mí. Pero que se alegren y gocen contigo todos los que te buscan; que digan siempre los que aman tu liberación: “¡Ensalzado sea Hashem!” Pero yo estoy pobre y necesitado; que Hashem me tome en cuenta. Tú eres mi auxilio y mi libertador, Elohim mío, no te tardes.

SALMO 41

Para el director de música. Alabanza de David. Feliz el que piensa en el desvalido; que Hashem lo libre en el día malo. Que Hashem lo proteja y le dé vida; y que lo consideren feliz en la tierra; que no lo entregue a la voluntad de sus enemigos. Hashem lo sustentará en el lecho del dolor; tú transformarás la cama de su enfermedad. Yo dije: “Hashem, ten compasión de mí, sáname, que he pecado contra ti”. Mis enemigos dicen con malicia de mí: “¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?” Y si viene uno a verme, habla falsedad; si encuentra algo malo, al salir lo divulga. Murmuran juntos contra mí todos los que me odian; traman contra mí para perjudicarme. Dicen: “El mal de este no tiene remedio; de esa cama no volverá a levantarse”. Hasta mi aliado, en quien yo confiaba, el que comía de mi pan, me ha dado la patada. Pero tú, Hashem, ten compasión de mí; haz que pueda levantarme para darles su merecido. En esto sabré que estás complacido conmigo: en que no cante victoria sobre mí mi enemigo. Tú me sostendrás por mi integridad, y me dejarás morar en tu presencia para siempre. Bendito sea Hashem, el Elohim de Israel, de eternidad en eternidad. Amén; así sea.

SALMO 42

Para el director de música. Meditación de los hijos de Qóraj. Como brama el ciervo por las aguas del río, así clamo yo por ti, oh Elohim mío. Mi vida tiene sed de Elohim, del Elohim vivo; oh, ¿cuándo volveré a presentarme ante Elohim? Mis lágrimas han sido mi alimento día y noche; mientras todos los días me repiten: “¿Dónde está tu Elohim?” Recordando otros tiempos, doy rienda suelta a mis sentimientos: cómo iba yo delante del gentío, caminando con ellos a la Casa de Elohim, entre cantos de alegría y alabanza, entre el gentío que festejaba. ¿Por qué he de desanimarme? ¿Por qué he de estar acongojado? Mi esperanza está en Elohim, y aún tengo que darle gracias, por su presencia salvífica. Elohim mío, cuando me siento desanimado pienso en ti, en la región del Yardén, en el Jermón, en el Monte Mitsar, donde se oye en los profundos farallones el eco atronador de tus cascadas; todos tus torrentes y tus olas han pasado sobre mí. Que de día envíe Hashem su amor, de modo que de noche no cese mi canto ni mi oración al Elohim de mi vida. Le digo a Elohim: “Roca mía, ¿por qué me has olvidado? ¿Por qué he de andar afligido por la opresión del enemigo?” Como un golpe en un hueso es la mofa de mis enemigos; todo el día me preguntan: “¿Dónde está tu Elohim?” ¿Por qué he de desanimarme? ¿Por qué he de estar acongojado? Mi esperanza está en Elohim, y aún tengo por qué alabarlo como mi ayuda siempre presente, y mi Elohim.

SALMO 43

Vindícame, oh Elohim, defiende mi causa contra un pueblo desleal; rescátame del hombre engañoso y deshonesto. Porque tú eres mi Elohim, mi fortaleza; ¿por qué me has desechado? ¿Por qué tengo que andar triste, oprimido por el enemigo? Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen; que me traigan a tu santo monte, a su gran morada. Para que venga yo al altar de Elohim, a Elohim, mi deleite, mi gozo; para que yo te alabe con el arpa, oh Elohim, mi Poderoso. ¿Por qué está desesperado mi ser, por qué está inquieto dentro de mí? Ten esperanza en Elohim; pues aún lo alabaré como la gran salvación de mi persona y como mi Elohim.

SALMO 44

Para el director de música. Alabanza de los hijos de Qóraj. Canto didáctico. Oh Elohim, nosotros mismos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. Con tu propia mano expulsaste las naciones y los plantaste a ellos; quebrantaste los pueblos y los arrojaste. No fue por su espada que se apoderaron de la tierra, ni les dio la victoria su propio brazo; fue tu diestra, tu brazo, y el favor de tu presencia, porque los amabas. Tú eres mi Rey, oh Elohim, decreta victorias para Yaaqov. Por ti postramos a nuestros enemigos, en tu nombre arrollamos a nuestros adversarios. Yo no confío en mi arco, ni mi espada me da la victoria; pues tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos y avergüenzas a los que nos odian. En Elohim nos gloriamos todo el tiempo, y siempre alabaremos tu nombre. Ahora, en cambio, nos has desechado y nos has avergonzado, pues no sales con nuestros ejércitos; nos haces retroceder ante el enemigo, y los que nos odian nos saquean a su gusto; tú dejas que nos devoren como a ovejas; y nos esparces entre las naciones. Vendes a tu pueblo por nada, y nada ganas con su precio. Nos has convertido en objeto de insulto de nuestros vecinos, la mofa y la burla de los que nos rodean. Nos has hecho el refrán de las naciones, nos hacen burla los pueblos. Estoy siempre consciente de mi desgracia, se me cae la cara de vergüenza cuando oigo que me insultan y me faltan el respeto, al ver a mi enemigo y mi rival vengativo. Todo esto nos ha venido, pero no te hemos olvidado, no hemos faltado a tu alianza; no se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han apartado de tus sendas nuestros pasos, aunque tú nos quebrantaste en lugares de miseria, y nos cubriste con profundísima sombra. Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Elohim, y extendido las manos a una deidad extranjera, nos pediría cuenta de esto Elohim, pues él conoce los secretos de la mente. Pero por tu causa nos dan muerte cada día, nos tratan como a ovejas para el matadero. ¡Levántate, Hashem! ¿Por qué duermes? Despierta, no nos rechaces para siempre. ¿Por qué ocultas tu presencia, e ignoras nuestra miseria y opresión? Nuestra vida está humillada hasta el polvo, nuestro cuerpo está tirado por el suelo. ¡Levántate a ayudarnos, rescátanos por tu amor!

SALMO 45

Para el director de música. Sobre los lirios. De los hijos de Qóraj. Canto didáctico; canción de amores. Bulle en mi mente un tema hermoso, dirijo mi poema al rey; mi lengua es la pluma de un buen escritor. Eres el más hermoso de los hombres, la gracia fluye de tus labios, porque Elohim te bendice para siempre. Cíñete la espada en el muslo, oh valiente; ella es tu gala y tu esplendor; y en tu esplendor avanza triunfante, cabalga en pro de la verdad, la humildad, y la justicia; y que tu diestra te guíe a grandes hazañas. Tus flechas son agudas, penetran el corazón de los enemigos del rey, los pueblos caerán a tus pies. Tu trono divino es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reinado. Amas la justicia y odias la maldad; por eso Elohim tu Elohim te ha ungido con perfume de fiesta, más que a tus compañeros. A mirra, áloe y canela huelen todo tus vestidos, y en los palacios de marfil te recrean con instrumentos de cuerda. Hay hijas de príncipes entre tus mujeres favoritas, a tu diestra está la reina adornada con oro de Ofir. Oye, hija mía, inclina tu oído; olvida a tu pueblo y la casa de tu padre, que el rey desea tu belleza; inclínate ante él, porque es tu amo. Y la ciudad de Tsor estará allí con su regalo, los más ricos de los pueblos suplicarán tu favor. Bellamente ataviada, la princesa espera adentro; de brocado de oro es su vestido; con vestidos bordados la llevan ante el rey; las vírgenes de su séquito, sus compañeras, entran con ella; las llevan entre alegría y algazara, van entrando en el palacio del rey. El trono de tus antepasados lo ocuparán tus hijos, los pondrás por príncipes en toda la tierra. Conmemoraré tu nombre en todas las generaciones, para que te alaben los pueblos por siempre jamás.

SALMO 46

Para el director de música. De los hijos de Qóraj. Canción de las doncellas. Elohim es nuestro amparo y fortaleza, un socorro bien presente en las angustias. Por eso no tememos aunque se conmueva la tierra, aunque los montes se lancen al centro de los mares; aunque bramen y se agiten las aguas, aunque tiemblen los montes con su furia. Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Elohim, la santa y grande morada de Elyón. Elohim está en medio de ella, no será conmovida, Elohim la ayudará al despuntar el alba. Rugen las naciones, se conmueven los reinos, la tierra se derrite al sonido de su trueno. Hashem de los ejércitos está con nosotros, nuestro refugio es el Elohim de Yaaqov. Vengan a ver las obras de Hashem, los prodigios que hace en la tierra: hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra, quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego. “¡Desistan! Reconozcan que yo soy Elohim; yo domino las naciones, yo domino la tierra”. Hashem de los ejércitos está con nosotros, nuestro refugio es el Elohim de Yaaqov.

SALMO 47

Para el director de música. Alabanza de los hijos de Qóraj. Naciones todas, aplaudan, aclamen a Elohim con gritos de alegría. Porque Hashem, Elyón, es respetable, es el gran Rey de toda la tierra. Él nos somete los pueblos, pone las naciones bajo nuestros pies; él nos ha escogido nuestra herencia: la tierra gloriosa de Yaaqov su amado. Subió a su trono el Elohim Hashem entre aclamaciones y al son de trompeta. Canten a Elohim, canten; canten a nuestro Rey, canten; porque el Rey de toda la tierra es Elohim, cántenle con entendimiento. Elohim es el rey de las naciones, se ha sentado Elohim en su santo trono. Los príncipes de las naciones se han unido al pueblo del Elohim de Avraham, porque de Elohim son los poderes de la tierra, y él está sobre todos.

SALMO 48

Canción. Alabanza de los hijos de Qóraj. Grande es Hashem, y muy digno de alabanza es nuestro Elohim, en su ciudad y en su monte santo. Hermosa altura, el gozo de toda la tierra, es el Monte Tsiyón, cumbre del Zafón, la ciudad del gran rey. En sus palacios Elohim se ha dado a conocer como un refugio. Los reyes de la tierra se reunieron, avanzaron juntos. Y al verla así se asombraron, quedaron aterrados, huyeron despavoridos; allí les cayó un temblor, y dolores como a mujer de parto, como viento del desierto que destroza las naves de Tarshish. Todo lo que nos han contado lo hemos visto en la ciudad de Hashem de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Elohim; ¡que Elohim la preserve para siempre! Oh Elohim, meditamos en tu amor en medio de tu Templo. Como corresponde a tu nombre, oh Elohim, así te alaban en toda la tierra; tu diestra está llena de beneficencia. ¡Que se alegre el Monte Tsiyón! Que se gocen las ciudades de Yahudah con tus juicios. Caminen alrededor de Tsiyón, denle la vuelta y cuenten sus torres; fíjense en sus baluartes, observen sus palacios, para que lo cuenten a la generación venidera. Porque este Elohim es nuestro Elohim para siempre jamás; él nos guiará toda la vida.

SALMO 49

Para el director de música. Alabanza de los hijos de Qóraj. Oigan esto, pueblos todos: escuchen, habitantes todos del mundo; tanto los de clase humilde como los de clase alta, el rico y el pobre por igual: mi boca profiere sabiduría, y la reflexiones de mi mente son sensatas. Prestaré atención a los refranes, daré mi lección al son del arpa. ¿Por qué habré de temer en los días de adversidad, cuando me cerca la maldad de mis opresores, que confían en sus bienes y se jactan de la abundancia de sus riquezas. Ninguno de ellos podrá en modo alguno rescatar al hermano, ni dar a Elohim su propio rescate; porque el precio de la vida es muy alto; y no se logra jamás, ¿Vivirá aún para siempre, sin ver nunca el pozo? Porque uno ve que los sabios mueren, que el insensato y el ignorante mueren por igual, y dejan a otro sus riquezas. Su sepulcro es su hogar eterno, la morada por todas las generaciones de los que tuvieron renombre sobre la tierra. Pero el hombre no perdura en su honra; muere también como los animales. Este es el camino de los llenos de confianza propia; el fin de los que se complacen con sus palabras. Como ovejas los conducen a la Fosa, la Muerte los pastorea. Los rectos tendrán dominio sobre ellos por la mañana; y su forma se consumirá en la Fosa hasta que se acabe su nobleza. En cambio Elohim rescatará mi vida del poder de la fosa, pues me tomará consigo. Así que no temas cuando un hombre malo se enriquece, cuando se aumenta el lujo de su casa; porque en su muerte nada llevará consigo, ni su lujo bajará con él. Aunque en vida se felicitaba, y lo alababan por lo bien que le iba, este se unirá a la generación de sus padres, que nunca más verán la luz. El hombre opulento que no entiende esto es como las bestias que perecen.

SALMO 50

Alabanza de Asaf. ‘El, Elohim, habló y convocó la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. Desde Tsiyón, dechado de belleza, apareció Elohim. ¡Que venga nuestro Elohim, y no en silencio! Un fuego devorador venía ante él, y terrible tempestad a su alrededor. Convoca a los altos cielos, y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Dice: “¡Júntenme a mis leales, los que conmigo hicieron un alianza con sacrificio”. Y el cielo proclama Su justicia, porque Elohim mismo es el Juez. “Escucha, pueblo mío, y hablaré; oye, Yisrael, y te amonestaré. Yo soy Elohim, tu Elohim. No es por tus sacrificios que te reprendo, ni por tus ofrendas quemadas que están siempre ante mí. No tomaré un novillo de tu casa, ni chivos de tus corrales; porque mía es toda fiera del bosque, y los ganados que pastan sobre mil colinas. Yo conozco cada ave de los montes, y todo lo que se mueve en el campo es mío. Si tuviera hambre, no te lo diría; porque mío es el mundo y todo lo que contiene. ¿Acaso como yo carne de toros, o bebo sangre de chivos? Ofrécele a Elohim sacrificios de gratitud, y cumple tus votos al Altísimo; clama a mí en el día de angustia; yo te libraré y tú me honrarás. Pero al malvado le dice Elohim: “¿Qué derecho tienes de recitar mis preceptos y tomar en tu boca mi alianza, cuando detestas la corrección y das la espalda a mis palabras? Si ves un ladrón, te amistas con él, y te mezclas con los adúlteros. Te dedicas a hablar lo malo, y enyugas tu lengua al engaño; te pones a hablar contra tu propio hermano; difamando al hijo de tu madre. Si dejara yo de actuar cuando haces estas cosas, pensarías que soy como tú; así que te censuro y te confronto. Escuchen ahora los que se olvidan de Elohim, no sea que los destroce sin que haya quien los libre. El que ofrece sacrificio de gratitud es el que me honra, y al que enmienda su camino le mostraré la salvación de Elohim.

SALMO 51

Para el director de música. Alabanza de David, cuando el profeta Natán lo buscaba, después de haberse juntado con Batsheba. Ten piedad de mí, oh Elohim, conforme a tu amor; por tu inmensa compasión, borra mis transgresiones. Lávame completamente de mi maldad, límpiame de mi pecado; pues yo reconozco mis transgresiones, tengo siempre presente mi pecado. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo ante tus ojos; lo confieso para que te reconozcan como justo en tu sentencia y exento de culpa en tu juicio. Mira que en maldad nací, pecador me concibió mi madre. Mira que tú te deleitas en la sinceridad del corazón, y en mi interior me inculcas sabiduría. Purifícame con hisopo para que quede limpio; lávame hasta que quede más blanco que la nieve. Hazme oír noticias de gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrado. Aparta tu vista de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Elohim, una mente pura, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de tu presencia, y no me quites tu espíritu de santidad. Restáurame el gozo de tu auxilio, susténtame con tu espíritu vigoroso; y yo enseñaré a los transgresores tus caminos, para que los pecadores se vuelvan a ti. Líbrame del delito de sangre, oh Elohim, Elohim, mi libertador; para que cante mi lengua tu beneficencia. Hashem, abre mis labios, para que mi boca publique tu alabanza. Porque tú no quieres sacrificio; si no yo te lo daría; pero no te complaces en ofrendas quemadas. El verdadero sacrificio para Elohim es un espíritu arrepentido; tú no desprecias, oh Elohim, un corazón arrepentido y humillado. Que te complazca hacer prosperar a Tsiyón; reedifica los muros de Yerushalem. Entonces te agradarán los sacrificios requeridos, la ofrenda quemada y la ofrenda entera; entonces ofrecerán novillos sobre tu altar.

SALMO 52

Para el director de música. Canto didáctico de David, cuando Doeg el edomita le dio noticia a Shaúl diciendo: “Dawid entró a la casa de Ajimélekh”. ¿Por qué te jactas de tu maldad, o valiente? El amor de Êl es constante. Tu lengua trama agravios, como navaja afilada actúa engañosamente. Te gusta más el mal que el bien, la mentira que la verdad. Te gusta toda clase de palabras perniciosas, lengua engañosa. Por eso Elohim te destruirá para siempre, te echará mano, te arrojará de tu morada, y te arrancará de la tierra de los vivos. Los justos lo verán y respetarán, y se reirán de él: “Miren al hombre que no puso a Hashem como su refugio, sino que confió en el caudal de sus riquezas, y persistió en su maldad”. Pero yo estoy como un olivo verde en la Casa de Elohim; confío en el amor de Elohim para siempre jamás. Te alabo para siempre porque has actuado; delante de tus fieles declaro que tu nombre es bueno.

SALMO 53

Para el director de música: sobre la enfermedad. Canto didáctico de David. Los necios dicen en su corazón: “Hashem no existe”. Se han corrompido, actúan detestablemente en la maldad; no hay quien haga lo bueno. Elohim tiende desde el cielo la vista sobre la humanidad para ver si hay algún entendido, alguno que busque a Hashem. Todos se han desviado, se han corrompido por igual, no hay quien haga lo bueno, ni siquiera uno. ¿No aprenderán los obradores de maldad, que se comen a mi pueblo como se come el pan, y no invocan a Hashem? Temblaron de espanto donde no había motivo de espanto; porque Elohim dispersó los huesos de tus sitiadores. Tú los avergonzaste, porque Hashem los ha rechazado. ¡Oh, que salga de Tsiyón la liberación de Israel! Cuando D’s restaure la suerte de su pueblo, se gozará Yaaqov y se alegrará Israel.

SALMO 54

Para el director de música: sobre instrumentos de cuerda. Canto didáctico de David, cuando vinieron los zifitas y dijeron a Shaúl: “David se esconde entre nosotros”. Oh Elohim, líbrame por tu nombre, defiende mi causa con tu poder. Escucha, Elohim, mi oración, presta atención a las razones de mi boca; porque se han levantado extraños contra mí, hombres violentos buscan mi vida, no han tomado en cuenta a Elohim. Miren, Elohim es mi ayudador; Hashem está con los que sostienen mi vida. Él les devolverá el mal a mis opositores, los hará callar con su verdad. Entonces te ofreceré sacrificios voluntarios; alabaré tu nombre, oh Hashem, porque es bueno, porque me ha librado él de toda angustia, y mis ojos han visto la derrota de mis enemigos.

SALMO 55

Para el director de música: sobre instrumentos de cuerda. Canto didáctico de David. Escucha, oh Elohim, mi oración, y no ignores mi súplica. Préstame atención y respóndeme; porque ando en derredor quejándome, gimiendo por el clamor del enemigo, por la opresión del malvado; porque vuelcan sobre mí sus agravios, y se me oponen con furor. Mi corazón está convulsionado dentro de mí, y sobre mí han caído temores de muerte; el temor y el temblor me invaden, y me he llenado de terror. Y digo: “¡Quién tuviera alas cual paloma, para volar y hallar descanso! Huiría muy lejos, moraría en el desierto. Me apresuraría a escapar del viento borrascoso y de la tempestad”.  ¡Confúndelos, Hashem, confunde su lenguaje, que he visto licenciosidad y rencilla en la ciudad. Día y noche van rondando sobre sus muros; maldad e intriga hay en medio de ella; hay corrupción en medio de ella, y de sus calles no se apartan el fraude y el engaño. Porque no es un enemigo el que me insulta, eso lo podría soportar; no es el que me odia quien se levanta contra mí, en tal caso me escondería de él. Pero eres tú, mi íntimo, mi compañero, mi amigo, que en dulce intimidad compartíamos, y andábamos juntos en la Casa de Elohim. Que la muerte los sorprenda, que bajen vivos a la fosa; porque hay maldad en sus moradas. Pero yo invoco a Elohim, y Hashem me libra. De tarde y mañana, y al mediodía, me quejo y clamo, y él oye mi voz. Él rescata con bien mi vida de la guerra que se me hace, porque muchos están en contra mía. Elohim se entera, y los humillará; el que reina desde antaño los abatirá, porque no cambian y no respetan a Elohim. Él perjudica a sus amigos; no cumple su compromiso; las palabras de su boca son más blandas que la mantequilla, pero en su mente lo que hay es guerra; sus palabras son mas suaves que el aceite, pero son espadas desenvainadas. Deja tus preocupaciones a Hashem, que él te apoyará; nunca dejará caer al justo. Elohim, tú harás que bajen al pozo más profundo los hombres asesinos y engañosos, no llegarán a la mitad de sus años; pero yo confiaré en ti.

