El Shabbat es un espacio sagrado, completamente espiritual, que comienza al anochecer del viernes y se extiende hasta el sábado por la noche. Este día tiene una relevancia profunda para quienes buscan un cambio real en su vida, ya que el Shabbat es una puerta directa hacia la luz y la plenitud. Es el cuarto mandamiento divino, un pacto eterno que nos recuerda que el universo fue creado en seis días, y el séptimo es un día de descanso, consagrado a la conexión con lo divino.
El mandamiento dice: “Recuerda el día de Shabbat, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor; pero el séptimo día es Shabbat para el Eterno, tu D’s; no harás ninguna labor, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tus bestias, ni el extranjero que está dentro de tus puertas. Pues en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó en el séptimo día. Por tanto, bendijo el Eterno el día de Shabbat y lo santificó” (Éxodo 20:8-11).
En este mandamiento encontramos una verdad profunda: guardar el Shabbat trae bendiciones directas de D’s. No es solo un día de descanso, sino un recordatorio del exilio y la liberación de Egipto, una celebración de nuestra libertad y un momento de gratitud hacia el Creador por los milagros que permitieron nuestra redención. Es un portal que nos conecta con la energía de la creación misma.
Según los sabios, todos los viernes al anochecer, 2 ángeles descienden a la tierra y recorren cada hogar. Estos ángeles, uno de luz y otro de oscuridad, traen consigo bendiciones o maldiciones, dependiendo del estado espiritual del hogar. Si la vela de Shabbat está encendida, el ángel de luz bendice, y el ángel de oscuridad, obligado por las leyes divinas, debe decir “amén” a la bendición. Si no está encendida, ocurre lo contrario, el ángel de oscuridad maldice, y el de luz se ve forzado a confirmar esa maldición. Este ritual es mucho más que un simple gesto; es un reflejo directo de lo que atraeremos a nuestra vida cada semana.
El Shabbat es, en su esencia, una oportunidad de elección constante. D’s nos da el libre albedrío para decidir si queremos recibir bendiciones o maldiciones, si caminamos hacia la luz o nos dejamos envolver por la oscuridad. El encendido de la vela no solo ilumina el espacio físico, sino que establece una conexión profunda con la energía cósmica de la creación, trayendo claridad, paz y abundancia.
La ofrenda de Shabbat es una práctica central para quienes desean vivir en armonía con esta energía divina. Es un compromiso que abre un espacio privilegiado donde podemos encontrarnos con D’s de manera íntima y personal. Las bendiciones se hacen tangibles, y con el tiempo, se puede notar cómo las semanas se vuelven más fluidas y llenas de luz. Si realmente deseás ver un cambio en tu vida, te invitamos a unirte a esta poderosa práctica.
Si querés sumarte al encendido grupal de la ofrenda de Shabbat, comunicate por WhatsApp.