El árbol sefirótico es la base del Universo y de nuestra vida. Entendiendo este esquema, entenderemos cómo vivimos y por qué. Dentro de este, están las emanaciones de Luz que disponemos para vivir mejor y alcanzar nuestra evolución.
En el esquema podemos ver los pilares, las esferas y los senderos. Cada uno de ellos representa una energía particular.
PILARES Rigor: Representa lo femenino, lo pasivo. Misericordia: Representa lo masculino y lo activo. Equilibrio: Representa la armonía y la unión entre los extremos.
SEFIROT Keter: Representa la espiritualidad. El impulso Jojmá: Representa la sabiduría. La idea. Biná: Representa el entendimiento. La inteligencia. Jesed: Representa el amor. La bondad. Gevurá: Representa la voluntad. La fe. Tiferet: Representa la verdad. La justicia. Netzaj: Representa la victoria. Las emociones. Hod: Representa el esplendor. Los pensamientos. Yesod: Representa el fundamento. Los sentimientos. Maljút: Representa el reino. El efecto. Daat: Representa el conocimiento. El bien y el mal.
Este árbol es llamado también el árbol de la vida, porque allí se encuentran todos los secretos de la eternidad y el poder. Es por esto que los grandes cabalistas no revelaban sus secretos, ya que todos sabemos que conocimiento es poder. Así mismo, aunque uno tenga todo el conocimiento de la Creación, debe saber cómo aplicarlo en la vida, sino estaríamos en la misma situación de ignorancia, o incluso peor.
Son las mismísimas emanaciones divinas, por eso es que cada Sefirat representa una energía distinta. El conjunto de estas energías representan el corazón de D’s. Por ello también decimos que los Arcángeles y Ángeles son emociones positivas o negativas de D’s. Todo tiene su dualidad. Así como en la Kabbalah que practicamos hacemos luz, también existe la Kabbalah oscura. Si no sabemos plasmar estos atributos de forma positiva, vamos a estar manifestando energía negativa. Oscuridad en su máximo exponente.
El camino de Luz es un camino largo pero placentero. Tendremos pruebas en las cuáles tal vez sintamos la muerte o un dolor inmenso, pero esto nos dice lo que está plasmado en la Torá y es que “D’s nunca nos pondrá una prueba que no podamos superar”. Aquí el sufrimiento tiene que ser necesario para que hagamos luz a partir de la oscuridad que hay alrededor nuestro. Cuando conseguimos un deseo de luz, perdura en el tiempo, porque el estudio de Torá nos enseñará cómo mantenerlo con el pasar de los días. En cambio, si transitamos un árbol oscuro, todo lo que se llegase a lograr, no perdurará.
Cuando hablamos de los ángeles, sin importar su jerarquía, estamos hablando del conocimiento de D’s. De esta forma hasta lo más insignificante representa una parte de su conocimiento, por lo cual cada tema espiritual o mundano, merece el mayor cuidado y respeto de nuestra parte, por ser parte de Su creación.
Este conocimiento se encuentra plasmado en la Torá, y explicado por medio de la Kabbalah en dos secciones, kabbalah Bereshit, que es la explicación de las leyes de la Creación y la Kabbalah Merkabá, que es la explicación del carro de fuego, en cuyo lugar se apoya el Trono de D’s, y su constitución está formada por ángeles, de aquí nacen las jerarquías angélicas, que bien explicadas están en la Torá cuando relata:
“De modo que arrojó al hombre, y colocó al este del jardín de Edén los querubines y una espada llameante que daba vueltas, para guardar el camino al árbol de la vida” (Génesis 3:24).
Ésta es la parte de la Kabbalah que nos dice cómo acercarnos a D’s.
Los Querubines cuidan la parte creativa natural de la mente inconsciente, lugar donde se deposita la divinidad. Porque la divinidad de D’s es iluminada desde este lugar, razón por la cual en kabbalah se le denomina El Creador. La espada llameante que daba vueltas, refiere al alma que habita en el corazón del ser humano. Estos son los elementos que separan al Ser de la sabiduría de D’s, el equilibrio en el intelecto y en la emoción. Pero para poder lograr este equilibrio, es necesario conocer las leyes de la Creación, explicada sintéticamente en los 10 mandamientos y en los 613 preceptos que enseña la Torá.
Por lo tanto, la Kabbalah Bereshit y la Kabbalah Merkabá, no pueden ir separadas porque forman un solo cuerpo indivisible que no pueden ser separados de la Torá por ser la raíz de su existencia.
Así queda constituida la trinidad inferior de D’s, la trinidad que habita en la tierra, y ésta es unida por la trinidad Superior por medio de una escalera celestial que está formada por ángeles. La famosa escalera de Iakov.
Para poder acceder a un ángel de D’s, es necesario aceptar y entender que este mundo se rige por Su voluntad y los ángeles fueron creados para que esa Voluntad sea respetada por nosotros.
Por medio de sus enseñanzas, nosotros asimilamos la Voluntad del Creador para convertirla en voluntad propia. Éste es el verdadero propósito del camino espiritual y el fin por el cual los ángeles fueron creados. Los ángeles de D’s fueron creados para hacer prevalecer la justicia Divina en este mundo.
Éste es el primer concepto que debemos aceptar para construir el acceso a la escalera celestial. El otro concepto que debemos comprender es la función del ser humano, que no vino a este mundo a hacer lo que se le da la gana, sino que vino a manifestar las enseñanzas del Creador por medio de la procreación, y no se refiere a procreación física, sino criar gente en base de la Torá, hacerla partícipe.
Es lo que tratan de transmitir los Arcángeles de éste Árbol, hacer prevalecer esta consciencia en los Seres, la conciencia que fue depositada a Adam. Por esto es que no tenemos acceso a nuestra mente inconsciente, de lo contrario la Voluntad de D’s sería deformada y D’s dejaría de existir en este mundo para siempre.