SALMO 56

Para el director de música. Con la tonada de “La Paloma Muda entre los Extraños”. Canto didáctico de David, cuando los palestinos lo apresaron en Gat. Apiádate de mí, oh Elohim, que hay gente que quiere devorarme: combatiéndome cada día me ponen en aprietos. Diariamente mis opositores quisieran devorarme, porque son muchos los que me combaten, oh Exaltado. Cuando tengo miedo, confío en ti, en Elohim, cuya palabra alabo. Confío en Elohim, no tengo temor. ¿Qué pueden hacerme los mortales? Todos los días me perjudican en mis asuntos; lo único en que piensan es en contrariarme con lo malo. Se confabulan, se esconden, vigilan bien todos mis pasos, esperando mi muerte. ¡Arrójalos por su maldad! ¡Derriba en tu ira a los pueblos, oh Elohim! Tú cuentas los pasos de mi vida errante; recoge mis lágrimas en tu frasquito; ¿no están todas en tu libro? El día que yo clame, entonces se retirarán mis enemigos; esto es lo que sé: que Elohim está a mi favor. En Elohim, cuya palabra alabo, en Hashem, cuya palabra alabo, en Elohim confío; no temo; ¿qué puede hacerme el hombre? Te debo, oh Elohim, los votos que te hice; los cumpliré con alabanzas; porque has librado mi vida de la muerte, mis pies de la caída, para que ande delante de Elohim en la luz de la vida.

SALMO 57

Para el director de música. Con la tonada de “No destruyas”. Canto de David, cuando huía de Saúl en la cueva. Apiádate de mí, oh Elohim, apiádate de mí, que en ti se refugia mi vida, y a la sombra de tus alas me amparo hasta que pase el peligro. Clamaré al Elohim Altísimo, al Él que es bueno conmigo. Él enviará desde el cielo quien me libre, por más que me insulte mi perseguidor. Elohim enviará su amor y su verdad. Mi vida está entre devoradores de gente; cuyos dientes son lanzas y flechas, y su lengua una espada afilada. Ensálzate por encima del cielo, oh Elohim, sobre toda la tierra esté tu gloria. Tendieron una red para mis pies, para atraparme; cavaron un pozo delante de mí, pero cayeron ellos mismos en él. Mi corazón está firme, oh Elohim, mi corazón está firme; cantaré y entonaré una melodía. Despierta, gloria mía, despierta guitarra y arpa, que yo despertaré al alba. Te elogiaré en medio de los pueblos, oh Hashem; te entonaré una melodía entre las naciones; porque grande hasta el cielo es tu amor, y hasta las nubes tu verdad. Ensálzate por encima del cielo, oh Elohim, sobre toda la tierra esté tu gloria.

SALMO 58

Para el director de música. Canto didáctico de David. Jueces, ¿decretan ustedes realmente lo que es justo? ¿Juzgan a la humanidad con equidad? Ustedes dedican su mente a la maldad; la licenciosidad de sus manos pesa sobre la tierra. Los malvados son desafiantes desde la matriz; los mentirosos se desvían desde el vientre. Tienen veneno como el de la serpiente, cierran su oído como víbora sorda que no oye la voz de los encantadores, ni aún del encantador más diestro. Oh Elohim, rómpeles los dientes en la boca; oh Hashem, rómpeles los colmillos a esos leones. Que desaparezcan como aguas que se escurren; cuando disparen sus flechas, que estén botas. Sean como el caracol que se deshace al andar, que como aborto de mujer no vean el sol. Antes que sus ollas sientan el fuego de la leña, vivos aún en su ira, Él los arrebatará con tempestad. El justo se alegrará cuando vea la venganza, empapará sus pies en la sangre del malvado. Y los hombres dirán: “En verdad hay un premio para el justo; en verdad hay justicia divina en la tierra”.

SALMO 59

 Para el director de música. Con la tonada de “No destruyas”. Poema didáctico de David, cuando Shaúl mandó a vigilar la casa para matarlo. Sálvame de mis enemigos, Elohim mío; defiéndeme de los que se levantan contra mí. Sálvame de los malhechores, líbrame de los asesinos. Pues mira que ponen asechanzas contra mi vida, se han juntado contra mí los fuertes; y no es por ofensa mía, ni por transgresión mía, oh Hashem. Sin tener culpa yo, corren y se preparan; así que ¡despierta para venir a mi encuentro y mira! Sí, tú, Hashem, Elohim de los ejércitos, el Elohim de Israel, despierta y castiga a esos paganos; no tengas piedad de ningún villano traidor. Vienen todas las tardes, aúllan como perros y rodean la ciudad. Fanfarronean con su boca, hay espadas en sus labios; [y luego dicen:] “¿Quién nos oye?” Pero tú, Hashem te reirás de ellos, te burlarás de todos esos paganos. Oh fortaleza mía, yo esperaré en ti; porque Elohim es mi refugio. Elohim que me ama vendrá a ayudarme; Elohim me hará ver la derrota de mis adversarios. No los mates, no sea que mi pueblo se olvide; dispérsalos con tu poder y abátelos, Hashem, escudo nuestro. Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, queden atrapados en su orgullo, sí, por las maldiciones y las mentiras que dicen. Acábalos en tu indignación, acábalos para que no existan, y sépase hasta los confines de la tierra que Elohim reina en Yaaqov. ¡Que vuelvan todas las tardes, que aúllen como perros y rodeen la ciudad! ¡Que anden vagando para encontrar qué comer; y si no se hartan, que se pasen la noche vagando! Pero yo cantaré de tu poder, celebraré de mañana tu amor; porque has sido un refugio para mí, un amparo en el día de mi calamidad. A ti cantaré, Fuerza mía; porque Elohim es mi refugio, Elohim que me ama.

SALMO 60

Para el director de música. Con la tonada de “El lirio del testimonio”. Poema didáctico de Dawid, para enseñar. Cuando peleó con Aram- Najaráyim y Aram-Tsovah, y Yoab volvió y derrotó en el Valle de la Sal a doce mil hombres de Edom. Oh Elohim, nos has rechazado, nos has quebrantado, has estado enojado; pero vuélvete ahora a nosotros. Has hecho temblar la tierra, la has agrietado; sana sus grietas, que se tambalea. Duras cosas has hecho ver a tu pueblo; nos has hecho beber un vino que aturde. Pero has dado una bandera a los que te honran, para que la enarbolen en pro de la verdad. Para que escapen tus amados, libra con tu diestra y respóndeme. Elohim prometió en su santuario que yo repartiría triunfante a Shekhem, y dividiría el Valle de Sukot; Guilad sería mío, y mío Menasheh; Efráyim sería el yelmo de mi cabeza; Yahudah mi cetro de legislador; Moav sería la vasija para lavarme; sobre Edom arrojaría mi sandalia. ¡Aclámame, oh Peléshet! ¿Quién me llevará a la ciudad amurallada? ¿Quién me guiará hasta Edom, si tú oh Elohim, nos has rechazado y no sales ya con nuestras tropas, Elohim? Concédenos tu ayuda contra el enemigo, porque es inútil la ayuda del hombre. Con Elohim triunfaremos; pues él pisoteará a nuestros adversarios.

SALMO 61

Para el director de música. Sobre instrumentos de cuerda. De David. Oye, oh Elohim, mi clamor, atiende a mi oración. Desde lo último de la tierra clamo a ti cuando desfallece mi corazón; llévame a una roca más alta que yo. Que tú has sido un refugio para mí, una torre fuerte contra el enemigo. Quisiera vivir para siempre en tu Morada, y refugiarme en tus alas protectoras. Porque tú, oh Elohim, has escuchado mis votos y me has concedido la petición de los que honran tu nombre. Añádele días a la vida del rey; que sus años se extiendan por generaciones; que habite en la presencia de Elohim para siempre; encarga que tu amor y tu verdad lo protejan. Así entonaré melodías a tu nombre para siempre, cumpliendo mis votos día tras día.

SALMO 62

Para el director de música. Sobre Yedutún. Alabanza de David. Sólo en Elohim confío tranquilo, pues de él viene mi liberación. Solo él es mi Roca y mi salvación, mi refugio; no vacilaré. ¿Hasta cuándo arremeterán contra un solo hombre todos ustedes, como si fuera una pared inclinada o una cerca a punto de caer? Sólo planean derribarlo de su grandeza; se complacen en la mentira; con su boca bendicen pero en su mente maldicen. Sólo en Elohim confío tranquilo, pues de él depende mi esperanza. Solo él es mi Roca y mi liberación, mi refugio, no vacilaré. Del Elohim dependen mi salvación y mi honra; en Elohim encuentro mi roca y mi refugio. Pueblo suyo, confíen en él todo el tiempo: desahoguen ante él su corazón, que Elohim es nuestro Refugio. Sólo vanidad son los hombres, ilusión son los mortales; puestos en la balanza todos juntos, pesan menos que un soplo. No confíen en la violencia, no se envalentonen en el pillaje; si aumentan sus riquezas, no pongan en ellas su corazón. Una vez ha hablado Elohim, dos veces he oído esto: que el poder pertenece a Elohim, y que a ti Hashem, pertenece el amor, pero que tú pagarás a cada uno conforme a sus obras.

SALMO 63

Alabanza de David, cuando estaba en el desierto de Yahudah. Oh Elohim, tú eres mi Elohim, de madrugada te busco; mi garganta tiene sed de ti, mi carne suspira por ti, como tierra seca, sedienta, sin agua. Quiero ver tu poder y tu gloria, así como te he visto en el santuario. Tu amor es mejor que la vida, mis labios declaran tu alabanza; Yo te bendigo mientras viva: alzo mis manos, invocando tu nombre. Estoy satisfecho como con manjares exquisitos, y con alegría en los labios te alaba mi boca, cuando en mi cama me acuerdo de ti, cuando medito en las vigilias de la noche. Porque tú has sido mi auxilio, y a la sombra de tus alas me gozo; mi aliento sigue jadeante en pos de ti, tu diestra me sustenta. Que los que buscan mi vida para destruirla, bajen a las mayores profundidades de la tierra, sean entregados al poder de la espada, sean presa de los chacales. El rey se alegrará en Elohim, todo el que jura por él se gloriará, cuando a los que hablan mentira se les tape la boca.

SALMO 64

Para el director de música. Alabanza de David. Escucha, oh Elohim, mi voz cuando me quejo; protege mi vida del terrible enemigo. Escóndeme de la trama de los malvados, de la turba de los malhechores, que afilan su lengua como espada, que arman como flechas sus crueles palabras, para acribillar a escondidas al inocente, para herirlo por sorpresa y sin riesgo. Se animan mutuamente a hacer lo malo, planean poner trampas ocultas, y dicen: “¿Quién las verá?” Que las maldades que han ocultado, cada cual en su interior, sus pensamientos secretos, queden completamente al descubierto. Elohim los acribillará a flechazos; los tomará por sorpresa y quedarán heridos. Sus propias lenguas los harán caer; y todos los que los vean se burlarán de ellos. Todo el mundo respetará, y declararán que es obra de Elohim, y entenderán Sus hechos. El justo se alegrará en Hashem y se refugiará en él; y todos los rectos de corazón se sentirán satisfechos.

SALMO 65

Para el director de música. Alabanza. Canción de David. En Tsión te aguarda la alabanza, Oh Elohim, a ti se pagarán los votos. Oidor de la oración, a ti vendrá toda criatura. Cuando me abruma toda clase de maldades, tú perdonas nuestras transgresiones. Feliz el que tú escoges y haces llegar hasta ti para que habite en tus atrios; nos saciaremos de las bendiciones de tu Casa, de tu santo Templo. Respóndenos con hazañas portentosas de victoria, oh Elohim, libertador nuestro, tú que eres la confianza de todos los confines de la tierra y de las más lejanas islas del mar, tú que afirmas las montañas con tu poder, ceñido de poderío, tú que calmas los rugientes mares, sus estruendosas olas y las naciones tumultosas. Los moradores de los confines de la tierra se sobrecogen al ver tus maravillas; tú haces cantar a las puertas de la Aurora y al Ocaso, cuidas la tierra y la riegas, la colmas de tus riquezas; el canal de Elohim va lleno de aguas. Tú le suples grano al hombre cuando preparas así la tierra. Inundas sus surcos, deshaces los terrones, los ablandas con la lluvia y bendices los renuevos; coronas el año con tu bondad, y tus nubes derraman la abundancia; la derraman sobre los pastos del desierto, y las colinas se ciñen de alegría, los prados se visten de rebaños, los valles se cubren de grano, dan voces de alegría, e irrumpen en canciones.

SALMO 66

 Para el director de música. Canción. Alabanza. Aclamen a Elohim, habitantes de toda la tierra, canten la gloria de su nombre, hagan gloriosa su alabanza. Díganle a Elohim: “¡Qué prodigiosos son tus hechos! Por la grandeza de tu poder se acobardan tus enemigos; todo la tierra te adora y te canta, canta alabanzas a tu nombre. Vengan a ver las obras de Elohim, respetado por sus actos en favor de los hombres! Transformó el mar en tierra seca; por el río pasaron a pie; por eso nos alegramos en él. Él domina con su poder para siempre, sus ojos vigilan las naciones; ¡no se enaltezcan los rebeldes! Bendigan, oh pueblos, a nuestro Elohim, hagan resonar sus alabanzas, porque él nos mantiene con vida, y no permite que resbalen nuestros pies. Tú nos has probado, oh Elohim, nos has refinado como se refina la plata; nos metiste en la red, cargaste aflicción sobre nuestra espalda; hiciste subir hombres sobre nuestra cabeza, entramos en fuego y en aguas; pero al fin nos has dado respiro. Entro en tu Casa con ofrendas quemadas, te pago los votos que pronunciaron mis labios, y que habló mi boca cuando estaba en angustia. Ofrendas quemadas de animales cebados te ofrezco, con incienso de carneros; sacrifico bueyes y chivos. Vengan a escuchar, todos los que respetan a Elohim, voy a contar lo que ha hecho por mí; A él clame con mi boca, y lo ensalcé con mi lengua. Si yo abrigara la maldad en mi mente, Hashem no me habría escuchado; pero en verdad Elohim me escuchó, oyó mi voz en oración. Bendito sea Elohim, que no despreció mi oración ni me negó su amor.

SALMO 67

Para el director de música: sobre instrumentos de cuerda. Alabanza. Que Elohim tenga compasión de nosotros y nos bendiga; que nos muestre su favor; para que se conozca tu voluntad en la tierra, y entre todas las naciones tu liberación. Que todos los pueblos te alaben, oh Elohim, que te alaben todos los pueblos. Que se alegren y se regocijen las naciones, porque riges a los pueblos con equidad, y guías a las naciones de la tierra. Que todos los pueblos te alaben, oh Elohim, que te alaben todos los pueblos. Que la tierra produzca su fruto, que Elohim nuestro Elohim nos bendiga. Que Elohim nos bendiga, y que lo reverencien todos los confines de la tierra.

SALMO 68

Para el director de música. Alabanza de David. Canción. Elohim se levantará y se dispersarán sus enemigos, los que lo aborrecen huirán delante de él. Como se disipa el humo, así los disipas; como se derrite la cera en el fuego, así perecerán los malvados delante de Elohim. Pero los justos se alegrarán, gozarán delante de Elohim, rebosarán de alegría. Canten a Elohim, entonen alabanzas a su nombre; alaben al que cabalga sobre las nubes; su nombre es Hashem, alégrense delante de él. Padre de huérfanos y defensor de viudas es Elohim en su santa morada. Elohim restaura a los solitarios a sus hogares, liberta a los prisioneros, sanos y salvos, mientras los rebeldes tienen que vivir en tierra árida. Oh Elohim, cuando tú salías delante de tu pueblo, cuando marchabas por el desierto, temblaba la tierra, el cielo vertía agua a la presencia de Elohim, y aquel Sinaí temblaba a la presencia de Elohim, el Elohim de Israel. Lluvias abundantes derramaste, oh Elohim; cuando tu herencia estaba árida, tú la restauraste. Tu tribu habita en ella; por tu bondad la has preparado para tu pobre, oh Elohim. Hashem da el mensaje; grande es la multitud de mujeres que llevan la buena nueva: “Reyes con sus ejércitos huyen precipitadamente, y las amas de casa reparten el botín. ¿Querrán acaso ustedes dormir entre los rebaños? Reparten alas de paloma cubiertas de plata y plumas enchapadas en oro fino. Cuando Shaddai dispersó a los reyes allí, eran como nevada en el monte Tsalmón. Oh montaña majestuosa, monte de Bashán; oh montaña escarpada, monte de Bashán, ¿por qué, oh montañas escarpadas, están tan hostiles con el Monte que Elohim escogió como su morada? En verdad Hashem habitará en él para siempre. Los carros de Elohim se cuentan por veintenas de millares, millares de millares, y Hashem marcha en medio de ellos, como en el Sinaí, en santidad. Subiste a las alturas; llevaste cautiva la cautividad; recibiste dones en forma de hombres: los que se resistían a que Elokim morara allí. Bendito sea Hashem que día por día nos sostiene; Él es nuestra liberación. Nuestro Hashem es un Elohim de liberación, Adonay nos libra de la muerte. Ciertamente Elohim aplastará la cabeza de sus enemigos, la mollera del que persiste en sus pecados. Hashem dijo: “Del Bashán te haré volver, te haré volver de las profundidades del mar; para que bañes tus pies en la sangre de tus enemigos, y se sacie de ella la lengua de tus perros”. Vieron tus procesiones, oh Elohim, las procesiones de mi Elohim, de mi Rey, hacia el Santuario. Los cantores van delante, detrás los músicos, en medio de muchachas que tocan panderos. Bendigan a Elohim en las asambleas, a Hashem, ustedes que son de la fuente de Israel. Allí va el jovencito Binyamín que los conduce, los príncipes de Yahudah que los comandan, los príncipes de Zevulún y los príncipes de Naftalí. Tu Elohim ha ordenado fuerza para ti, la fuerza, oh Elohim, que desplegaste por nosotros desde tu templo sobre Jerusalem. Los reyes te traen tributos. Reprime a la bestia de los pantanos, a la turba de toros, a los novillos de las naciones; hasta que se te rindan con sus lingotes de plata; dispersa a las naciones que se deleitan en la guerra; que vengan los tributadores de Mitsráyim, que Kush se apresure a extender sus manos con regalos para Elohim. Reinos de la tierra, canten a Elohim, entonen alabanzas a Hashem, al que cabalga sobre los antiguos cielos supremos; que truena con su potente voz! Reconozcan el poder de Elohim; sobre Israel se ve su majestad, y su poder se ve en el cielo. Digno de reverencia eres, Elohim, en tus lugares santos; el Elohim de Israel es quien da fuerza y poder a su pueblo. ¡Bendito sea Elohim!

SALMO 69

Para el director de música: Con la tonada de “Lirios”. Alabanza de David. Líbrame, oh Elohim, que las aguas me llegan al cuello; estoy hundido en lodo profundo, y no hallo dónde apoyar los pies; he caído en aguas profundas y la corriente me arrastra. Estoy cansado de llamar, tengo ronca la garganta, mis ojos desfallecen esperando a mi Elohim. Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; los que quieren destruirme son fuertes, y son mis enemigos sin motivo; ¡ahora tengo que devolver lo que no robé! Oh Elohim, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos. Que no queden avergonzados por mi culpa los que en ti esperan, oh Adonay de los ejércitos; que no queden confundidos por mi culpa los que te buscan, oh Elohim de Israel. Pues por tu causa he sufrido humillación, se me cae la cara de vergüenza; soy un extraño para mis hermanos, un desconocido para los hijos de mi madre, porque me consume el celo por tu Casa, y los reproches de los que te insultaban cayeron sobre mí. Cuando lloré, afligiéndome con ayunos, esto me sirvió de deshonra; Hice de luto mi vestido; y vine a ser un refrán entre ellos; hablan de mí los que se sientan a la puerta, y me sacan coplas los bebedores. Pero yo dirijo mi oración a ti, oh Hashem; en un momento favorable; oh Elohim, por tu gran amor, respóndeme con tu segura liberación. Sácame del lodo, no dejes que me hunda; líbrame de los que me odian y de las aguas profundas. Que no me arrastre el ímpetu de las aguas, ni me trague el abismo, ni cierre el pozo su boca sobre mí. Respóndeme, oh Hashem, que tu amor es bondadoso, conforme a la abundancia de tus piedades, mira hacia mí; no escondas tu rostro de tu servidor, porque estoy angustiado, apresúrate a responderme. Acércate a mí, rescátame, líbrame de mis enemigos. Tú conoces mi humillación, mi desgracia y mi deshonor; estás al tanto de todos mis adversarios. Tanta ofensa me ha destrozado el corazón, estoy desesperado; esperaba que alguien se compadeciera de mí, pero no hubo nadie; esperaba consoladores, pero no los hallé. Al contrario, me dieron hiel por comida, y cuando tuve sed me dieron a beber vinagre. Que su mesa se les vuelva una trampa, un lazo para sus aliados. Que se les oscurezcan los ojos para que no vean, y que siempre les flaquee la espalda. Derrama sobre ellos tu indignación, que el ardor de tu ira los alcance; que quede desolado su campamento, y no quede en sus carpas morador. Porque persiguen al que tú heriste, hablan del dolor del que tú heriste. Aplica el castigo de la maldad a su maldad, y que no disfruten de tu beneficencia; que queden eliminados del libro de la vida, y no sean inscritos entre los justos. Pero yo estoy afligido y adolorido, oh Elohim; que tu liberación me ponga en alto; así alabaré el nombre de Elohim con canción, lo exaltaré con acciones de gracias. Esto agradará a Hashem más que un buey o un novillo con sus cuernos y pezuñas. Lo verán los humildes y se alegrarán; ustedes que buscan a Elohim, anímese su corazón. Porque Hashem escucha a los necesitados, y no desprecia a los que por él están cautivos. ¡Que lo alaben el cielo y la tierra, los mares y cuanto en ellos se mueve! Porque Elohim salvará a Tsión y reedificará las ciudades de Yahudah; habitarán allí y la heredarán. Así la poseerá la descendencia de sus servidores, y los que aman su nombre habitarán en ella.

SALMO 70

Para el director de música. De David. Para recordar. Elohim mío, ven a librarme; oh Hashem, apresúrate a ayudarme. Queden avergonzados y frustrados los que buscan mi vida; que huyan llenos de confusión los que me desean el mal. Que tengan que huir llenos de vergüenza los que se ríen de mí. Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: “Engrandecido sea Elohim”. Yo estoy afligido y necesitado; ven pronto a mí, oh Elohim; tú eres mi ayudador y mi libertador; ¡no te tardes, Hashem!

SALMO 71

En ti, Hashem, busco refugio, jamás quede yo avergonzado; sálvame por tu beneficencia, y rescátame; inclina a mí tu oído y líbrame. Sé para mí una roca de refugio, a la que pueda yo siempre acudir; da orden de librarme, que tú eres mi peña y mi fortaleza. Elohim mío, líbrame de la mano del malvado, de la mano del perverso y del licencioso; pues tú eres mi esperanza, Adonay, mi confianza desde mi juventud. De ti he dependido desde el vientre; tú eras mi apoyo en el vientre de mi madre; para ti será siempre mi alabanza. He sido un ejemplo para muchos, pues tú eres mi refugio fuerte. Mi boca está llena de tu alabanza, y de tu gloria todo el día. No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas. Porque mis enemigos hablan de mí, los que acechan mi vida consultan entre sí, diciendo: “Elohim lo ha desamparado; persíganlo y agárrenlo, que no hay quien lo libre”. Oh Elohim, no estés lejos de mí; Elohim mío; apresúrate a ayudarme. Queden avergonzados y perezcan mis adversarios; queden llenos de vergüenza y confusión los que procuran mi mal. Yo, en cambio, esperaré siempre, y te alabaré cada vez más; mi boca publica tu beneficencia y tu liberación todo el día, aunque no sé cómo contarlas. Vengo con alabanza de tus poderosas obras, oh Adonay; celebro tu beneficencia, sólo la tuya. Oh Elohim, tú me has enseñado desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Así también tú, oh Elohim, aunque sea yo viejo y canoso, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la nueva generación, tu potencia a los que se van levantando. Tu justicia, oh Elohim, llega hasta el cielo; tu has hecho cosas grandes, oh Elohim, ¿quién hay como tú? Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones, volverás a revivirme, y a levantarme de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme; y yo te aclamaré con la lira por tu verdad, oh Elohim mío; cantaré a ti con el arpa, oh Santo de Israel. Mis labios se alegrarán al cantarte, y mi vida que tú rescataste. Todo el día hablará mi lengua de tu beneficencia, porque quedaron avergonzados, porque se llenaron de confusión los que procuraban mi mal.

SALMO 72

Acerca de Shelomoh. Oh Elohim, encomienda tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey, para que juzgue a tu pueblo con justicia, y a tus pobres con equidad. Que las montañas produzcan bienestar para tu pueblo, y las colinas, el galardón de la justicia. Que defienda a los oprimidos del pueblo, que libre a los hijos del pobre, y quebrante al opresor. Te respetarán mientras dure el sol, mientras exista la luna, durante todas las generaciones. Que sea como la lluvia que cae sobre la grama cortada, como los aguaceros que empapan la tierra. En sus días florecerán los justos, y habrá abundancia de bienestar mientras exista la luna. Gobernará de mar a mar, y desde el Río hasta los extremos de la tierra. Delante de él se inclinarán los habitantes del desierto, y sus enemigos lamerán el polvo. Los reyes de Tarshis y de las islas le pagarán tributos, los reyes de Sheba y de Sebá le ofrecerán obsequios. Delante de él se postrarán todos los reyes, todas las naciones le servirán. Porque él libra al pobre que clama, y al oprimido e indefenso; tiene piedad del pobre y del necesitado, y les salva la vida a los pobres; libra sus vidas del engaño y la licenciosidad; la sangre de ellos es valiosa a sus ojos. Que viva él, y que se le dé el oro de Sheba; que oren por él continuamente, que lo bendigan todo el día. Echarán un puñado de grano en la tierra, aún en las cumbres de las montañas, y reventará su fruto como los cedros del Levanón; y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra. Que su nombre sea eterno, que mientras dure el sol se hable de su nombre, y los hombres se bendigan en él; que todas las naciones lo proclamen feliz. Bendito sea Hashem, el Elohim de Israel, el único que hace maravillas; bendito sea su glorioso nombre para siempre, y toda la tierra se llene de su gloria. Así sea, amén. Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Yishay.

SALMO 73

Alabanza de Asaf. En verdad Elohim es bueno con Israel, con los puros de corazón. Pero yo, por poco doy un mal paso; poco faltó para que resbalaran mis pies; porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los malvados. Ellos no se preocupan por la muerte; su cuerpo se mantiene vigoroso; no pasan trabajos como los otros mortales, ni reciben golpes como los demás hombres. Por eso el orgullo les sirve de collar, se ponen como manto la licenciosidad; los ojos se les saltan de gordura, tienen más de lo que puede desear el corazón. Se mofan, y hablan con maldad de hacer violencia, hablan con altanería; abren la boca contra el cielo y su lengua recorre la tierra. Y así golpean a Su pueblo una y otra vez, hasta que escurren su última lágrima. Entonces dicen: “¿Podrá saberlo ‘El? ¿Podrá haber conocimiento de esto en Elyón?” ¡Y estos que son tan malvados, siempre prosperan, y amasan riquezas! Completamente en vano he limpiado mi mente y he lavado mis manos en inocencia; pues he recibido azotes cada día, y castigos todas las mañanas. Si decidiera decir estas cosas, traicionaría al linaje de tus hijos. Meditaba yo para entender esto, pero me resultaba muy difícil, hasta que entré en el Santuario de Elohim y entendí el paradero de ellos. En verdad los has puesto en resbaladeros, y los dejas caer en ruinas. ¡Cómo han quedado asolados de repente! Se acabaron, fenecieron con terrores. Como hace uno cuando despierta de un sueño, así, oh Hashem, cuando despiertes despreciarás su imagen. Ya había perdido la razón mi mente, y se me habían embotado los sentimientos; yo era ignorante, no entendía, como un bestia era delante de ti. Sin embargo, siempre estuve contigo y me sujetaste de la mano derecha; tú me guiaste con tu consejo, y después me dirigiste hacia el honor. ¿A quién más tengo yo en el cielo? Y teniéndote a ti, nada deseo aquí en la tierra. Mi cuerpo y mi mente fallan, pero Elohim es la fortaleza de mi mente, y mi porción eterna. Es claro que los que se alejan de ti perecen, tú aniquilas a todo el que se aparta de ti. Pero yo hallo mi felicidad en acercarme a Elohim, en poner mi confianza en Adonay, y en contar todas sus obras.

SALMO 74

Canto didáctico de Asaf. ¿Por qué, oh Elohim, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué humea tu ira contra las ovejas de tu prado? Acuérdate de tu comunidad que adquiriste en tiempo de antaño, la tribu que rescataste como tu herencia, y de este monte Tsiyón donde habitas. Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas, mira todo el mal que el enemigo ha hecho en tu Santuario. Tus adversarios han rugido en medio de tus asambleas, han plantado sus banderas bien visibles. Se parecen a los que levantan sus hachas contra las espesuras de un bosque; pues ahora con hachas y con mazos hacen pedazos de una vez las entalladuras de tu Casa. Le han pegado fuego a tu Santuario, han profanado y echado por tierra la Morada de tu nombre. Dijeron en su mente: “¡Destruyámoslos de una vez!” Han quemado todos los lugares de reunión con Êl en el país. No vemos ya nuestras banderas, no nos queda ni un profeta, ni hay entre nosotros quien sepa hasta cuándo. ¿Hasta cuándo, oh Elohim, nos insultará el adversario? ¿Irá a blasfemar tu nombre para siempre el enemigo? ¿Por qué escondes tu mano derecha? ¡Sácatela del pecho y acaba con ellos! Pero tú, Elohim, eres mi Rey desde antiguo, el que realiza liberaciones en medio de la tierra. Tú dividiste el mar con tu potencia; quebraste las cabezas de los monstruos en las aguas. Tú aplastaste las cabezas del leviatán, y lo diste por comida a los habitantes del desierto. Tú hiciste brotar manantiales y torrentes, tú secaste ríos impetuosos. Tuyo es el día, tuya también la noche; tú preparaste la lumbrera del sol. Tú estableciste todos los confines de la tierra; el verano y el invierno, tú los hiciste. Acuérdate de cómo el enemigo ha insultado a Hashem, cómo un pueblo insensato ha blasfemado tu nombre. No entregues tu tórtola a la turba voraz, no ignores para siempre al rebaño de tus pobres. Mira el Alianza; porque los lugares oscuros de la tierra se han convertido en moradas de licenciosidad. Que no vuelva avergonzado el oprimido, que el afligido y el pobre alaben tu nombre. Levántate, Elohim, defiende tu causa; recuerda cómo el insensato te insulta cada día. No ignores el vociferar de tus adversarios, el alboroto de tus opositores que aumenta constantemente.

SALMO 75

Para el director de música. Alabanza de Asaf. Canción. Te damos gracias, oh Elohim, te damos gracias porque tu nombre está cercano; los hombres cuentan tus maravillas. Tú has dicho: “En el momento que yo escoja, juzgaré con equidad. La tierra y todos sus habitantes se van disolviendo; yo sostengo sus columnas. Yo digo a los jactanciosos: ‘No se jacten;’ y a los malvados: ‘No hagan alarde de su poder’”. No levanten jactanciosamente su frente, no hablen con arrogancia; porque ni del este ni del oeste ni del sur proviene el ensalzamiento, sino de Elohim que es el Juez, y a unos humilla, mientras ensalza a otros. Hay una copa en la mano de Hashem, con vino fermentado bien mezclado; y él se lo da a beber, hasta el fondo lo escurrirán, lo beberán todos los malvados de la tierra. Pero yo siempre lo anunciaré, entonaré melodías al Elohim de Yaaqov. “Quebrantaré todo el poderío de los malvados; pero el poder del justo será ensalzado”.

SALMO 76

Para el director de música: Sobre instrumentos de cuerda. Alabanza de Asaf. Canción. Elohim es conocido en Yahudah, su nombre es grande en Israel; en Shalem está su Cabaña, su Morada está en Tsión. Allí quebró las flechas del arco, el escudo y la espada de guerra. Tú estabas esplendoroso y glorioso, en las montañas de cacería. Los valientes de corazón fueron despojados; les cayó un sueño, y ninguno de los guerreros pudo levantar una mano. Con una reprensión tuya, oh Elohim de Yaaqov, el carro y el caballo cayeron en un sueño profundo. Tú eres terrible, ¿y quién podrá resistir delante de ti cuando se encienda tu ira? Desde el cielo pronunciaste la sentencia; la tierra se asustó y se quedó quieta cuando Elohim se levantó a juzgar para librar a todos los mansos de la tierra. En verdad los más fieros de los hombres te reconocerán, cuando te ciñas con la última porción de furia. Hagan votos y cúmplanselos a Hashem su Elohim; todos los que lo rodean traigan regalos al Honorable. Él corta el aliento a los príncipes, inspira temor a los reyes de la tierra.

SALMO 77

Para el director de música: Sobre Yedutún. Alabanza de Asaf. Alzo mi voz a Elohim y clamo; alzo mi voz a Elohim y él me escucha. En mis días de angustia busco a Hashem; mis manos se extienden hacia ti de noche sin descanso, mi mente rehúsa el consuelo. Me acuerdo de Elohim y me conmociono, me quejo y mi espíritu desmaya. Tú has mantenido mis ojos desvelados, estoy tan turbado que no puedo hablar. Repaso los tiempos de antaño, los años de la antigüedad; recuerdo en la noche las coplas que me hacían; consulto con mi corazón y mi espíritu pregunta: “Nos desechará Hashem para siempre y no volverá más a amarnos? ¿Se habrá agotado completamente su amor, Se habrá acabado para siempre su promesa? ¿Se habrá olvidado el Elohim de tener piedad? ¿Habrá cerrado con ira su compasión?” Y me digo: “Es culpa mía que haya cambiado la diestra de Elyón. Recuerdo las proezas de Hashem ; sí, me acuerdo de tus maravillas antiguas; repaso todas tus obras, y reflexiono sobre tus hechos. Oh Elohim, tu camino es santo; ¿qué deidad es tan grande como Elohim? Tú eres haÊl que hace maravillas; has manifestado entre las naciones tu poder. Rescataste con tu brazo a tu pueblo, a los hijos de Yaaqov y de Yosef. Te vieron las aguas, oh Elohim, te vieron las aguas y se asustaron, y hasta los abismos se estremecieron. Las nubes echaron inundaciones de aguas, el cielo tronó, y destellaron tus rayos. El estruendo de tu trueno retumbó en el torbellino, los relámpagos alumbraron el mundo, la tierra se estremeció y tembló. Te abriste camino por el mar, un vado por las aguas caudalosas, y no quedó rastro de tus huellas. Guiaste como rebaño a tu pueblo, por mano de Mosheh y de Aharón.

SALMO 78

Poema contemplativo. Escucha, pueblo mío, mi Torá, inclinen su oído a las palabras de mi boca, que voy a exponer un tema; disertaré de las lecciones del pasado, cosas que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos han contado. No las ocultaremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas de Hashem, su poderío y las maravillas que ha hecho. Pues estableció un decreto en Yaaqov, ordenó una Torá en Israel; encargó a nuestros padres que la diesen a conocer a sus hijos; para que la conozca la generación futura, los hijos que han de nacer, para que los que se van levantando la cuenten a sus hijos; para que pongan en Elohim su confianza, y no olviden las obras de Êl sino que observen sus mandamientos; para que no sean como sus padres, generación terca y rebelde, generación de corazón inconstante y cuyo espíritu fue desleal a Él. Como los arqueros armados efrayimitas, que volvieron la espalda en el día de la batalla; no cumplieron el alianza de Elohim, y rehusaron seguir su Torá; se olvidaron de sus obras y de las maravillas que les había mostrado. Delante de sus padres hizo cosas asombrosas en la tierra de Mitsráyim, en la llanura de Zoán. Dividió el mar y los dejó pasar, hizo elevarse las aguas en una represa. Los guió con una nube de día, y toda la noche con un resplandor de fuego; hendió peñas en el desierto, y les dio a beber como de grandes abismos; sacó torrentes de una peña, hizo bajar agua como ríos. Pero ellos siguieron pecando contra él, rebelándose contra Elyón en el desierto. Tentaron a Êl en su mente, exigiendo una comida a su gusto; y hablaron contra Elohim diciendo: “¿Podrá Elohim ponernos una mesa en el desierto? Es verdad que hirió la peña y brotaron aguas, y torrentes inundaron la tierra, pero ¿podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?” Por eso, al oír esto Hashem se indignó, se encendió fuego contra Yaaqov y subió de punto la ira contra Israel; porque no pusieron su confianza en Elohim, ni confiaron en su liberación. A pesar de esto mandó las altas nubes y abrió las puertas del cielo; llovió sobre ellos maná para comer, les dio trigo del cielo, pan de héroes comió el hombre; les envió comida hasta que se saciaron. Movió el viento del este en el cielo, dirigió con su poder el viento del sur, y llovió sobre ellos carne como polvo, aves aladas como arena del mar, y las dejó caer en medio de Su campamento, alrededor de Su morada. Así comieron y se hartaron bien, pues él les cumplió su deseo. Pero no se les había quitado aún el hambre, todavía tenían la comida en la boca, cuando vino sobre ellos la ira de Elohim y mató a los más robustos de ellos, derribó a los jóvenes de Israel. Con todo esto, siguieron pecando y no tuvieron fe en sus maravillas. Por eso consumió sus días como una exhalación, sus años en muerte repentina. Cuando los iba matando, entonces lo buscaban, se convertían y preguntaban otra vez por Él; entonces se acordaban de que Elohim era su Roca, que el Elohim Altísimo era su Redentor. Pero lo engañaban con su boca, con su lengua le mentían, pues su corazón no era constante con él, ni eran fieles a Su alianza. Pero él, compasivo, les perdonó la maldad y no los destruyó; muchas veces apartó su indignación y no quiso despertar toda su ira; porque recordaba que eran sólo carne, un soplo que se va y no vuelve. ¡Cuántas veces lo desafiaron en el desierto, y lo enojaron en el sequedal! Vez tras vez volvían a tentar a ‘El, entristecían al Santo de Israel. No se acordaron de su mano, ni del día en que los rescató del adversario; cuando ejecutó en Mitsráyim sus señales, sus maravillas en la llanura de Zoán; convirtió sus ríos en sangre, y también sus arroyos, para que no bebieran. Envió entre ellos moscas que se los comieran, y ranas que los destruyeran; entregó sus frutos a la oruga, sus productos a la langosta. Destruyó sus viñas con granizo, sus sicómoros con hielo; entregó sus bestias a la centella, sus ganados a los rayos. Envió sobre ellos el ardor de su ira, enojo, indignación, angustia, una banda de mensajeros destructores. Preparó un sendero para su ira; no los libró de la muerte, sino entregó sus vidas a la plaga. Derribó a todo primogénito en Mitsráyim, las primicias del vigor de ellos en las carpas de Jam. Hizo salir como un rebaño a su pueblo, los llevó como manada por el desierto; los guió con seguridad, para que no tuvieran temor, mientras que a sus enemigos los cubrió el mar. Los trajo a su territorio santo, a esta serranía que adquirió con su diestra. Arrojó naciones delante de ellos, les repartió con cordel una herencia, y en las viviendas de ellas hizo habitar a las tribus de Israel. Pero tentaron al Elohim Altísimo y se rebelaron contra él, y no observaron sus decretos. Se apartaron y se hicieron desleales como sus padres, se voltearon como arco engañoso; lo enojaron con sus lugares altos y lo provocaron a celos con sus esculturas. Elohim lo oyó y se indignó, menospreció mucho a Israel, y dejó la Morada de Shiloh, la Carpa donde había habitado entre los hombres. Entregó el arca de su poder al cautiverio, su gloria en manos del enemigo; abandonó también a su pueblo a la espada, y se airó contra su heredad. El fuego devoró a sus jóvenes, sus vírgenes se quedaron sin cantos nupciales; sus sacerdotes cayeron a espada y sus viudas no los lloraron. Entonces, como un dormido, despertó Hashem, como valiente que se desembriaga de su vino, y golpeó por la espalda a sus adversarios, los cubrió de vergüenza perpetua. Además rechazó al clan de Yosef, y no escogió la tribu de Efráyim; sino que escogió la tribu de Yahudah, al Monte de Tsiyón, que amó. Y edificó Su Santuario como alturas, como la tierra que cimentó para siempre. Escogió a David su servidor, y lo sacó de los corrales de las ovejas; de seguir tras las paridas lo trajo, para apacentar a Yaaqov su pueblo, a Israel su herencia. Así los apacentó con corazón íntegro, con manos hábiles los pastoreó.

SALMO 79

Alabanza de Asaf. Oh Elohim, los paganos han entrado en tus dominios; han profanado tu santo Templo, han convertido a Jerusalén en un montón de escombros. Han dado los cadáveres de tus servidores por comida a las aves del cielo, la carne de tus fieles, a las bestias de la tierra. Han derramado su sangre como agua en derredor de Jerusalén; y no hay quien los entierre. Hemos venido a ser objeto de oprobio a nuestros vecinos, la burla y la mofa de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, Hashem? ¿Te enojarás para siempre? ¿Arderá tu indignación como fuego? Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, sobre los reinos que no invocan tu nombre; porque han devorado a Yaaqov, y han asolado su morada. No cuentes contra nosotros las maldades pasadas; vengan pronto hacia nosotros tus piedades; porque estamos muy abatidos. Ayúdanos, oh Elohim libertador nuestro, por la gloria de tu nombre; sálvanos y perdona nuestros pecados, por causa de tu nombre. ¿Por qué han de decir los gentiles: “¿Dónde está el Elohim de ellos?” Que se conozca entre las naciones, a nuestra vista, que tú vengas la sangre derramada de tus servidores. Llegue delante de ti el gemido de los encarcelados, conforme a la grandeza de tu poder preserva a los condenados a muerte; y págales a nuestros vecinos con su misma moneda, siete veces la deshonra con que te han deshonrado, Hashem. Así nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; de generación en generación contaremos tus alabanzas.

SALMO 80

Para el director de música. Con la tonada de Lirios. Testimonio. Alabanza de Asaf. Oh Pastor de Israel, escucha, tú que conduces como rebaño a Yosef; resplandece, tú que te sientas sobre querubines. Delante de Efráyim y Binyamín y Menasheh, despierta tu poder, y ven a salvarnos. Oh Elohim, restáuranos; muéstranos tu favor y seremos salvos. Hashem, Elohim de los ejércitos, ¿hasta cuándo humeará tu ira contra la oración de tu pueblo? Los has hecho comer pan de lágrimas, les has dado a beber lágrimas en abundancia. Nos haces estar en contienda con nuestros vecinos, y nuestros enemigos se ríen a su antojo. Oh Elohim de los ejércitos, restáuranos; muéstranos tu favor y seremos salvos. Trajiste una vid de Mitsráyim; expulsaste naciones y la plantaste; limpiaste un lugar para ella, de manera que echó hondas sus raíces y llenó la tierra. Las montañas quedaron cubiertas con su sombra, con sus ramas los grandes cedros. Extendió sus ramas hasta el mar, y hasta el río sus vástagos. ¿Por qué has roto sus cercas, de manera que la despojen todos los que pasan por el camino? El jabalí de la selva la devasta, y la devora la bestia del campo. Oh Elohim de los ejércitos, vuelve ahora; mira desde el cielo y considera, y visita esta viña, la cepa que plantó tu diestra, el renuevo que afirmaste para ti. Quemada a fuego está, y cortada; perece por la reprensión de tu rostro. Dale la mano al varón de tu confianza, al ser humano que has tomado para ti. Así no nos apartaremos de ti; preserva nuestra vida para que invoquemos tu nombre. Oh Hashem de los ejércitos, restáuranos; muéstranos tu favor y seremos salvos.

SALMO 81

Para el director de música: Sobre los lagares. De Asaf. Canten gozosamente a Elohim, nuestra fortaleza; canten con alegría al Elohim de Yaaqov. Entonen la canción, toquen el pandero, el arpa melodiosa y la lira. Toquen la trompeta en el novilunio, en la luna llena, en el día de nuestra fiesta solemne. Porque este es un estatuto para Israel, una ley del Elohim de Yaaqov. Lo constituyó como testimonio en Yahosef, cuando salió triunfante de la tierra de Mitsráyim. Oí una voz desconocida que decía: “Yo quité la carga de sus hombros, quité los cestos de sus manos. En la angustia llamaste y yo te libré; te respondí desde el escondite del trueno; te probé junto a las aguas de Merivah. Oye, pueblo mío, y te amonestaré; oh Israel, si me oyes no habrá en tu medio deidad ajena, ni te inclinarás ante un elohim extraño. Yo Hashem, soy tu Elohim que te hice subir de la tierra de Mitsráyim; abre tu boca y yo la llenaré. Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso atenderme; de manera que los abandoné a la dureza de su corazón, y caminaron en sus propios consejos. ¡Oh si mi pueblo me oyera, si Israel anduviera en mis caminos! En un instante subyugaría yo a sus enemigos, volvería mi mano contra sus adversarios; los que aborrecen a Hashem se acobardarían ante él, y su destrucción sería eterna; lo sustentaría con el mejor trigo, y con la miel de la peña lo saciaría.

SALMO 82

Alabanza de Asaf. Elohim preside en la gran asamblea, en medio de los jueces juzga. ¿Hasta cuándo juzgarán ustedes injustamente, mostrando favoritismo con el malvado? Defiendan al desvalido y al huérfano, háganle justicia al oprimido y al pobre, liberen al indefenso y al necesitado, sálvenlos de la mano de los malvados. No saben, no entienden, siguen andando en tinieblas; todos los cimientos de la tierra tiemblan. Yo he dicho: “Ustedes son seres divinos, todos ustedes oh hijos de Elyón; pero como hombres morirán, como cualquiera de los príncipes caerán”. Levántate, Elohim, juzga la tierra, que tú eres el Dueño de todas las naciones.

SALMO 83

Canción. Alabanza de Asaf. Oh Elohim, no guardes silencio, no te quedes ahí callado; pues mira que tus enemigos rugen, los que te odian levantan la cabeza. Contra tu pueblo consultan astutamente y en secreto, entran en consejo contra tus protegidos. Dicen: “Vamos a eliminarlos como nación; que no haya más memoria del nombre de Israel. Unánimes han conspirado en su consejo, contra ti han hecho una alianza; los clanes de Edom y los yishmaelitas, Moav y los hagaritas, Guebal, Amón y Amaleq, Peléshet con los habitantes de Tsor, y hasta Ashur se ha unido a ellos y ha dado refuerzo a los hijos de Lot. Hazles como le hiciste a Midyán, como a Siserá, como a Yavín junto al torrente de Qishón, que perecieron en Endor, que quedaron como estiércol para la tierra. Trata a sus nobles como a Orev y a Zeev; deja a todos sus príncipes como a Zévaj y a Tsalmuná. Pues han dicho: “Apoderémonos de las moradas de Elohim”. Elohim mío, ponlos como torbellino, como hojas secas al viento. Como el fuego consume el bosque, como la llama abrasa las montañas, así persíguelos con tu tempestad, atérralos con tu torbellino; llena sus rostros de vergüenza, para que la gente busque tu nombre, oh Hashem. Que queden frustrados y aterrados para siempre, queden derrotados y perezcan; para que sepan todos que tu nombre es Hashem, y que solo tú eres Elyón Supremo sobre toda la tierra.

SALMO 84

Para el director de música: Sobre el lagar. Alabanza de los hijos de Qóraj. ¡Qué hermosas son tus moradas, oh Yahweh de los ejércitos! ¡Cómo suspiro y me consumo por los atrios de Hashem! Mi corazón y mi carne claman por el Elohim vivo. Hasta el gorrión ha encontrado un hogar, y la golondrina un nido donde poner sus polluelos: junto a tu gran altar, oh Yahweh de los ejércitos, Rey mío y Elohim mío. Felices los que habitan en tu casa, alabándote siempre. Felices los que encuentran en ti su refugio, en cuya mente están tus caminos. Cuando atraviesan el Valle de Lágrimas, lo consideran como lugar de manantiales, como si la lluvia temprana lo hubiera cubierto de bendiciones. Van de fortaleza en fortaleza, hasta llegar a Elohim en Tsiyón. Hashem, Elohim de los ejércitos, oye mi oración; escucha, Elohim de Yaaqov. Fíjate, oh Elohim en nuestro escudo, mira el rostro de tu ungido. Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero estar a la puerta en la casa de mi Elohim a vivir en las carpas del malvado. Porque el Elohim Hashem es un sol y un escudo; Hashem nos concede favor y gloria; no niega ningún bien a los que andan rectamente. Hashem de los ejércitos, feliz el hombre que confía en ti.

SALMO 85

Para el director de música. Alabanza de los hijos de Qóraj. Tú favorecerás tu tierra, oh Hashem; harás cambiar la suerte de Yaaqov; perdonarás la maldad de tu pueblo, cubrirás todos sus pecados; contendrás tu indignación, apartarás el ardor de tu ira. Vuelve, Elohim salvador nuestro, revoca tu desagrado hacia nosotros. ¿Estarás enojado con nosotros para siempre? ¿Prolongarás tu ira de generación en generación? En verdad volverás a reavivarnos, para que tu pueblo se alegre en ti. Oh Hashem, muéstranos tu amor y concédenos tu liberación. Escucharé lo que va a decir Hashem, porque prometerá bienestar a su pueblo, a sus fieles, para que no vuelvan a hacer locuras. En verdad su ayuda está cerca de los que lo honran, para hacer morar su gloria en nuestra tierra. El amor y la verdad se encuentran, la justicia y el bienestar se besan; la verdad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. Hashem nos da la lluvia y nuestra tierra da su cosecha. La justicia marcha delante de él cuando él emprende su camino.

SALMO 86

Oración de David. Inclina tu oído, Hashem, respóndeme, que estoy oprimido y necesitado; preserva mi vida, que soy tu devoto; oh Elohim mío, salva tú a tu servidor que confía en ti. Ten compasión de mí, oh Hashem, que a ti clamo todo el día; alegra la vida de tu servidor, Hashem, que en ti pongo mi esperanza; porque tú, Hashem, eres bueno y perdonador, abundante en amor, con los que te invocan. Escucha Hashem mi oración, atiende a la voz de mis ruegos. En mis días de angustia yo te llamo porque tú me respondes. Ninguno hay como tú entre los ha’elohim, oh Hashem, ni hay obras como tus obras. Todas las naciones que hiciste vendrán a postrarse ante ti, oh Hashem, y glorificarán tu nombre; porque tú eres grande y haces maravillas, tú eres el único Elohim. Enséñame tu camino, Hashem, para que ande en tu verdad; que con mi corazón indiviso honre tu nombre. Te alabaré, oh Hashem, Elohim mío, con todo el corazón, y glorificaré tu nombre para siempre; porque es grande tu amor por mí, y has librado mi vida de lo más profundo de la Fosa. Oh Elohim, los arrogantes se han levantado contra mí, una banda de hombres violentos busca mi vida, y no te tienen presente. Pero tú, Hashem, eres un Elohim compasivo y misericordioso, lento para la ira y abundante en amor y verdad; mírame y ten piedad de mí, concede tu fortaleza a tu servidor, libra al hijo de tu servidora. Muéstrame alguna señal de tu favor, para que la vean los que me odian y queden avergonzados, porque tú, Hashem, me has dado ayuda y consuelo.

SALMO 87

Alabanza de los hijos de Qóraj. Canción. Su fundamento está en las montañas santas, Hashem ama las puertas de Tsiyón más que todas las moradas de Yaaqov. Cosas gloriosas se han dicho de ti, oh ciudad de ha’Elohim. “Contaré a Ráhav y a Bavel entre los que me conocen. Aquí están Peléshet y Tsor, con Kush; Este pueblo nació aquí. Y de Tsiyón se dirá: “Este hombre y ese nacieron en ella, y Elyón mismo la preservará”. Hashem escribirá en el registro de las naciones: “Este también nació allí”. Y habrá cantores y bailadores, que dirán: “Todas mis raíces están en ti”.

SALMO 88

Canción Alabanza de los hijos de Qóraj. Para el director de música: Sobre una enfermedad aflictiva. Cántico didáctico de Hemán el ezrajita. Hashem, mi Elohim libertador, día y noche clamo ante ti; que llegue mi oración a tu presencia, inclina tu oído a mi clamor. Porque estoy harto de padecimientos y mi vida está al borde la Fosa; ya me cuentan con los que bajan al Hoyo, soy como un hombre sin fuerza, abandonado entre los muertos, como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, de quienes ya no te acuerdas porque fueron cortados por tu mano. Me has puesto en el fondo del Hoyo, en tinieblas, en profundidades; sobre mí ha bajado tu ira, y con todas tus olas me has afligido. Has alejado de mí a mis conocidos, me has hecho detestable para ellos, estoy encerrado, no puedo salir. Mis ojos se nublan de tanta aflicción; te estoy llamando, Hashem, todos los días extiendo mis manos hacia ti. ¿Manifestarás tus maravillas por los muertos? ¿Se levantarán las sombras para alabarte? ¿Se hablará de tu amor en el sepulcro, o de tu verdad en el lugar de destrucción? ¿Se darán a conocer en las tinieblas tus maravillas, y tus obras benéficas en la tierra del olvido? Pero yo clamo a ti, Hashem, y cada mañana te presento mi oración. ¿Por qué, Hashem, me rechazas y escondes tu rostro de mí? He estado afligido y al borde de la muerte desde mi niñez; he soportado tus terrores, y ya me desespero; sobre mí han pasado tus iras, tus terrores acaban conmigo, como aguas me han rodeado todo el día, todos juntos me han acorralado. Has alejado de mí al amigo y al vecino; mis compañeros ahora son las tinieblas.

SALMO 89

Canto didáctico de Etán el ezrajita. Cantaré perpetuamente las bondades de Hashem, con mi boca daré a conocer tu fidelidad de generación en generación; proclamaré que tu amor permanece para siempre, en los mismos cielos se afirma tu verdad. Tú dijiste: “He hecho una alianza con mi escogido, he jurado a David mi servidor: Para siempre estableceré tu linaje y confirmaré tu trono por todas las generaciones”. Tus maravillas, oh Hashem, celebra el cielo, tu fidelidad también en la asamblea de los seres santos. Pues ¿quién en el cielo puede igualar a Hashem? ¿Quién podrá compararse a Hashem entre los hijos de Elohim? Él es muy respetado en el consejo privado de los seres santos, e infunde gran reverencia a todos los que están a su alrededor. Hashem, Elohim de los ejércitos, ¿quién es potente como tú, Hashem? Tu fidelidad te rodea; tú dominas la braveza del mar; cuando se levantan sus olas tú las aplacas. Tú quebrantaste a Ráhav, como a herido de muerte, con tu brazo potente dispersaste a tus enemigos. Tuyo es el cielo, tuya también es la tierra, el mundo y lo que contiene, tú los fundaste; el norte y el sur, tú los creaste; el Tabor y el Jermón se gozan en tu nombre. Tu brazo está dotado de potencia, tu mano es fuerte, tu diestra es sublime. La justicia y el derecho son la base de tu trono; el amor y la verdad van delante de ti. ¡Feliz el pueblo que sabe alabarte con alegría, oh Hashem, andará a la luz de tu presencia; En tu nombre se alegran todo el día, y mediante tu justicia son ensalzados, porque tú eres su fortaleza en la que se glorían, y con tu favor se aumentará nuestro poder. Porque de Hashem proviene nuestro escudo, nuestro rey proviene del Santo de Israel. Un día hablaste en visión a tus fieles, y dijiste: “He encargado el socorro a un héroe, he ensalzado a un escogido de entre el pueblo; he hallado a David mi servidor, lo he ungido con mi aceite sagrado; mi mano estará siempre con él, mi brazo lo fortalecerá; ningún enemigo lo vencerá, ningún perverso lo afligirá. Yo quebrantaré a sus adversarios delante de él y golpearé a los que lo odian; mi fidelidad y mi amor estarán con él, y por mi nombre se aumentará su poder. Pondré también su mano sobre el mar, y sobre los ríos su diestra. Él me dirá: “Tú eres mi padre, mi Elohim y mi Roca salvadora”. Yo lo nombraré primogénito, el mayor de los reyes de la tierra. Eternamente le prodigaré mi amor, mi alianza con él será duradero. Estableceré su linaje para siempre, y su trono mientras dure el cielo. Si sus hijos abandonan mi Torá y dejan de andar en mis preceptos, si profanan mis leyes y no observan mis mandamientos, entonces yo castigaré su transgresión con la vara, y su maldad con azotes; pero no apartaré de él mi amor, ni faltaré a mi fidelidad; no violaré mi alianza, ni cambiaré lo que ha salido de mis labios. Una vez juré por mi santidad, no le mentiré a David, su linaje durará para siempre, su trono será como el sol delante de mí; establecido para siempre como la luna, como testigo fiel en el cielo”. Pero ahora tú has rechazado y menospreciado a tu ungido, y te has enojado con él; Has repudiado la alianza con tu servidor, has arrastrado su dignidad por el suelo; Has derribado todos sus cercados, has destruido sus fortalezas. Todos los que pasan por el camino lo saquean y ha venido a ser la burla de sus vecinos. Has levantado la diestra de sus adversarios, has alegrado a todos sus enemigos; has embotado también el filo de su espada, y no lo has sostenido en la batalla; has empañado su gloria y has echado por tierra su trono; has acortado los días de su juventud y lo has cubierto de vergüenza. ¿Hasta cuándo, Hashem? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá como fuego tu ira? Recuerda cuán breve es mi existencia; ¿o es que has creado en vano a la humanidad? ¿Qué hombre hay que viva sin ver la muerte, o que libre su vida del poder de la Fosa? Hashem, ¿dónde está tu antiguo amor? ¡Tú le juraste a David por tu fidelidad! Acuérdate, Hashem, del abuso infligido a tus servidores, ¡lo que tengo que aguantar de muchos pueblos! que tus enemigos, oh Hashem, han abusado, sí, han abusado de tu ungido a cada paso. Bendito sea Hashem por siempre. Amén, amén.

SALMO 90

Oración de Moshé, hombre de Elohim. Hashem, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. Antes que nacieran los montes o que tú produjeras la tierra y el mundo, desde la eternidad hasta la eternidad tú eres Hashem. Tú reduces al hombre al polvo, y dices: “Vuelvan al polvo, seres humanos”. Porque mil años son para ti como el día de ayer que pasó, como una vigilia de la noche. Los arrebatas como torrentes, son como un sueño mañanero, como la hierba que pasa, que por la mañana florece y crece, pero a la tarde la cortan y se seca. Porque por tu ira nos consumimos, por tu indignación estamos aterrados. Nuestras maldades han quedado expuestas ante ti, nuestros secretos a la luz de tu mirada. Porque nuestros días se van acabando por tu ira, acabamos nuestros años como un suspiro. El lapso de nuestra vida es de setenta años, y quizás los más robustos lleguen a ochenta; pero todo lo que nos dejan es afán y trabajo, porque pronto pasan y quedamos en tinieblas. ¿Quién conoce el poder de tu ira? ¿Quién ha sentido el peso de tu indignación? Enséñanos a contar nuestros días de modo que alcance el corazón sabiduría. Vuelve, Hashem, ¿hasta cuándo tardarás? ¡Conduélete de tus servidores! Sácianos por la mañana de tu amor, y cantaremos de alegría todos nuestros días. Alégranos conforme a los días en que nos afligiste, y a los años en que hemos visto calamidades. Haz palpable tu acción a tus servidores y que aparezca sobre sus hijos tu gloria. Que el favor de Hashem nuestro Elohim esté sobre nosotros, y haga prosperar la obra de nuestras manos; sí, prospera la obra de nuestras manos.

SALMO 91

El que habita al abrigo de Elyón y mora a la sombra de Shaday, dígale a Hashem: “Refugio mío y fortaleza mía; mi Elohim en quien confío”. Porque él te librará de la trampa del cazador, y de la epidemia destructora; con sus plumas te cubrirá, bajo sus alas hallarás refugio; escudo y armadura es su fidelidad. No tienes que temer del peligro nocturno, ni de flecha que vuele de día, ni de la epidemia que cunda en las tinieblas, ni de mortandad que devaste al medio día. Podrán caer mil a tu lado, y diez mil a tu derecha, pero a ti no llegará. Con tus propios ojos lo verás, presenciarás la recompensa de los malvados. Por cuanto has dicho: “Tú, Hashem, eres mi refugio”, y en Elyón has buscado protección, No te sucederá mal alguno, ni plaga llegará a tu morada. porque a sus mensajeros dará órdenes de que te cuiden dondequiera que vayas; te llevarán en sus manos para que no tropiece tu pie en alguna piedra. Pisarás sobre el león y la víbora, pisotearás al leoncillo y a la serpiente. “Por cuanto ha puesto en mí su cariño, yo lo libraré; porque ha conocido mi nombre lo pondré en alto; cuando clame a mí, le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y lo glorificaré; lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.

SALMO 92

Alabanza. Canción para el Shabat. ¡Qué bueno es darte gracias, oh Hashem, y cantar alabanzas a tu nombre, oh Altísimo! Publicar por la mañana tu amor, y tu fidelidad en las noches; con arpas de diez cuerdas, con laúdes, con la dulce melodía de la cítara; porque tus obras, Hashem, son mi alegría, en las obras de tus manos me gozo. ¡Qué grandes son tus obras, oh Hashem! ¡Qué profundos son tus pensamientos! El necio no los entiende, el insensato no los comprende. Cuando los malvados brotan como la hierba, cuando florecen todos los malhechores, es para recibir la destrucción eterna. Pero tú, Hashem, siempre eres excelso; porque mira tus enemigos, Hashem; sí, tus enemigos perecerán; todos los malhechores se dispersarán; pero tú me harás andar con la frente en alto, como toro montés, y me ungirás con aceite fresco. Con mis propios ojos veré la derrota de mis opositores, y con mis oídos oiré la de los malvados que se levantan contra mí. El justo florecerá como la palmera, crecerá como cedro en el Levanón; plantados en la casa de Hashem, florecen en los atrios de nuestro Elohim; aún en la vejez todavía dan fruto, están vigorosos y verdes, testificando que Hashem es recto; él es mi roca, y no hay injusticia en él.

SALMO 93

Hashem es rey, vestido de majestad; Hashem se viste y se ciñe de fuerza; por eso el mundo está firme y no vacila. Tu trono está firme desde hace mucho, tú existes eternamente. Se levantan los ríos, oh Hashem, los ríos levantan su rugido, levantan los ríos su fragor; pero Hashem en las alturas es más fuerte que el estruendo de muchas aguas, que las impetuosas olas del mar. Tus decretos son muy firmes; la santidad, oh Hashem, es el adorno eterno de tu casa.

SALMO 94

Oh Elohim justiciero, Hashem, Elohim justiciero, manifiéstate. Levántate, juez de la tierra, da su merecido a los arrogantes. ¿Hasta cuándo, Hashem, los malvados, hasta cuando triunfarán los malvados? Fanfarronean y hablan insolencias; todos los malhechores se jactan; Humillan a tu pueblo, Hashem, oprimen a tu heredad; matan viudas y extranjeros, y asesinan a los huérfanos; luego dicen: “Hashem no lo ve: el Elohim de Yaaqov no se entera”. ¡Hagan caso, gente torpe y necia! ¿Cuándo se darán cuenta? El que ha hecho los oídos, ¿no va a oír? El que formó los ojos, ¿no va a ver? El que corrige a las naciones, ¿no va a reprender? ¿Y no conocerá el que enseña al hombre la ciencia? Hashem conoce que los pensamientos de los hombres son vanidad. Feliz el hombre a quien tú corriges, y educas en tu Torá, para darle tranquilidad en los días de adversidad, mientras al malvado se le cava un hoyo. Porque Hashem no desampara a su pueblo ni abandona a su heredad, sino que volverá a imponerse la justicia y se irán con ella todos los rectos. ¿Quién se levantará en mi defensa contra los malhechores? ¿Quién estará a mi favor contra los malvados? Si Hashem no me hubiera ayudado, ya estaría yo habitando en el silencio. Pero cuando pienso que mi pie va a resbalar, tu amor, oh Hashem, me sostiene; cuando aumenten las preocupaciones en mi mente, tu consuelo alegra mi vida. ¿Podrá aliarse contigo un tribunal malvado, que hace injusticias en nombre de la ley? Conspiran unidos contra la vida del justo, y condenan a muerte al inocente. Pero Hashem ha sido mi torre alta, Elohim es mi roca de refugio; él hará recaer sobre ellos su propia maldad, los aniquilará por su perversidad; Hashem nuestro Elohim los aniquilará.

SALMO 95

Vengan, aclamemos alegremente a Hashem, cantemos con alegría a nuestra Roca y libertador; entremos a su presencia con agradecimiento, aclamémoslo con canciones. Porque Hashem es un grande, un gran Rey sobre todos los elohim; en su mano están los abismos de la tierra: los picos de las montañas también son suyos; suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra. Vengan, postrémonos e inclinémonos, arrodillémonos ante Hashem nuestro Hacedor; porque él es nuestro Elohim, y nosotros el pueblo que él atiende, el rebaño a su cuidado. Escuchen hoy su voz: “No endurezcan su corazón como en Meribá, como aquel día en Masah, en el desierto, cuando sus padres me pusieron a prueba, me probaron aunque habían visto mis obras. Cuarenta años me estuvo provocando aquella generación; y dije: “Es un pueblo descarriado que no conoce mis caminos”. Por eso juré indignado que no entrarían en mi lugar de descanso.

SALMO 96

Canten a Hashem una canción nueva; canten a Hashem, habitantes de toda la tierra; Canten a Hashem, bendigan su nombre, proclamen día tras día su victoria. Proclamen entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillosas obras; porque grande es Hashem y muy digno de alabanza, es más respetable que todos los elohim; porque todos los elohim de las naciones son meros ídolos, pero Hashem hizo el cielo. Honor y majestad hay delante de él, fortaleza y belleza en su santuario. Atribuyan a Yahweh, familias de los pueblos, atribuyan a Hashem gloria y fortaleza; atribuyan a Hashem la gloria de su nombre; traigan regalos y entren en sus atrios; inclínense ante Hashem en su hermoso santuario; sean reverentes ante él, habitantes de toda la tierra. Declaren entre las naciones: “Hashem es Rey; él estableció el mundo y no vacilará; él juzgará las naciones con justicia”. Alégrese el cielo, gócese la tierra; retumbe el mar y cuanto hay en él; alégrese el campo y todo lo que hay en él; que todos los árboles del bosque canten de gozo delante de Hashem, porque viene, sí, porque viene a gobernar la tierra; gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.

SALMO 97

¡Hashem es Rey! ¡Gócese la tierra, alégrense las islas numerosas! Densas nubes y tinieblas hay a su alrededor, la justicia y el derecho son la base de su trono. El fuego es su vanguardia, y consume a sus adversarios en derredor; sus relámpagos alumbran el mundo, la tierra los ve y se estremece; las montañas se derriten como cera ante Hashem, ante el Dueño de toda la tierra. El cielo pregona su justicia y todos los pueblos ven su gloria; avergüéncense todos los que adoran imágenes, los que se enorgullecen de sus ídolos; ¡ante él se postran todos los elohim! Tsiyón oye esto y se alegra, y las hijas de Yahudah se regocijan por los juicios de Hashem; porque tú, Hashem, eres Elyón Supremo sobre toda la tierra, estás muy por encima de todos los elohim. Ustedes los que aman a Hashem, odien el mal; él cuida las vidas de sus leales, de la mano de los malvados los libra. La luz ha brillado para el justo, la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, en Hashem, y alaben su santo nombre.

SALMO 98

Alabanza. Canten a Hashem una canción nueva, porque ha hecho maravillas; su propia diestra, su santo brazo, le ha ganado la victoria. Hashem ha dado a conocer su victoria, a la vista de las naciones ha desplegado su triunfo; se acordó de su amor y su fidelidad para la casa de Israel; todos los confines de la tierra han visto la victoria de nuestro Elohim. Canten con alegría a Hashem, habitantes de toda la tierra; alégrense y canten, entonen alabanzas; Entonen alabanzas a Hashem con el arpa, con el arpa y la voz melodiosa; con trompetas y a son de corneta, canten alegremente delante del Rey Hashem. Retumbe el mar y cuanto hay en él, el mundo y los que en él habitan; aplaudan los ríos, gócense a coro las montañas delante de Hashem, porque viene a gobernar la tierra; gobernará al mundo con justicia, a los pueblos con equidad.

SALMO 99

Hashem es Rey, hagan reverencia los pueblos; él se sienta sobre los querubines, conmuévase la tierra. Hashem es grande en Tsiyón, encumbrado sobre todos los pueblos; reconozcan todos su grande y respetable nombre; él es santo. El poder de un rey radica en el amor a la justicia, y tú has establecido la equidad, tú has actuado con juicio justo en Yaaqov. Ensalcen a Hashem nuestro Elohim e inclínense ante la tarima de sus pies; él es santo. Mosheh y Aharón estuvieron entre sus sacerdotes, y Shemuel entre los que invocaron su nombre; estos invocaban a Hashem y él les respondía. En la columna de nube les hablaba, y ellos cumplían sus decretos, la ley que les dio. Hashem, Elohim nuestro, tú les respondías; un Elohim perdonador fuiste con ellos, pero vengador de sus maldades. Ensalcen a Hashem nuestro Elohim, inclínense hacia su monte santo, porque Hashem nuestro Elohim es santo.

SALMO 100

Alabanza para dar gracias. Canten alegres a Hashem, habitantes de toda la tierra; adoren a Hashem con alegría, entren a su presencia con canciones. Reconozcan que Hashem es Elohim; él nos hizo y somos suyos, su pueblo, y ovejas que él atiende. Entren por sus puertas con agradecimiento, en sus atrios con alabanza; denle gracias y bendigan su nombre. Porque Hashem es bueno, su amor, es eterno; y para todas las generaciones es su fidelidad.

SALMO 101

Alabanza de David. Cantaré del amor y la justicia; a ti, Hashem, te entonaré alabanzas. Observaré bien el camino de perfección: ¿cuándo la alcanzaré? Viviré sin tacha dentro de mi casa. No pondré ante mis ojos nada bajo; detesto los tratos perversos; no tendré nada de ellos. Los pensamientos perversos estarán lejos de mí; no sabré nada del mal. Al que calumnia a su amigo en secreto lo destruiré; no soporto al arrogante y orgulloso. Mis ojos están sobre los hombres confiables del país, para tenerlos a mi lado. El que sigue el camino de los intachables estará a mi servicio. El que practica el engaño no vivirá en mi casa; el que habla mentiras no estará ante mis ojos. Cada mañana destruiré a todos los malvados del país, para eliminar de la ciudad de Hashem a todos los malhechores.

SALMO 102

Oración del humilde cuando desfallece y derrama su querella delante de Hashem. Hashem, escucha mi oración; que mi clamor llegue delante de ti. No escondas tu rostro de mí en mi momento de angustia; vuelve a mí tu oído; cuando clame, respóndeme pronto. Porque mis días se han esfumado como humo y mis huesos arden como leña seca. Mi cuerpo está golpeado y seco como hierba; muy decaído para comer mi alimento; A causa de mi fuerte quejido mis huesos se me ven por la piel. Soy como un pelícano en el desierto, un búho entre las ruinas. Me desvelo, y soy como gorrión solitario sobre el techo. Todo el día me insultan mis enemigos; los que me ridiculizan usan mi nombre para maldecir. Pues he comido cenizas como pan y he mezclado con llanto mi comida, a causa de tu ira y de tu furia; porque me has tirado lejos. Mis días son como sombra que se alarga; me seco como hierba. Pero tú, Hashem, estás entronizado para siempre; tu fama dura por los siglos. Tú te levantarás y tendrás piedad de Tsiyón, pues es tiempo de favorecerla; ha llegado el tiempo señalado. Tus siervos se deleitan en sus piedras, y le tienen cariño a su polvo. Las naciones respetarán el nombre de Hashem, todos los reyes de la tierra tu gloria. Pues Hashem ha edificado a Tsiyón; él ha aparecido en su gloria. Le ha hecho caso a la oración del destituido y no ha despreciado su oración. Que se escriba esto para una generación venidera, para que pueblos que han de ser creados alaben a Hashem. Porque él mira desde su altura santa; Hashem contempla la tierra desde el cielo para oír el gemido del prisionero, para liberar a los condenados a muerte; para que publiquen en Tsiyón el nombre de Hashem, sus alabanzas en Jerusalén, cuando se reúnan las naciones, los reinos, para servirle a Hashem. Él ha debilitado mi fuerza en el camino, acortó mis días. Yo digo: “Elohim mío, no me lleves a mediado de mis días, tú, cuyos días duran generaciones sin fin. De antiguo estableciste la tierra; el cielo es la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permanecerás; se envejecerán todos como ropa; tú los cambias como a ropa y pasan. Pero tú eres el mismo, y tus días nunca terminan. Que moren seguros los hijos de tu servidor que permanezca su linaje en tu presencia”.

SALMO 103

De David. Bendice a Hashem, vida mía, todo mi ser, su santo nombre. Bendice a Hashem, vida mía y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados, sana todas tus enfermedades. Él rescata tu vida del Hoyo, te rodea de amor y compasión. Él te sacia de cosas buenas en el primor de tu vida, de modo que se renueve tu juventud como la del águila. Hashem realiza actos justos y juicios para todos los perjudicados. Dio a conocer sus caminos a Moshé, sus obra a los hijos de Israel. Hashem es compasivo y bondadoso, lento para la ira, abundante en amor. No contenderá para siempre, ni guardará su ira eternamente. No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado según nuestras maldades. Porque como está de alto el cielo sobre la tierra, así de grande es su amor para los que lo respetan. Como dista el Oriente del Occidente, así ha alejado de nosotros nuestros pecados. Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece Hashem de los que lo respetan. Porque él sabe cómo estamos hechos; se acuerda de que somos polvo. En cuanto al hombre, sus días son como los de la hierba; florece como la flor del campo; le pasa por el lado un soplo y ya no existe, su propio lugar no lo conoce. Pero el amor de Hashem es por la eternidad para los que lo respetan, y su beneficencia es para los hijos de los hijos de los que cumplen su alianza y se acuerdan de observar sus preceptos. Hashem ha establecido su trono en el cielo, y su gobierno soberano es sobre todos. Bendigan a Hashem, ustedes sus mensajeros, poderosas criaturas que cumplen sus órdenes, siempre obedientes a sus mandatos; bendigan a Hashem, todos sus ejércitos, sus servidores que hacen Su voluntad; bendigan a Hashem, todas sus obras, a todo lo ancho y lo largo de su dominio; bendice, vida mía a Hashem.

SALMO 104

Bendice a Hashem, vida mía; Hashem, mi Elohim, tú eres muy grande; estás vestido de gloria y majestad, envuelto en un manto de luz; extiendes el cielo como un toldo. Él pone las vigas de sus alturas en las aguas, hace de las nubes su carroza, se mueve sobre las alas del viento. Hace de los vientos sus mensajeros, de las llamas ardientes sus servidores. Él establece la tierra sobre sus fundamentos, de modo que nunca se tambalee. Hiciste que la cubriera la profundidad como un vestido; las aguas quedaron sobre las montañas. Estas huyeron a tu resoplido, se espantaron al sonido de tu trueno, (elevándose los montes, bajándose los valles) al lugar que les estableciste. Les fijaste límites que no pueden pasar para que nunca más cubran la tierra. Haces brotar las fuentes a torrentes; por las colinas van corriendo, dando de beber a todas las bestias silvestres; los asnos monteses sacian su sed. Las aves del cielo viven a sus orillas y trinan en su follaje. Tú riegas las montañas desde tus alturas; la tierra se sacia del fruto de tus obras. Tú haces crecer la hierba para el ganado, y las plantas para el trabajo del hombre para que obtenga alimento de la tierra: vino que alegra el corazón del hombre, aceite que hace brillar el rostro, y pan que sostiene la vida del hombre. Los árboles de Hashem están saciados, los cedros del Levanón, su plantío, donde hacen las aves su nido; la cigüeña tiene su hogar en los abetos. Las altas montañas son para las cabras monteses; los peñascos son refugio para los conejos. Hizo la luna para marcar los tiempos; el sol sabe cuándo ponerse. Tú traes la oscuridad y se hace de noche, cuando se mueven todas las bestias del campo. Los leones rugen por la presa, buscando su alimento de Elohim. Cuando sale el sol, vuelven a casa y se agazapan en sus madrigueras. El hombre entonces va a su trabajo, a laborar hasta la tarde. Qué muchas cosas has hecho, Hashem; las has hecho todas con sabiduría; la tierra está llena de tus creaciones. Ahí está el mar, inmenso y ancho, con sus criaturas sin número, seres vivientes, pequeños y grandes. Ahí van los barcos, y el Leviatán que formaste para el deporte. Todos ellos esperan en ti para que les des su alimento a su tiempo. Se lo das, lo recogen; abres tu mano, quedan bien satisfechos; ocultas tu rostro, se aterrorizan; les quitas el aliento, perecen y se vuelven polvo; vuelves a enviar tu aliento, son creados, y renuevas la faz de la tierra. ¡Que la gloria de Hashem dure para siempre; que Hashem se goce en sus obras! Él mira a la tierra y ella tiembla; toca las montañas y echan humo. Cantaré a Hashem mientras yo viva; toda mi vida le cantaré alabanzas a mi Elohim. Que mi oración le sea agradable; me gozaré en Hashem. Que desaparezcan los pecadores de la tierra, y que el malvado no sea más. Bendice a Hashem, vida mía. Aleluya.

SALMO 105

Den gracias a Hashem; invoquen su nombre; proclamen sus obras entre los pueblos. Cántenle alabanzas; hablen de todos sus actos maravillosos. Alégrense en su santo nombre; que se regocijen todos los que buscan a Hashem. Acudan a Hashem, a su fortaleza, busquen su presencia constantemente. Recuerden las maravillas que ha hecho, sus portentos y los juicios que ha pronunciado, linaje de Avraham, su servidor, descendientes de Yaaqov, sus escogidos. Él es Hashem nuestro Elohim; por toda la tierra están sus juicios. Siempre se acuerda de su alianza, la promesa que dio para mil generaciones, que hizo con Avraham, le juró a Yitsjaq, y lo confirmó en un decreto para Yaaqov, para Israel, como alianza eterna, diciendo: “A ti te daré la tierra de Kenaan como tu herencia asignada”. Eran entonces pocos en número, un simple puñado, que peregrinaban allá, vagando de nación en nación, de un reino a otro. No permitió que nadie los oprimiera; reprendió a reyes por causa de ellos. “No toquen a mis ungidos; no perjudiquen a mis profetas”. Envió un hambre sobre la tierra, destruyó toda vara de pan. Envió delante de ellos a un hombre, a Yosef, vendido como esclavo. Sujetaron sus pies con grilletes; un collar de hierro le pusieron al cuello. Hasta que se cumplió su predicción, el decreto de Hashem lo purificó. El rey mandó a soltarlo; el gobernante de naciones lo liberó. Lo hizo amo de su casa, lo puso a cargo de todas sus propiedades, para disciplinar a sus príncipes a voluntad, para enseñarles sabiduría a sus ancianos. Luego vino Israel a Mitsráyim; Yaaqov residió como extranjero en la tierra de Jam. Hizo muy fructífero a su pueblo, más numerosos que sus enemigos. Cambió el corazón de ellos para que odiaran a su pueblo, para que se confabularan contra sus servidores. Envió a su servidor Moshé, y a Aharón, a quien había escogido. Realizaron Sus señales entre ellos, Sus maravillas contra la tierra de Jam. Él envió tinieblas; se puso muy oscuro; ¿no desafiaron ellos Su palabra? Él convirtió sus aguas en sangre y mató sus peces. Su tierra abundó en ranas, aún las habitaciones del rey. Enjambres de insectos vinieron a su mandato, piojos, por todo su país. Les dio granizo por lluvia, y fuego ardiente en su tierra. Golpeó sus viñas, quebró los árboles de sus país. Langostas vinieron a su mandato, saltamontes sin número. Devoraron toda cosa verde en el país; consumieron el producto de la tierra. Él golpeó a todo primogénito en el país, la primicia de su vigor. Sacó a Israel con plata y oro; no faltó ninguno entre sus tribus. Mitsráyim se alegró cuando salieron, pues el temor de Israel les había caído encima. Extendió una nube por cobertura, y fuego para iluminar la noche. Ellos pidieron y él les trajo codornices, y los sació con pan del cielo. Abrió una roca para que brotara agua; un manantial fluyó en la tierra seca. Acordándose de su sagrada promesa a su servidor Avraham, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con canción de gozo. Les dio las tierras de unas naciones; heredaron la riqueza de unos pueblos, para que guardaran Sus preceptos y observaran Sus leyes. Aleluya.

SALMO 106

Aleluya. Den gracias a Hashem, que él es bueno; pues su amor es eterno. ¿Quién puede contar los portentosos actos de Hashem, proclamar todas sus alabanzas? Felices son los que actúan justamente, que hacen el bien en todo tiempo. ¡Acuérdate de mí, Hashem, cuando favorezcas a tu pueblo; tenme presente cuando los libres, para que disfrute yo la prosperidad de tus escogidos, que participe del gozo de tu nación, que me gloríe en tu propio pueblo. Hemos pecado como nuestros padres; nos hemos descarriado, hemos hecho lo malo. Nuestros antepasados en Mitsráyim no percibieron tus maravillas; no se acordaron de tu abundante amor, sino que se rebelaron en el mar, el Mar de los Juncos. Sin embargo él los salvó, como corresponde a su nombre, para dar a conocer su poder envió su soplido contra el Mar de los Juncos, se secó; él los dirigió por lo profundo como por el desierto. Los libró del adversario, los redimió del enemigo. El agua cubrió a sus adversarios; ni uno de ellos quedó. Entonces creyeron en su promesa, y cantaron Sus alabanzas. Pero olvidaron pronto Sus obras; no esperaron para aprender Su plan. Se entregaron a un ansia en el desierto, y pusieron a prueba a Elohim en el sequedal. Él les dio lo que pedían, luego los hizo debilitarse. Entonces hubo envidia de Moshé en el campamento, y de Aharón, el consagrado de Hashem. La tierra se abrió y se tragó a Datán, se cerró sobre el bando de Aviram. Un fuego se encendió entre su grupo, una llama que consumió a los malvados. Hicieron un becerro en Jorev y se postraron ante una imagen fundida. Cambiaron su Gloria por la imagen de un buey que come hierba. Se olvidaron del Elohim que los salvó, el que realizó grandes obras en Mitsráyim, maravillosas obras en la tierra de Jam, tremendas obras en el Mar de los Juncos. Él los habría destruido si no lo hubiera confrontado en la brecha Moshé su escogido para aplacar su ira destructora. Ellos rechazaron la tierra deseable, y no tuvieron fe en Su promesa. Murmuraron en sus carpas y desobedecieron a Hashem. Así que él alzó la mano en juramento para hacerlos caer en el desierto, para dispersar su linaje entre las naciones y esparcirlos por las tierras. Se aferraron a Báal Peor, comieron sacrificios ofrecidos a los muertos. Provocaron la ira con sus obras, y una plaga brotó entre ellos. Pinjás se acercó e intervino, y cesó la plaga. Esto se le acreditó a su mérito para todas las generaciones, por la eternidad. Provocaron la ira en las aguas de Meribá y Moshé sufrió por culpa de ellos, porque se rebelaron contra él y él habló ásperamente. No destruyeron las naciones como les había mandado Hashem, sino que se mezclaron con las naciones y aprendieron sus caminos. Adoraron los ídolos de ellas, que vinieron a ser una trampa para ellos. A sus propios hijos e hijas los sacrificaron a los demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, a quienes sacrificaron para los ídolos de Kenaan; de modo que la tierra se contaminó con culpa de sangre. Así se contaminaron con sus actos, se pervirtieron con sus obras. Hashem se enojó con su pueblo, y aborreció a su heredad. Los entregó a las naciones, sus enemigos los gobernaron. Sus enemigos los oprimieron y quedaron sujetos a su poder. Él los salvaba una y otra vez, pero ellos eran deliberadamente rebeldes, y así quedaron rebajados por su maldad. Cuando él veía que estaban en angustia, cuando oía su clamor, se acordaba de su alianza y en su gran fidelidad se aplacaba. Él hacía que sus cautivadores se pusieran bondadosos con ellos. Líbranos, Hashem, Elohim nuestro, y recógenos de las naciones, para aclamar tu santo nombre, para gloriarnos en tu alabanza. Bendito sea Hashem, El Elohim de Israel, de eternidad en eternidad. Que todo el pueblo diga “Amén”. Aleluya.

SALMO 107

“Den gracias a Hashem, porque él es bueno; su amor es eterno”. Digan así los redimidos de Hashem, los que redimió de la adversidad, a quienes recogió de las tierras, de este a oeste, y del norte y del mar. Algunos se perdieron en el desierto, en el sequedal; no hallaron sitio habitado. Hambrientos y sedientos, su ánimo desfallecía. En su adversidad clamaron a Hashem, y él los libró de sus angustias. Él les mostró un camino directo para llegar a un sitio habitado. ¡Que alaben a Hashem por su amor, sus maravillosas obras por la humanidad; pues él ha saciado al sediento, ha llenado al hambriento de toda cosa buena. Algunos vivían en tinieblas profundas, aprisionados en crueles hierros, porque contaminaron la palabra de Elohim, despreciaron el consejo de Elyón. Él les humilló el corazón mediante el sufrimiento; tropezaron sin tener quien los ayudara. En su adversidad clamaron a Hashem, y él los libró de sus angustias. Los sacó de profundas tinieblas, rompió sus ataduras. Que alaben a Hashem por su amor, por sus maravillosas obras para la humanidad, pues quebró puertas de bronce, rompió sus barras de hierro. Ellos era unos necios que sufrían por camino pecaminoso, y por sus maldades. Todo alimento era detestable para ellos; llegaron a las puertas de la muerte. En su adversidad clamaron a Hashem, y él los libró de sus angustias. Él dio una orden y los sanó, los libró de los hoyos. Que alaben a Hashem por su amor, por sus maravillosas obras para la humanidad. Que ofrezcan sacrificios de agradecimiento, y cuenten Sus obras en gozosa canción. Otros bajan al mar en barcos, hacen sus negocios en las poderosas aguas; han visto las obras de Hashem y sus maravillas en lo profundo. Por Su palabra levantó una tempestad de viento que hace encresparse las olas. Subiendo al cielo, hundiéndose en las profundidades, vomitando en su miseria, bamboleaban y zigzagueaban como un borracho, de nada les valía su destreza. En su adversidad clamaban a Hashem, y él los libraba de sus angustias. Redujo la tormenta a un susurro; las olas se calmaron. Ellos se alegraron cuando todo se aquietó, y los condujo al puerto deseado. Que alaben a Hashem por su amor, por sus maravillosas obras para la humanidad. Que lo ensalcen en la congregación del pueblo, que lo aclamen en la asamblea de los ancianos. Él convierte los ríos en desiertos, los manantiales de agua en tierra sedienta, la tierra fértil en pantano salino, por la maldad de sus habitantes. Convierte el desierto en estanques de agua, la tierra seca en manantiales de agua. Ahí establece al hambriento; ellos edifican lugar donde habitar. Siembran campos y plantan viñas que producen abundante cosecha. Él los bendice y aumentan grandemente; y no deja que disminuya su ganado, después de haber sido ellos disminuidos y abatidos por opresión, miseria y tristeza. Él derrama desprecio sobre los hombres grandes y los hace extraviarse en desiertos sin camino; pero al necesitado lo libra del sufrimiento, y aumenta sus familias como rebaños. Los rectos lo ven y se gozan; se les tapa la boca a todos los malhechores. Los sabios observarán esto; considerarán el amor de Hashem.

SALMO 108

Alabanza de David. Mi corazón está firme, oh Elohim; cantaré y entonaré alabanzas con todo mi ser. ¡Despierta, arpa y lira! que despertaré al alba. Te alabaré entre los pueblos, Hashem, te entonaré alabanzas entre las naciones; pues tu fidelidad es más alta que el cielo; tu amor llega al firmamento. ¡Exáltate sobre el cielo, oh Elohim; que tu gloria esté sobre toda la tierra! Para que sean rescatados tus amados, libra con tu diestra y respóndeme. Elohim ha prometido en su santuario que yo dividiría alegremente a Shekhem y mediría el Valle de Sukot; Guilad y Menasheh serían míos, Efráyim mi principal fortaleza, Yahudah mi cetro; Moav sería la vasija en que me lavo; sobre Edom echaré mi zapato; echaré un grito sobre Peléshet. ¡Quién me guiara a la ciudad fortificada! ¡Quién me llevara hasta Edom! Pero tú nos has rechazado, oh Elohim; Elohim, ya no marchas con nuestros ejércitos. Concédenos tu ayuda contra el adversario, que la ayuda del hombre es inútil. Con Elohim triunfaremos; él pisoteará a nuestros enemigos.

SALMO 109

Para el director. De David. Alabanza. Oh Elohim de mi alabanza, no te quedes callado, que el malvado y el engañoso abren su boca contra mí; me hablan con lengua mentirosa. Me rodean con palabras de odio; me atacan sin causa. Responden a mi amor con acusación, pero yo me entrego a la oración. Me pagan mal por bien, odio por mi amor. Nombra sobre él a un malvado; que un adversario esté a su diestra, que lo juzguen y salga convicto; que lo enjuicien y lo hallen culpable. Que sean pocos sus días; que otro tome su oficio. Que sus hijos queden huérfanos, su esposa quede viuda. Que sus hijos vaguen sin hogar, mendigando en busca de pan lejos de sus hogares arruinados. Que su acreedor le quite todas sus posesiones; que los extraños saqueen su riqueza. Que nadie le tenga compasión; que nadie se apiade de sus huérfanos; Sea cortada su posteridad; que sus nombres sean borrados en la próxima generación. Que Hashem se acuerde siempre de la maldad de sus padres, y que no se borre el pecado de su madre. Que Hashem esté siempre al tanto de ellos y haga cortar su nombre de la tierra, porque no se acordó de actuar con bondad, y persiguió para matar al pobre y al necesitado, al oprimido de espíritu. Le gustaba maldecir -¡que le venga maldición! No quería bendecir -¡que se le aleje la bendición! Que se vista de maldición como de vestido, que entre en su cuerpo como agua, en sus huesos como aceite. Que le sea como el manto con que se envuelve, como la correa que siempre lleva. Que así les pague Hashem a mis adversarios, a todos los que hablan mal de mí. Pero tú, Adonay, actúa en mi favor como conviene a tu nombre. Tú que eres bueno y fiel, sálvame. Porque estoy pobre y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí. Me desvanezco como la sombra que declina; estoy sacudido como saltamontes. Mis rodillas se debilitan por el ayuno; mi carne está flaca, ha perdido la grasa. Soy el objeto de la burla de ellos; cuando me ven, menean la cabeza. Ayúdame, Hashem, Elohim mío; sálvame conforme a tu amor, para que sepan que fue tu mano, que tú, Hashem, lo has hecho. Que maldigan ellos, pero tú bendice; que se levanten, pero queden avergonzados, mientras tus servidores se alegran. Mis adversarios se cubrirán de vergüenza, envueltos en su propia desgracia como en un manto. Mi boca entonará mucha alabanza a Hashem; lo aclamaré en medio de una multitud, porque él se pone a la diestra del necesitado, para salvarlo de los que quieren condenarlo.

SALMO 110

De David. Alabanza. Hashem dijo a mi amo: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por tarima de tus pies”. Hashem enviará desde Tsiyón tu poderoso cetro; ¡domina en medio de tus enemigos! Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu batalla. En santidad majestuosa, desde el vientre, desde la aurora, tú eras el rocío de la juventud. Hashem ha jurado y no se retractará: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Malki- Tsédek”. Hashem está a tu diestra, él quebranta reyes en el día de su ira. Ejecutará juicio sobre las naciones, amontonando cadáveres, aplastando cabezas a todo lo ancho. Beberá del arroyo por el camino; por tanto llevará su cabeza en alto.

SALMO 111

Aleluya. Doy gracias a Hashem con todo mi corazón en la congregación reunida de los rectos. Las obras de Hashem son grandes, al alcance de todos los que las desean. Sus obras son espléndidas y gloriosas; su beneficencia es eterna; ha ganado renombre por sus maravillas. Hashem es bondadoso y compasivo; Él da alimento a los que lo honran; siempre se acuerda de su alianza. Reveló a su pueblo sus obras maravillosas, al darles la herencia de las naciones. Las obras de sus manos son verdad y justicia; todos sus preceptos son duraderos, bien fundados para toda la eternidad, hechos en verdad y equidad. Envió redención a su pueblo; ordenó su alianza para siempre; su nombre es santo y respetable. El principio de la sabiduría es el respeto a Hashem; todos los que lo practican obtienen sano entendimiento. Su alabanza dura para siempre.

SALMO 112

Aleluya. Feliz el hombre que respeta a Hashem, que se dedica con fervor a sus mandamientos. Sus descendientes serán poderosos en la tierra, una generación bendecida de hombres rectos. Bienestar y riquezas hay en su casa, y su benevolencia dura para siempre. Una luz brilla para el recto en las tinieblas; él es bondadoso, compasivo, y benévolo. Todo le va bien al hombre que presta generosamente, que maneja sus asuntos con equidad. Nunca será conmovido; al benévolo lo recuerdan siempre. No le teme a malas noticias; su corazón está firme, confiado en Hashem. Su corazón es resuelto, no tiene temor; al final verá la caída de sus adversarios. Reparte libremente a los pobres; su benevolencia dura para siempre; levantará su frente con honor. El malvado lo verá y se enojará; crujirá los dientes; su valor flaqueará. El deseo de los malvados parará en nada.

SALMO 113

Aleluya. Oh servidores de Hashem, den alabanza; alaben el nombre de Hashem. Sea bendito el nombre de Hashem ahora y siempre. Desde donde nace el sol hasta donde se pone se alaba el nombre de Hashem. Adonai se eleva por sobre todas las naciones; su gloria está por encima del cielo. ¿Quién es como Hashem nuestro Elohim, que, entronizado en las alturas, ve lo que hay abajo, en el cielo y en la tierra? Él levanta al pobre del polvo, alza al necesitado del montón de basura, para ponerlos con los grandes, con los grandes de su pueblo. Él pone a la estéril a tener familia, como feliz madre de hijos. Aleluya.

SALMO 114

Cuando Israel salió de Mitsráyim, la casa de Yaaqov de un pueblo de habla extraña, Yahudah vino a ser su consagrado; Israel, su dominio. El mar los vio y huyó, el Yardén corrió hacia atrás, las montañas saltaron como carneros, las colinas como ovejas. ¿Qué te alarmó, oh mar, que huiste, y a ti, Yardén, que te volviste atrás, ustedes montañas, que saltaron como carneros, y ustedes colinas, como ovejas? Tiembla, oh tierra, a la presencia de Hashem, a la presencia del Elohim de Yaaqov, que convirtió la peña en estanque de agua, la roca dura en una fuente.

SALMO 115

No a nosotros Hashem, no a nosotros sino a tu nombre da gloria, por causa de tu amor y tu fidelidad. Que no digan las naciones: “¿Dónde está ahora su Elohim?” cuando nuestro Elohim está en el cielo y todo lo que quiere lo realiza. Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, pero no hablan; ojos, pero no ven; tienen oídos, pero no oyen; nariz, pero no huelen; tienen manos, pero no palpan; pies, pero no andan; no emiten ni un sonido con su garganta. Los que los hacen, todos los que confían en ellos, vendrán a ser como ellos. ¡Oh Israel, confía en Hashem! Él es la ayuda de ellos y su escudo. ¡Oh casa de Aharón, confía en Hashem! Él es la ayuda de ellos y su escudo. ¡Ustedes los que respetan a Hashem, confíen en Hashem! Él es la ayuda de ellos y su escudo. Hashem se acuerda de nosotros, él nos bendecirá; bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aharón; bendecirá a los que respetan a Hashem, pequeños y grandes por igual. Que Hashem aumente sus números, a ustedes y a sus hijos también. Benditos sean ustedes de Hashem, Hacedor del cielo y de la tierra. El cielo pertenece a Hashem, pero la tierra se la dio a los seres humanos. Los muertos no pueden alabar a Hashem, ni ninguno que baje al silencio. Pero nosotros bendeciremos a Hashem ahora y siempre. Aleluya.

SALMO 116

Yo amo a Hashem porque él oye mi voz, mis súplicas; porque vuelve a mí su oído siempre que llamo. Me rodearon los lazos de la muerte; me sorprendieron las angustias de la Fosa. Me encontré con la aflicción y el dolor, e invoqué el nombre de Hashem: “¡Oh Hashem, salva mi vida!” Hashem es bondadoso y benévolo; nuestro Elohim es compasivo. Hashem protege a los sencillos; yo fui humillado y él me libró. Descansa otra vez, vida mía, que Hashem ha sido bueno contigo. Tú has librado mi vida de la muerte, mis ojos del llanto, mis pies de la caída. Andaré delante de Hashem en la tierra de los vivos. Yo confío en Hashem; en un gran sufrimiento hablé y dije rudamente: “Todos los hombres son falsos”. ¿Cómo podré corresponderle a Hashem por todos sus beneficios para conmigo? Levanto la copa de liberación e invoco el nombre de Hashem. Pagaré mis votos a Hashem en presencia de todo su pueblo. La muerte de sus fieles es dolorosa a la vista de Hashem. Oh Hashem, yo soy tu servidor, servidor tuyo, el hijo de tu servidora; tú has roto los lazos que me ataban. Sacrificaré una ofrenda de agradecimiento a ti e invocaré el nombre de Hashem. Pagaré mis votos a Hashem en presencia de todo su pueblo, en los atrios de la casa de Hashem, en medio de Jerusalem. Aleluya.

SALMO 117

Alaben a Hashem, todas las naciones; alábenlo, todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros; la fidelidad de Hashem dura para siempre. Aleluya.

SALMO 118

Den gracias a Hashem, porque él es bueno; su amor es eterno. Dígalo Israel, que su amor es eterno; diga la casa de Aharón, que su amor es eterno. Digan los que honran a Hashem, que su amor es eterno. En la angustia clamé a Hashem; y Hashem me respondió y me dio alivio. Hashem está de mi parte, no tengo temor; ¿qué puede hacerme el hombre? Con Hashem de mi parte como mi ayudador, veré la caída de mis adversarios. Es mejor refugiarse en Hashem que confiar en los mortales; es mejor refugiarse en Hashem que confiar en los grandes. Todas las naciones me han cercado; por el nombre de Hashem seguramente las destruiré. Me cercaron, me rodearon; por el nombre de Hashem seguramente las destruiré. Me han cercado como abejas; se apagarán como espinos ardientes; por el nombre de Hashem seguramente las destruiré. Me acometiste con ímpetu, casi caí; pero Hashem me ayudó. Hashem es mi fortaleza y mi poder; ha venido a ser mi liberación. Las carpas de los victoriosos resuenan con gozosos cantos de liberación: “¡La diestra de Hashem es triunfante! ¡La diestra de Hashem es exaltada! ¡La diestra de Hashem es triunfante!” No voy a morir sino a vivir y a proclamar las obras de Adonai. Hashem me castigó severamente, pero no me entregó a la muerte. Ábranme las puertas de la victoria para entrar por ellas y alabar a Hashem. Esta es la puerta de Hashem; los victoriosos entrarán por ella. Te doy gracias porque me has respondido, y has venido a ser mi liberación. La piedra que desecharon los constructores ha venido a ser la principal piedra angular. Esto es obra de Hashem; es maravilloso a nuestros ojos. Este es el día que ha hecho Hashem; alegrémonos y regocijémonos en él. ¡Líbranos, Hashem, por favor! ¡Prospéranos, Hashem, por favor! ¡Bendito sea el que viene en el nombre de Hashem! ¡Los bendecimos desde la Casa de Hashem. Hashem es el Elohim; él nos ha dado luz; amarren la ofrenda festiva con cuerdas a los cuernos del altar. Tú eres mi Elohim y yo te alabaré; tú eres mi Elohim y yo te ensalzaré. Den gracias a Hashem porque él es bueno, su amor es eterno.

SALMO 119

Felices los de conducta intachable, los que siguen la Torá de Hashem. Felices los que observan sus decretos, los que lo buscan de todo corazón. No han hecho lo malo, sino que han seguido Sus caminos. Tú has mandado que se guarden diligentemente tus preceptos. Quisiera que fueran firmes mis caminos en guardar tus leyes; entonces no quedaría yo avergonzado cuando me fije en todos tus mandamientos. Te alabaré con corazón sincero a medida que aprendo tus reglas. Guardaré tus leyes; no me abandones por completo. ¿Cómo podrá un joven mantener puro su camino? -aferrándose a tu palabra. Te he buscado con todo mi corazón; no dejes que me aparte de tus mandamientos. En mi corazón atesoro tu palabra; para no pecar contra ti. Bendito seas, Hashem; adiéstrame en tus leyes. Con mis labios ensayo todas las reglas que proclamaste. En el camino de tus decretos me gozo como en muchas riquezas. Estudio tus preceptos; me fijo en tus caminos; me deleito en tus leyes; no descuidaré tu palabra. Trata con bondad a tu servidor, para que viva y guarde tu palabra. Abre mis ojos para que perciba las maravillas de tu Torá. Soy sólo un peregrino en esta tierra; no me ocultes tus mandamientos. Mi vida se consume anhelando tus reglas todo el tiempo. Tú reprendes a los insolentes malditos que se apartan de tus mandamientos. Aparta de mí el insulto y el abuso, que yo observo tus decretos.  Aunque se reúnan príncipes y hablen contra mí, tu servidor estudia tus leyes. Porque tus decretos son mi deleite, mis compañeros íntimos. Mi vida se pega al polvo; reavívame de acuerdo a tu palabra. Yo he declarado mi camino, y tú me has respondido; adiéstrame en tus leyes. Hazme entender el camino de tus preceptos, para que estudie tus maravillosos actos. Estoy deshecho de tristeza; sosténme conforme a tu palabra. Aleja de mí todo camino falso; favoréceme con tu Torá. He escogido el camino de la fidelidad; he puesto tus reglas delante de mí. Me aferro a tus decretos; Hashem, no me avergüences. Con fervor me apego a tus mandamientos, porque tú amplías mi entendimiento. Enséñame Hashem, el camino de tus leyes; yo las guardaré hasta lo último. Dame entendimiento, para que observe tu Torá y la guarde de todo corazón. Guíame en la senda de tus mandamientos, porque esa es mi preocupación. Inclina mi corazón a tus decretos y no al amor a las ganancias. Aparta mis ojos de mirar la falsedad; presérvame por tus caminos. Cúmplele tu promesa a tu servidor, que es para los que te adoran. Aleja el oprobio que temo, porque tus reglas son buenas. Mira que yo he ansiado tus preceptos; presérvame por tu justicia. Que me alcance tu amor, Hashem, tu liberación, como has prometido. Tendré una respuesta para los que me insultan, porque he puesto mi confianza en tu palabra. No quites por completo de mi boca la verdad, pues he puesto mi confianza en tus reglas. Siempre obedeceré tu Torá, para siempre jamás. Andaré con libertad, porque he buscado tus preceptos. Hablaré de tus decretos, y no me avergonzaré en presencia de reyes. Me deleitaré en tus mandamientos, que amo. Alzaré mis manos hacia tus mandamientos, que amo; yo estudio tus leyes. Acuérdate de la palabra que diste a tu servidor, por la cual me diste esperanza. Este es mi consuelo en mi aflicción, que tu promesa me ha preservado. Aunque el arrogante se ha burlado cruelmente de mí, yo no me he apartado de tu Torá. Me acuerdo de tus reglas de antaño, Hashem, y hallo consuelo en ellas. La ira se ha apoderado de mí por los malvados que olvidan tu Torá. Tus leyes me han sido una fuente de fortaleza dondequiera que vivo. De noche me acuerdo de tu nombre, Hashem, y obedezco tu Torá. Esto me ha tocado, porque he observado tus preceptos. Hashem es mi porción; he resuelto guardar tus palabras. Te he implorado de todo corazón, que tengas compasión de mí, conforme a tu promesa. He considerado mis caminos, y me he vuelto a tus decretos. Me he apresurado sin dilación a observar tus mandamientos. Aunque los lazos de los malvados me han rodeado, no he abandonado tu Torá. A media noche me levanto para alabarte por tus justas reglas. Soy compañero de todos los que te honran, de los que guardan tus preceptos. Tu amor, Hashem, llena la tierra; enséñame tus leyes. Tú has tratado bien a tu servidor, conforme a tu palabra, Hashem. Enséñame el criterio sano y el conocimiento, porque he puesto mi confianza en tus mandamientos. Antes de humillarme yo me extraviaba, pero ahora guardo tu palabra. Tú eres bueno y benévolo; enséñame tus leyes. Aunque los arrogantes me han acusado falsamente, yo observo tus preceptos de todo corazón. Las mentes de ellos están espesas como grasa; en cuanto a mí, tu Torá es mi deleite. Es bueno para mí el haber sido humillado, para que aprendiera tus leyes. Prefiero la Torá que proclamas a millares de piezas de oro y plata. Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para aprender tus mandamientos. Los que te honran me verán y se alegrarán, porque he puesto mi esperanza en tu palabra. Yo sé, Hashem, que tus reglas son justas; con razón me has humillado. Que tu amor me consuele conforme a tu promesa para tu servidor. Que me alcance tu justicia, para que viva, pues tu Torá es mi deleite. Que se avergüencen los insolentes, pues me han perjudicado sin motivo; yo estudiaré tus preceptos. Que se vuelvan a mí los que te honran, los que conocen tus decretos. Que siga yo de todo corazón tus leyes para que no quede avergonzado. Yo suspiro por tu liberación; espero por tu palabra. Mis ojos desfallecen por tu promesa; digo: “¿Cuándo me consolarás?” Aunque he venido a ser como cuero secado al humo, no he abandonado tus leyes. ¿Cuánto me queda de vida? ¿Cuándo les harás juicio a mis perseguidores? Los insolentes me han cavado hoyos, burlando tus leyes. Todos tus mandamientos son duraderos; me persiguen sin motivo, ¡ayúdame! Aunque casi me eliminaron de la tierra, no abandoné tus preceptos. Como conviene a tu amor, presérvame, para que guarde los decretos que proclamaste. Hashem existe para siempre; tu palabra permanece firme en el cielo. Tu fidelidad es para todas las generaciones; tú has establecido la tierra, y ella permanece. Ellas permanecen hasta hoy para cumplir tus reglas, porque todas son tus servidoras. Si tu Torá no hubiera sido mi deleite yo habría perecido en mi aflicción. Nunca descuidaré tus preceptos, pues has preservado mi vida con ellos. ¡Soy tuyo, sálvame! pues me he vuelto a tus preceptos. Los malvados esperan destruirme, pero yo pondero tus decretos. He visto que todo tiene su límite, pero tu mandamiento es amplio sin medida. ¡Cuánto amo tu Torá! Ella es mi estudio todo el día. Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos; siempre están junto a mí. He adquirido más discernimiento que todos mis maestros, porque tus decretos son mi estudio. He adquirido más entendimiento que mis mayores, porque observo tus preceptos. Me he apartado de todo mal camino para poder guardar tu palabra. No me he apartado de tus reglas, pues tú me has instruido. Cuán agradable es tu palabra a mi paladar, más dulce que la miel. Yo pondero tus preceptos; por eso detesto todo camino falso. Lámpara es a mis pies tu palabra, una luz a mi camino. He jurado firmemente cumplir tus justas reglas. Estoy muy afligido; Hashem, presérvame conforme a tu palabra. Acepta, Hashem, mis ofrendas voluntarias; enséñame tus reglas. Aunque mi vida está siempre en peligro, no descuido tu Torá. Aunque los malvados me han puesto una trampa, no me he apartado de tus preceptos. Tus decretos son mi herencia eterna; son el deleite de mi corazón. Estoy resuelto a seguir tus leyes hasta lo último, para siempre. Detesto a los vacilantes, pero amo tu Torá. Tú eres mi protección y mi escudo; espero por tu palabra. Apártense de mí, malhechores, para que pueda observar los mandamientos de mi Elohim. Susténtame como prometiste, para que viva; no frustres mi esperanza. Sosténme para que me salve, y siempre me inspiraré en tus leyes. Tú rechazas a todos los que se desvían de tus leyes, porque son falsos y engañosos. Eliminas a los malvados como si fueran escoria; con razón amo tus decretos. Mi carne se crispa por temor de ti; me lleno de pavor ante tus reglas. He hecho lo que es justo y correcto; no me abandones a los que quieren perjudicarme. Garantiza el bienestar de tu siervo; no permitas que me perjudiquen los arrogantes. Mis ojos desfallecen por tu liberación, por tu promesa de victoria. Actúa con tu servidor como conviene a tu amor; enséñame tus leyes. Yo soy tu servidor; dame entendimiento, para que conozca tus decretos. Es tiempo de actuar, Hashem, pues han violado tu Torá. Con razón amo tus mandamientos más que el oro, que el oro fino. En verdad por todos tus preceptos camino rectamente; detesto todo camino falso. Maravillosos son tus decretos; por eso los observo. Las palabras que escribiste alumbran, y dan entendimiento a los simples. Abro mi boca y suspiro, anhelando tus mandamientos. Vuélvete hacia mí y ten compasión de mí, según tu regla con los que aman tu nombre. Afirma mis pies conforme a tu promesa; no dejes que me domine la maldad. Líbrame de la opresión del hombre, para que pueda guardar tus preceptos. Muéstrate favorable a tu servidor, y enséñame tus leyes. Mis ojos derraman torrentes de agua porque nadie obedece tu Torá. Tú eres justo, Hashem; tus reglas son rectas. Has ordenado decretos justos; son firmemente duraderos. Me consume el celo porque mis adversarios descuidan tus palabras. Tu palabra es sumamente pura, y tu servidor la ama. Aunque soy pequeño y despreciado, no he descuidado tus preceptos. Tu justicia es eterna; tu Torah es verdadera. Aunque vengan sobre mí la angustia y la aflicción, tus mandamientos son mi deleite. Tus justos decretos son eternos; dame entendimiento, para que viva. Con todo mi corazón estoy clamando; respóndeme, Hashem, para que observe tus leyes. Yo clamo a ti, sálvame, para que guarde tus decretos. Me levanto antes del alba y pido ayuda; espero por tu palabra. Mi ojos saludan cada vigilia de la noche, mientras medito en tu promesa. Oye mi voz como conviene a tu amor; Hashem, presérvame, según es tu regla. Los que persiguen la intriga se acercan; están lejos de tu Torá. Tú, Hashem, estás cerca, y todos tus mandamientos son verdaderos. Yo sé por tus decretos de antaño que los estableciste para siempre. Mira mi aflicción y líbrame, porque no he descuidado tu Torá. Defiende mi causa y rescátame; presérvame conforme a tu promesa. La liberación está lejos del malvado, porque no se han vuelto a tus leyes. Grandes son tus compasiones, Hashem; según es tu regla, presérvame. Muchos son mis perseguidores y adversarios; no me he apartado de tus decretos. He visto traidores y los he aborrecido, porque no tienen en mente tu palabra. Mira que he amado tus preceptos; Hashem, presérvame, como conviene a tu amor. La esencia de tu palabra es la verdad; tus reglas justas son eternas. Príncipes me han perseguido sin razón; mi corazón se entusiasma con tu palabra. Me gozo por tu promesa como quien obtiene grandes despojos. Detesto y aborrezco la falsedad; amo tu ley. Siete veces al día te alabo por tus reglas justas. Los que aman tu Torá disfrutan de bienestar; no se hallan en adversidad. Yo espero tu liberación, Hashem; observo tus mandamientos. Obedezco tus decretos y los amo grandemente. Obedezco tus preceptos y decretos; todos mis caminos están ante ti. Llegue a ti mi clamor, Hashem; dame entendimiento conforme a tu palabra. Que mi petición llegue ante ti; sálvame conforme a tu promesa. Mis labios rebosarán en alabanza, porque tú me enseñas tus leyes. Mi lengua declarará tu promesa, porque todos tus mandamientos son justos. Prepara tu mano para socorrerme, porque he escogido tus preceptos. He suspirado por tu liberación, Hashem; tu Torá es mi deleite. Permíteme vivir, para que te alabe; que tus reglas sean mi ayuda; he andado errante como oveja perdida; busca a tu servidor, porque no he descuidado tus mandamientos.

SALMO 120

Canción de las subidas. En mi angustia clamé a Hashem y él me respondió. Hashem, líbrame de los labios traicioneros, de la lengua engañosa. ¿De qué te vale, qué puedes ganar, oh lengua mentirosa? Agudas flechas de un valiente, con brasas de ausubo. ¡Ay de mí, que vivo en Méshekh, que habito entre los clanes de Qedar. Ya he vivido demasiado con los que detestan la paz. Yo soy todo paz; pero cuando hablo, ellos quieren guerra.

SALMO 121

Canción de las subidas. Alzo mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Hashem, hacedor de cielo y tierra. Él no dejará resbalar tu pie; nunca duerme tu guardián; Mira, al guardián de Israel no le da sueño ni duerme. Hashem es tu guardián, Hashem es tu protección a tu mano derecha. El sol no te molestará de día, ni la luna de noche. Hashem te protegerá de todo mal; él protegerá tu vida. Hashem cuidará tu salida y tu entrada ahora y siempre.

SALMO 122

Canción de las subidas. De David. Yo me alegraba cuando me decían: “Vamos a la Casa de Hashem”. Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Jerusalén, Jerusalén, edificada como ciudad compacta, a donde suben las tribus, las tribus de Yah, -como se le mandó a Israel- para alabar el nombre de Hashem. Allí estuvieron los tronos del juicio, tronos de la casa de David. Rueguen por el bienestar de Jerusalén: “Que gocen de paz los que te aman. Que haya bienestar en tus murallas, paz en tus palacios”. Por amor a mis parientes y amigos, yo ruego por tu bienestar; por amor a la casa de Hashem nuestro Elohim, busco tu bien.

SALMO 123

Canción de las subidas. A ti que estás entronizado en el cielo, elevo mis ojos. Como los ojos de los esclavos siguen la mano de su amo, como lo ojos de la esclava siguen la mano de su ama, así se van nuestros ojos tras Hashem nuestro Elohim, esperando su favor. ¡Favorécenos, Hashem, favorécenos! Estamos hastiados de desprecio. Estamos hartos de sufrir la burla de los engreídos, el desprecio de los orgullosos.

SALMO 124

Canción de las subidas. De David. Si no hubiera sido por Hashem, que estuvo de nuestra parte, que lo declare ahora Israel, si no hubiera sido por Hashem, que estuvo de nuestra parte cuando nos asaltaron los hombres, nos habrían tragado vivos en su ardiente ira contra nosotros; nos habrían arrastrado las aguas, nos habría arropado el torrente; nos habrían arropado las arrolladoras aguas. Bendito sea Hashem, que no dejó que nos despedazaran con los dientes. Nuestra vida es como ave escapada de la trampa del cazador; la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro socorro es el nombre de Hashem, Hacedor de cielo y tierra.

SALMO 125

Canción de las subidas. Los que confían en Hashem son como el Monte Tsiyón, que no se mueve, que permanece para siempre. Como están los montes alrededor de Jerusalén, así está Hashem alrededor de su pueblo ahora y siempre. El cetro de los malvados nunca descansa sobre la tierra asignada a los justos, para que los justos no extiendan su mano a la maldad. Haz bien, oh Hashem, a los buenos, a los rectos de corazón. Pero aquéllos que en su perversidad actúan corruptamente, que Hashem los haga ir por el camino de malhechores. Que le vaya bien a Israel.

SALMO 126

Canción de las subidas. Cuando Hashem haga cambiar la suerte de Tsiyón, lo vemos como en un sueño, nuestra boca se llenará de risa, nuestra lengua con canciones de gozo. Entonces dirán entre las naciones: “¡Hashem ha hecho grandes cosas por ellos!” Hashem hará grandes cosas por nosotros y nos gozaremos. Restaura nuestra suerte, oh Hashem, como arroyos en el Négueb. Los que siembran con lágrimas, con gozo cosecharán. Aunque vaya llorando el que lleva la semilla, volverá con gozo trayendo sus gavillas.

SALMO 127

Canción de las subidas. De Shelomoh. Si Hashem no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores; si Hashem no vigila la ciudad, en vano vigilan los vigilantes. En vano se levantan temprano y se quedan hasta tarde, ustedes que trabajan por el pan que comen; Él provee igual a sus amados mientras duermen. Los hijos son la provisión de Hashem; el fruto del vientre, Su recompensa. Como flechas en la mano de un guerrero son los hijos nacidos en la juventud. Feliz el hombre que llena su aljaba de ellos; no serán avergonzados cuando contiendan con el enemigo en la puerta.

SALMO 128

Canción de las subidas. De Shelomoh. Si Hashem no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores; si Hashem no vigila la ciudad, en vano vigilan los vigilantes. En vano se levantan temprano y se quedan hasta tarde, ustedes que trabajan por el pan que comen; Él provee igual a sus amados mientras duermen. Los hijos son la provisión de Hashem; el fruto del vientre, Su recompensa. Como flechas en la mano de un guerrero son los hijos nacidos en la juventud. Feliz el hombre que llena su aljaba de ellos; no serán avergonzados cuando contiendan con el enemigo en la puerta.

SALMO 129

Canción de las subidas. Muchas veces me han asaltado desde mi juventud, que lo declare ahora Israel, muchas veces me han asaltado desde mi juventud, pero nunca me han vencido. Los aradores araron sobre mi espalda; me hicieron largos surcos. Hashem, el Justo, ha cortado las coyundas de los malvados. Que todos los que odian a Tsiyón caigan hacia atrás en desgracia. Que sean como hierba en el techo, que se seca antes de que la arranquen, que no se le llene la mano al que cosecha, ni el brazo al que recoge las gavillas, ni digan los que pasan: “Que la bendición de Hashem esté sobre ustedes. Los bendecimos en el nombre de Hashem”.

SALMO 130

Canción de las subidas. Desde las profundidades te llamo, Hashem. Oh Hashem, escucha mi clamor; estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. Si llevas la cuenta de los pecados, oh Yah, ¿quién, Hashem, sobrevivirá? Tuyo es el poder de perdonar para que te respeten. Yo miro a Hashem; espero en él; y espero en su palabra. Yo espero más a Hashem que los guardas a la mañana, más que los vigilantes al amanecer. Oh Israel, espera en Hashem; que con Hashem hay amor y gran poder de redimir. Él es quien redime a Israel de todas sus maldades.

SALMO 131

Canción de las subidas. De David. Oh Hashem, mi corazón no es orgulloso ni mi mirada altiva; no aspiro a grandes cosas ni a lo que está fuera de mi alcance; sino que he aprendido a estar contento como un niño destetado con su madre; como un niño destetado soy en mi mente. Oh Israel, espera en Hashem ahora y siempre.

SALMO 132

Canción de las subidas. Oh Hashem, acuérdate en favor de Dawid de su extrema abnegación, cómo juró a Hashem, hizo voto al Elohim de Yaaqov: “No entraré a mi casa, ni me subiré a la cama, no daré sueño a mis ojos, ni descanso a mis párpados hasta que haya encontrado un lugar para Hashem, una morada para el Elohim de Yaaqov”.  Oímos que fue en Efrat; la hallamos en los campos de Yaar. Entremos en su morada, postrémonos ante la tarima de sus pies. ¡Adelántate, Hashem, a tu lugar de reposo, tú y tu poderosa Arca! Tus sacerdotes están vestidos de triunfo; tus leales cantan de gozo. Por amor a David tu servidor no rechaces a tu ungido. Hashem le hizo a David un juramento firme que no dejará de cumplir: “Uno de tu propio fruto pondré sobre tu trono. Si tus hijos guardan mi alianza y mis decretos que les enseño, entonces los hijos de ellos también, hasta el fin del tiempo, se sentarán en tu trono”. Porque Hashem ha escogido a Tsiyón; la ha deseado para su asiento. “Este es mi lugar de reposo para siempre; aquí habitaré, porque la deseo. Bendeciré ampliamente su almacén de alimento, saciaré a sus necesitados de pan. Vestiré a sus sacerdotes en victoria, sus leales cantarán de gozo. Allí haré surgir un cuerno para David; he preparado una lámpara para mi ungido. Vestiré a sus enemigos en desgracia, mientras que sobre él brillará su corona.

SALMO 133

Canción de las subidas. De David. Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos vivan en armonía. Es como aceite fino sobre la cabeza que descendía hasta la barba, la barba de Aharón, que descendía hasta el ruedo de su vestidura; como el rocío del Jermón que desciende sobre las montañas de Tsiyón. Allí ordenó Hashem la bendición, la vida eterna.

SALMO 134

Canción de las subidas. Miren, bendigan a Hashem, todos ustedes los servidores de Hashem que están por las noches en la casa de Hashem. Alcen las manos hacia el santuario y bendigan a Hashem. Que Hashem, Hacedor de cielo y tierra, te bendiga desde Tsiyón.

SALMO 135

Alaben a Hashem ¡Alaben el nombre de Hashem; den alabanza, oh servidores de Hashem, los que están en la casa de Hashem, en los atrios de la casa de nuestro Elohim. Alaben a Hashem, porque Hashem es bueno; canten alabanzas a su nombre, porque es agradable. Porque Hashem ha escogido a Yaaqov para sí, a Israel como tesoro de su propiedad. Porque yo sé que Hashem es grande, que nuestro Adonay es mayor que todos los elohim. Todo lo que Hashem quiere lo hace en el cielo y en la tierra, en los mares y en las profundidades. Él hace subir las nubes de los confines de la tierra; hace los relámpagos para la lluvia; libera los vientos de sus depósitos. Él derribó a los primogénitos de Mitsráyim, de bestias y de hombres por igual; Envió señales y portentos contra Mitsráyim, contra el Paroh y todos sus servidores, derribó a muchas naciones y mató a muchos reyes –a Sijón, rey de los emoritas, a Og, rey de Bashán, y a toda la realeza de Kenaan– y dio sus tierras como herencia, como heredad para su pueblo Israel. Oh Hashem, tu nombre dura para siempre, tu fama, oh Hashem, por todas las generaciones; porque Hashem defenderá a su pueblo, y conseguirá una satisfacción para sus servidores. Los ídolos de la naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen bocas, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen orejas, pero no oyen, ni hay aliento en sus bocas. Los que los fabrican, todos los que confían en ellos, vendrán a ser como ellos. Casa de Israel, bendigan a Hashem; casa de Aharón, bendigan a Hashem; casa de Leví, bendigan a Hashem; ustedes que honran a Hashem, bendigan a Hashem. Desde Tsiyón sea bendecido Hashem, que mora en Jerusalén. Hallelujah.

SALMO 136

Den gracias a Hashem, porque él es bueno, su amor es eterno. Den gracias al Elohé ha’elohim, el Poderosísimo, su amor es eterno. Den gracias al Adoné ha’adonim, el Soberanísmo, su amor es eterno; al único que hace grandes maravillas, su amor es eterno; al que hizo el cielo con sabiduría, su amor es eterno; al que extendió la tierra sobre el agua, su amor es eterno; al que hizo las grandes lumbreras, su amor es eterno; el sol para dominar el día, su amor es eterno; la luna y las estrellas para dominar la noche, su amor es eterno; al que derribó a Mitsráyim mediante su primogénito, su amor es eterno; y sacó a Israel de en medio de ellos, su amor es eterno; con mano fuerte y brazo extendido, su amor es eterno; al que dividió el Mar de los Juncos, su amor es eterno; e hizo pasar a Israel a través de él, su amor es eterno; al que arrojó al Paroh y a su ejército en el Mar de los Juncos, su amor es eterno; al que condujo a su pueblo por el desierto, su amor es eterno; al que derribó a grandes reyes, su amor es eterno; y mató a poderosos reyes, su amor es eterno; a Sijón, rey de los emoritas, su amor es eterno; a Og, rey de Bashán, su amor es eterno; y dio sus tierras como herencia, su amor es eterno; una herencia para su servidor Israel, su amor es eterno. Al que se acordó de nosotros en nuestra degradación, su amor es eterno; y nos rescató de nuestros enemigos, su amor es eterno; al que da alimento a todo ser, su amor es eterno. Den gracias al Elohim del cielo, su amor es eterno.

SALMO 137

Junto a los ríos de Babel nos sentábamos, allí nos sentábamos y llorábamos, acordándonos de Tzión.  Allí sobre los sauces colgábamos nuestras arpas, porque allí nos pedían canciones nuestros cautivadores; nuestros atormentadores nos pedían diversión: “¡Cántennos una de las canciones de Tsiyón!” ¿Cómo podremos cantar una canción de Hashem en suelo extranjero? ¡Si me olvido de ti, oh Jerusalén, que pierda mi diestra su destreza; que se pegue mi lengua a mi paladar si dejo de pensar en ti, si no recuerdo a Jerusalem en mi más feliz momento! Acuérdate, Hashem, contra los edomitas, el día de la caída de Jerusalén; cómo gritaban ellos: “¡Arrásenla, arrásenla hasta los fundamentos!” Hermosa Babel, depredadora, feliz el que te pague por lo que nos hiciste; feliz el que coja tus infantes y los estrelle contra las rocas.

SALMO 138

De David. Te doy gracias con todo mi corazón, te canto alabanzas delante de los elohim; me postro hacia tu santo templo y doy gracias a tu nombre por tu amor y tu fidelidad, porque has exaltado tu nombre y tu palabra sobre todo. Cuando te llamé, tú me respondiste, me inspiraste valor. Todos los reyes de la tierra te alabarán, Hashem, porque han oído las palabras que hablaste. Cantarán de los caminos de Hashem: “¡Grande es la majestad de Hashem!” Aunque es tan alto Hashem, mira al humilde; es sublime, pero percibe de lejos. Aunque ande yo entre enemigos, tú me preservas frente a mis adversarios; extiendes tu mano; con tu diestra me libras. Hashem ajustará cuentas por mí. Oh Hashem, tu amor es eterno; no desampares la obra de tus manos.

SALMO 139

Para el director. De David. Alabanza. Oh Hashem, tú me has examinado y me conoces. Cuando me siento o me levanto tú lo sabes; tú disciernes de lejos mis pensamientos. Tú observas mi andar y mi descansar, y estás al tanto de todos mis caminos. Aún no está la palabra en mi lengua, cuando tú, Hashem la conoces bien. Me cercas por detrás y por delante; y pones sobre mí tu mano. Eso está más allá de mi conocimiento; es un misterio; no puedo comprenderlo. ¿A dónde podré escapar de tu espíritu? ¿A dónde podré huir de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás tú; si bajo a la Fosa, allí estás también. Si tomo alas con el alba para ir a descansar en el horizonte occidental, aún allí me guiará tu mano, me sostendrá tu diestra. Si digo: “Ciertamente la oscuridad me ocultará, la noche me cubrirá”, la oscuridad no es oscura para ti; la noche es tan clara como el día; la oscuridad y la luz te son lo mismo. Fuiste tú quien creó mi conciencia; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo, porque estoy hecho de manera asombrosa y maravillosa; tu obra es maravillosa; lo sé muy bien. Mis huesos no te eran ocultos cuando fui formado en lugar secreto, entretejido en las interioridades de la tierra. Tus ojos vieron mis miembros en formación; estaban todos registrados en tu libro; a su debido tiempo se formaron, hasta el último de ellos. ¡Cuán preciosos me parecen tus pensamientos, oh Elohim, cuán grande su número! Los cuento, son más que los granos de arena; termino, y aún estoy contigo. Oh Elohim, si sólo mataras al malvado ¡apártense de mí, asesinos! porque te invocan para intrigas, tus enemigos toman en vano tu nombre. Oh Hashem, tú sabes que detesto a los que te detestan, y aborrezco a tus adversarios. Siento un perfecto odio hacia ellos; los cuento como enemigos míos. Examíname, oh Elohim, y conoce mi mente; pruébame y conoce mis pensamientos. ve si hay en mí caminos malos, y guíame por el camino eterno.

SALMO 140

Para el director. Alabanza de David. Líbrame, Hashem, del hombre malo; sálvame del licencioso, cuyas mentes están llenas de tramas perversas, que planean guerra todos los días. Afilan su lengua como serpientes; veneno de araña hay en sus labios. Oh Hashem, protégeme de las garras del malvado; sálvame del hombre licencioso, que traman para hacerme caer. Los arrogantes me pusieron trampas con cuerdas; tendieron una red junto al camino; me tendieron trampas. Dije a Hashem: “Tú eres mi Elohim; presta atención, Hashem, a la voz de mi ruego. Hashem Adonay, la fortaleza que me libra, tú protegiste mi cabeza el día de la batalla. Hashem, no les concedas sus deseos a los malvados; no dejes que prospere su plan, para que no se jacten. Que las cabezas de los que me cercan se cubran con la perversidad de sus labios. que caigan brasas encendidas sobre ellos, y sean arrojados en hoyos, para nunca levantarse. Que los calumniadores no tengan lugar en la tierra; que la maldad del licencioso lo persiga hasta derribarlo. Yo sé que Hashem defenderá la causa del pobre, los derechos del necesitado. Los justos ciertamente alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia”.

SALMO 141

Alabanza de David. Yo te llamo, Hashem, apresúrate hacia mí; escucha mi clamor cuando te llamo. Acepta mi oración como ofrenda de incienso, mis manos levantadas, como sacrificio vespertino. Oh Hashem, pon un guardia en mi boca, un vigilante en la puerta de mis labios; que no se incline mi mente hacia lo malo, a practicar maldades con los malhechores; que no coma yo de sus delicias. Que me hiera el justo con lealtad, que me reprenda; que mi cabeza no rehuse tal ungüento selecto. Mis oraciones están aún contra sus malas obras. Que sus jueces resbalen en la roca, pero que se oigan mis palabras, que son dulces. Como cuando la tierra está hendida y agrietada, así están nuestros huesos esparcidos a la boca de la Fosa. Mis ojos están fijos en ti, Hashem Adonay; en ti busco refugio, no me pongas en aprietos. Protégeme de la trampa que me pongan, y de los lazos de los malhechores. Que caigan solos los malvados en sus redes, mientras yo escapo.

SALMO 142

Poema de David, mientras estaba en la cueva. Oración. Clamo en voz alta a Hashem ; en voz alta pido piedad a Hashem. Derramo delante de él mi queja; delante de él pongo mi problema cuando mi espíritu desfallece dentro de mí. Tú conoces mi camino; ellos han puesto una trampa en el camino que transito. Mira a mi derecha y observa no tengo amigos; no hay nadie a quien acudir, nadie se ocupa de mí. Así que clamo a ti, Hashem; digo: “Tú eres mi refugio, todo lo que tengo en la tierra de los vivos”. Escucha mi clamor, que estoy muy abatido; sálvame de mis perseguidores, que son muy fuertes para mí. Libérame de la prisión, para dar gracias a tu nombre. Los justos se alegrarán conmigo, por tus tratos bondadosos para conmigo.

SALMO 143

Alabanza de David. Oh Hashem, oye mi oración; atiende mi petición, que tú eres fiel; respóndeme, que eres benévolo. No entres en juicio con tu servidor, que delante de ti ninguna criatura tiene razón. Mi adversario me persiguió; me postró hasta el suelo; me hizo morar en tinieblas como los que hace mucho que murieron. Mi espíritu desfallece dentro de mí; mi mente quedó desolada de terror. Entonces recuerdo los días de antaño; repaso todas tus obras, recuento las obras de tus manos. Extiendo mis manos hacia ti, suspirando por ti como tierra sedienta. Respóndeme pronto, Hashem; mi espíritu no aguanta más. No escondas tu rostro de mí, o vendré a ser como los que bajan al pozo. Déjame oír de tu fidelidad por la mañana, porque en ti confío; hazme saber el camino en que debo andar, pues en ti he puesto mi esperanza. Sálvame de mis adversarios, Hashem; en ti busco escondite. Enséñame a hacer tu voluntad, que tú eres mi Elohim. Que tu espíritu compasivo me guíe por terreno llano. Por tu nombre, Hashem, presérvame; tú que eres benévolo, líbrame de angustia. Tú que eres fiel, acaba con mis adversarios; destruye a todos mis enemigos mortales, que yo soy tu servidor.

SALMO 144

De David. Bendito sea Hashem, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, mis dedos para la guerra; mi fiel, mi fortaleza, mi refugio y mi libertador, mi escudo, en quien me refugio, el que me sujeta pueblos. Oh Hashem, ¿qué es el hombre para que te ocupes de él, el ser humano para que pienses en él? El hombre es como un aliento; sus días son como sombra pasajera. Oh Hashem, inclina tu cielo y baja; toca las montañas y humearán. Lanza relámpagos y dispérsalos; dispara tus flechas y hazlos huir. Extiende tus manos desde lo alto; rescátame, sálvame de las impetuosas aguas, de la mano de los extranjeros, cuyas bocas hablan mentiras, y cuyos juramentos son falsos. Oh Elohim, te cantaré una canción nueva, te entonaré una alabanza con el arpa de diez cuerdas, a ti que das victoria a los reyes, que rescatas a tu servidor David de la espada mortal. Rescátame, sálvame de mano de los extranjeros, cuyas bocas hablan mentira, y cuyos juramentos son falsos. Porque nuestros hijos son como plantas, bien cuidados en su juventud; nuestras hijas son como piedras angulares labradas para adornar un palacio. Nuestros almacenes están llenos, suministran productos de todas clases; nuestros rebaños suman millares, aun miríadas, en nuestros campos; nuestro ganado está bien cuidado. No hay daños ni pérdidas, ni lamentos en nuestras calles. Feliz el pueblo a quien le va así; feliz el pueblo cuyo Elohim es Hashem.

SALMO 145

Canción de alabanza. De David. Te ensalzaré, mi Elohim y rey, y bendeciré tu nombre por siempre jamás. Cada día te bendeciré y bendeciré tu nombre para siempre jamás. Grande es Hashem y muy aclamado; su grandeza no se puede escrutar. Una generación alabará tus obras a la otra y declarará tus poderosos actos. La gloriosa majestad de tu esplendor y tus actos maravillosos recitaré. Hablarán del poder de tus tremendas obras, y relatarán tu grandeza.Celebrarán tu abundante bondad, y cantarán gozosamente de tu benevolencia. Hashem es generoso y compasivo, lento para la ira y abundante en bondad. Hashem es bueno con todos, y su misericordia está sobre todas sus obras. Todas tus obras te alabarán, oh Hashem, y tus fieles te bendecirán. Hablarán de la majestad de tu reinado, y hablarán de tu fortaleza, para dar a conocer Sus poderosos actos entre los hombres y la majestuosa gloria de su reinado. Tu reinado es un reinado eterno; tu dominio es para todas las generaciones. Hashem sostiene a todos los que caen, y hace pararse derechos a todos los agobiados. Los ojos de todos te miran con expectación, y tú les das su alimento en su tiempo. Les das a manos llenas, satisfaciendo el deseo de toda criatura. Hashem es benévolo en todos sus caminos y fiel en todas sus obras. Hashem está cerca de todos los que lo llaman, de todos los que lo invocan con sinceridad. Él cumple los deseos de los que lo honran; oye su clamor y los libra. Hashem protege a todos los que lo aman, pero a todos los malvados los destruirá. Mi boca declarará la alabanza de Hashem, y todas las criaturas bendecirán su santo nombre para siempre jamás.

SALMO 146

Aleluya. ¡Alaba a Hashem, vida mía! Alabaré a Hashem toda mi vida, le entonaré alabanzas a mi Elohim mientras yo exista. No confíes en los grandes, en el ser humano que no puede salvar. Su aliento sale; él vuelve al polvo; en ese día sus planes quedan en nada. Feliz es aquel cuya ayuda es el Elohim de Yaaqov, cuya esperanza está en Hashem su Elohim, Hacedor de cielo y tierra, del mar y todo lo que hay en ellos; que se mantiene fiel para siempre; que hace justicia a los oprimidos, da alimento al hambriento. Hashem liberta a los prisioneros; Hashem restaura la vista a los ciegos; Hashem hacer pararse derechos a los agobiados; Hashem ama a los justos; Hashem protege a los extranjeros; le da valor al huérfano y a la viuda, pero hace tortuosa la senda de los malvados. Hashem reinará para siempre, tu Elohim, oh Tsiyón, por todas las generaciones. Aleluya.

SALMO 147

Alaben a Hashem, porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Elohim; es agradable cantar gloriosa alabanza. Hashem reedifica a Jerusalén; congrega a los exiliados de Israel. Él sana sus quebrantados corazones, y venda sus heridas. Él cuenta el número de las estrellas; y da su nombre a cada una. Grande es Hashem y lleno de poder; su sabiduría es infinita. Hashem les da valor a los humildes, y echa por tierra a los malvados. Canten a Hashem una canción de gratitud, entonen alabanza con el arpa a nuestro Elohim, que cubre el cielo con nubes, provee lluvia para la tierra, hace crecer la hierba en las montañas; que da a las bestias su alimento, a las crías del cuervo lo que piden. No premia la fuerza del caballo, ni valora la rapidez del hombre; Hashem valora a los que lo honran, a los que dependen de su fiel cuidado. ¡Oh Jerusalén, glorifica a Hashem; alaba a tu Elohim, oh Tzión! Porque él fortaleció las trancas de tus puertas, y bendijo a tus hijos en medio de ti. Él le otorga a tu territorio el bienestar, y te satisface con trigo selecto. Él envía su palabra a la tierra; su mandato corre veloz. Da la nieve como lana, derrama la escarcha como ceniza. Arroja su granizo como migajas ¿quién puede soportar su fría helada? Envía su mandato y los derrite; sopla, y fluyen las aguas. Él le envía su mandato a Yaaqov, sus estatutos y reglas a Israel. No hizo así con ninguna otra nación; de tales reglas no saben nada. Aleluya.

SALMO 148

Aleluya. Alaben a Hashem desde los cielos; alábenlo en las alturas. Alábenlo, todos sus mensajeros, alábenlo, todas sus huestes. Alábenlo, sol y luna, alábenlo, todas las brillantes estrellas. Alábenlo, oh altísimos cielos, y ustedes aguas que están sobre el cielo. Que alaben el nombre de Hashem, porque fue él quien mandó que fueran creados. Los hizo durar para siempre, estableciendo un orden que nunca cambiará. Alaben a Hashem, ustedes que están sobre la tierra, todos los monstruos marinos y profundidades oceánicas, fuego y granizo, nieve y humo, viento tempestuoso que ejecuta su mandato, montañas y colinas, árboles frutales y cedros, bestias salvajes y domésticas, reptiles y aves aladas, reyes y pueblos de la tierra, príncipes de la tierra y sus jueces, jóvenes y muchachas por igual, viejos y jóvenes juntos. Que alaben el nombre de Hashem, porque su nombre, y sólo el suyo, es sublime; su esplendor cubre cielo y tierra. Él ha exaltado el poder de su pueblo para gloria de todos sus fieles, de Israel, el pueblo a él cercano. Aleluya.

SALMO 149

Aleluya. Canten a Hashem un cántico nuevo, sus alabanzas en la congregación de los fieles. Alégrese Israel en su Hacedor; que los hijos de Tzión se gocen en su rey. Que alaben su nombre con danza; con pandero y arpa cántenle alabanzas. Porque Hashem  se deleita en su pueblo; él adorna al humilde con victoria. Que los fieles se alegren en su gloria; que griten de gozo en sus camas, con elogios a Elohim en sus gargantas y espadas de dos filos en sus manos, para darles su merecido a las naciones, su castigo a los pueblos, para apresar a sus reyes con grillos, a sus nobles con cadenas de hierro, para ejecutar el juicio decretado contra ellos. Esta es la gloria de todos sus fieles. Aleluya.

SALMO 150

Aleluya. Alaben a Elohim en su santuario; alábenlo en el firmamento, su fortaleza. Alábenlo por sus proezas; alábenlo por su excelente grandeza. Alábenlo a son de trompeta; alábenlo con salterio y arpa. Alábenlo con pandero y danza; alábenlo con cuerdas y flauta. Alábenlo con címbalos resonantes; alábenlo con címbalos estruendosos. Que todo lo que respira alabe a Hashem. Aleluya.